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And the winner is… Jorge Gago, de A Maceta. Un chef de Caldas de Reis (1988) que dejó su trabajo como agente forestal para centrarse en el mundo de los fogones, que resultaron su auténtica pasión. Desde hoy ostenta el cetro de Cociñeiro Novo 2017, un galardón organizado por el Fórum Gastronómico que tiene lugar estos días en la capital herculina.
Gago fue seleccionado junto con otros cuatro finalistas –Adrián Felípez, de Miga (A Coruña), Carlos Pérez (Hokuto, A Coruña), Dani López (O Camiño do Inglés, Ferrol) y Álvaro Fuentes (Taberna Meloxeira, O Grove)- por un jurado de expertos del sector. Todos ellos han elaborado recetas en directo en el recinto del Fórum, en A Coruña. Sin embargo, el premio de Jorge Gago le ha llegado por votación popular, realizada a través del periódico La Voz de Galicia hasta el pasado 8 de marzo.
Este joven chef lleva relativamente poco -ocho meses- al frente de A Maceta, un local situado en la calle de San Pedro, en Santiago, aunque antes ya pasó por las cocinas de A Curtidoría (Santiago de Compostela), A Estación de Cambre (Cambre, A Coruña) y Manso (Santiago). En A Maceta, un antiguo aserradero transformado en tres ambientes con una terraza interior que hace las delicias de sus clientes, sobre todo en verano, Gago apuesta por una cocina muy de producto, tanto local como extranjero, pero siempre con el denominador común de la calidad extrema. Innova y mueve sin complejos sus propuestas por diferentes corrientes, desde la más latina hasta la asiática.
A Maceta combina tapas con raciones y un menú de entresemana a 12 euros que hace las delicias de quienes petan el local. Allí se respira relax, dicen, y se disfruta de una carta muy fresca, variada y en constante movimiento. Las sorpresas, siempre, son de agradecer.
"Los cocineros no somos dioses", dijo Gago durante la preparación del plato en directo ante todos los asistentes, mientras insistía en el peso que tiene la opinión de todos, especiamente del cliente, en su local. "Al concepto final llegamos a través de todos". Dios o no, lo cierto es que recogió su premio visiblemente emocionado. Hace tan solo dos años, cuando estaba en el Manso, vino al Fórum a ver a su jefe -el joven chef Alberto Lareo- y ya le parecía un sueño. Hoy, imagínense llevarse el premio debajo del brazo.