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Comida a domicilio en Washington DC: César Mayorga (paella, apertura)

La cocina española para llevar triunfa en Washington D.C.

Las paellas, empanadas y chipirones que enamoran a los washingtonianos

Actualizado: 19/05/2020

Paella, chipirones en su tinta, pimientos del piquillo, empanadas gallegas, albóndigas o arroz con leche son algunos de los platos, con sello español, son habituales para pedir a domicilio en Washington DC y sus alrededores. Y todo ello a pesar de que Estados Unidos es un país en el que no es habitual cocinar en casa, consumir productos frescos o disfrutar del puchero a fuego lento.
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El sentido híper práctico de la vida y la falta de cultura gastronómica de los ciudadanos norteamericanos les hace pensar que el tiempo pasado en la cocina es un tiempo malgastado. Por eso consumen habitualmente grandes cantidades de comida ya precocinada, comprada en los supermercados, y encargan comida en los restaurantes para que se la lleven a domicilio y tomarla en casa. Es el famoso take away o delivery.

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Así que en tiempo de coronavirus, en el que todos hemos tenido que confinarnos en casa y pasar encerrados más tiempo del que nos gustaría, el recurso para no tener que cocinar, más de lo habitual incluso, ha sido el incremento de los pedidos de comida rápida. Y es que los hábitos gastronómicos, y culturales en general, no cambian de la noche a la mañana.

Todo esto ha dado lugar al caldo de cultivo perfecto para que un grupo de personas, algunas por necesidad y otras por capacidad de emprendimiento, haya tenido la misma idea: ¿por qué no ofrecer un menú casero, de producto tradicional español, asequible al bolsillo –fundamental en época de crisis– y sano para el cuerpo?

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Gracias a César, Carmen y Gloria, entre otros, ha surgido una nueva oferta de comida de calidad en el distrito de Columbia, Maryland y Virginia –DC y su zona metropolitana–, basada en platos españoles de toda la vida, que quizá consiga cambiar la forma de alimentarse de muchas personas. En estos momentos, ninguno de ellos da abasto para atender sus pedidos. Alguno ya era conocido antes en la ciudad por su producto, otros acaban de desembarcar en el sector y otros, simplemente, se han reinventado. De cualquier manera, su buen hacer y el boca a boca está haciendo que se consoliden con sus respectivos negocios.

1. Gloria’s kitchen: una cocina con sabor humanitario

Gloria Muñoz, española nacida en León, llegó a esta ciudad hace casi dos años. Después de mucho tiempo en el sector humanitario -trabajando para Unesco o Cruz Roja-, cuando se instaló aquí decidió dedicarse a su pasión creando 'Gloria’s Kitchen'. "Era algo que siempre he querido hacer para compartir los sabores de las culturas, especialmente mediterráneas, que he ido conociendo en mi antigua profesión", señala. Su experiencia de vida en países como Líbano, Francia, Italia o Marruecos, entre otros, la hizo enamorarse de las técnicas aprendidas en esos países y conjugarlas con las adquiridas en la cocina con su abuela, en España.

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A pesar de su formación en Ciencias Políticas, el paso por algunas escuelas de cocina como el Cordon Bleu, de París, confirmó la pasión por la cocina a Gloria, que al llegar a Washington tuvo claro que iba a apostar por los fogones como forma de ganarse la vida. Hasta que llegó la pandemia. "Durante estos últimos meses he tenido que modificar mi forma de trabajo y, puesto que ahora es más difícil hacer de chef a domicilio, he creado unos menús para llevar que, dependiendo de la zona, puedo entregar personalmente", añade.

Gloria ofrece menús de comida o cena (con entrada, plato principal y postre), brunch (mermeladas y pan casero, una extensa variedad de bizcochos a elegir y emparedados) y una opción de comida o cena en formato tapas. También propone un menú de pícnic que contiene una selección de bocadillos, ensaladas variadas, panes y algo dulce. Los precios oscilan de 25 a 40 dólares, por persona, dependiendo del tipo de encargo y de las materias primas, con un mínimo de dos personas.

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Entre sus platos más demandados se encuentran los pimientos del piquillo rellenos de gambas, las empanadillas de atún y también la versión vegetariana de puerros y zanahoria. Pero también podemos encontrar otras opciones como una Noche de tapas, con platos como pastel de pescado y gambas, pulpo con su puré de patata, almejas a la marinera, tigres o chorizo al vino.

2. Chef César Mayorga: menú de taberna en tu casa

César Mayorga es un chef colombiano formado en el Colegio de Gastronomía Gato Dumas de Buenos Aires (Argentina), y en la Escuela Superior de Hostelería de Sevilla. Ha trabajado siempre en este sector y ha dirigido las cocinas de algunos de los mejores restaurantes de Washington, como 'La Taberna del Alabardero', todo un clásico en la ciudad.

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Tras cinco años viviendo en DC, en esta época de crisis además de seguir con su trabajo de chef en otro restaurante, César se ha reinventado con un menú de comida a la carta que entrega a domicilio, especialmente los fines de semana. El éxito ha sido tan grande que casi le ha pillado por sorpresa. "Nunca imaginé que llegaría a tener la demanda que estoy teniendo", dice.

Sus platos más solicitados son el arroz negro (que acompaña de alioli), la empanada gallega de carne y el arroz con leche. Sus menús son seguidos por los clientes a través de sus cuentas de Instagram (@chefcesarmayorga) y Facebook, "donde la gente puede ver lo que hago y las actualizaciones de los cambios que realizo cada semana", señala.

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Y es que César Mayorga tiene un menú básico con precios que van desde los 10 a los 19 dólares cada plato, por persona (con raciones generosas), y otras opciones "especiales" que incluyen ofertas para el Día de la Madre y otras festividades. Si tenemos en cuenta que el menú de cualquier cadena de hamburguesas (en esta zona del país que es más cara) está en torno a los 15-20 dólares por persona, es fácil de entender el éxito de esta iniciativa.

3. 'Jarana Spanish food': 'Catering' tradicional español

Carmen Argumosa estudió Publicidad y sacó unas oposiciones al Ministerio de Economía para tener una alternativa laboral más estable. Pero el hecho de tener que mudarse con su familia a Bruselas la dio la posibilidad de disponer de tiempo libre para cultivar su amor por la cocina. Y tanto lo cultivó que acabó especializándose en la producción de yemas de Santa Teresa y, gracias a una socia japonesa, comercializándolas por el país nipón durante dos años.

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A su vuelta a Madrid, tras el éxito de su primera incursión en los fogones, decide compaginar su trabajo con la formación en la Escuela de Cocina Alambique de Madrid. Allí, aunque comenzó como estudiante, acabó como pinche de los profesores y finalmente como profesora titular. Ese fue el punto de no retorno que la llevó a dedicarse a la cocina para siempre.

Hace seis años llegó a Washington y apostó por poner su propio negocio de catering, 'Jarana Spanish Food', centrado en comida tradicional española. Carmen cuenta que, para llegar hasta donde ella está, tuvo que empezar dando clases, ya que era en lo que mas experiencia tenía. "No conocía el negocio del catering pero disponía de tiempo libre así que lo vi como una oportunidad. Empecé en una cocina con una isla a la que incorporé una mesa supletoria, ahí ya podía reunir a 10 personas. Me especialicé en platos tradicionales españoles como el cordero guisado, el cocido madrileño, los buñuelos de viento o la tarta de Santiago".

Sin embargo, su verdadera especialidad son los roscones de Reyes. Cuenta que "en algunas navidades he llegado a hacer 130 roscones, yo sola, que me solicitaban en instituciones como el Banco Mundial o la Embajada Española. Gustaban tanto que di un curso de roscones al equipo de repostería de José Andrés y acabé vendiéndole la receta", dice del cocinero español afincado en Washington que ha creado un imperio gastronómico y es el pionero de la divulgación de la comida española a través de sus restaurantes.

Carmen, que difunde sus platos a través del boca a boca y de su cuenta de Instagram, añade que la demanda de comida española en estas fechas está justificada porque "durante el confinamiento mucha gente ha descubierto que hay que cocinar y que no puedes estar todo el día comiendo precocinada. Los americanos, en general, aman España y nuestra comida. No están acostumbrados a cocinar, pero les gusta la buena cocina".

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Quién sabe si este puede ser el comienzo de una revolución gastronómica a base de guisos, tapas y arroces. Al fin y al cabo, una de las maneras con las que nuestras abuelas combatían las enfermedades de antaño era con un buen caldo. Quizá estemos ante la mejor manera de combatir el virus.

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