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Naútico San Vicente

‘Náutico de San Vicente do Mar’ (O Grove, Pontevedra)

Un templo musical en chanclas

Actualizado: 26/08/2021

Fotografía: Fuco Reyes

Tanto puedes encontrarte a Ivan Ferreiro en la barra como a Jorge Drexler tocando clásicos argentinos o a Pepe Solla cocinando una paella. O con todos juntos improvisando una actuación y que se le sumen Leiva, Coque Malla y Lori Meyers en el escenario porque están todos pasando allí las vacaciones. En el 'Náutico de San Vicente do Mar' (O Grove, Pontevedra) todo es posible, es punto de encuentro de artistas, de cocineros y de amantes de los lugares con un aura especial.
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“El mayor de mis estímulos es poder dar a la gente que viene momentos especiales, felices”. Es la filosofía vital de Miguel de la Cierva y lleva 29 veranos trasladándola al ‘Náutico de San Vicente do Mar’ (O Grove, Pontevedra). Lo rescató del abandono de un club náutico frustrado y de años encadenando poco exitosos chiringuitos de playa y bares de copas. A fuego lento lo convirtió en lo que es hoy, un auténtico templo musical en el que cada verano suspiran por tocar los artistas más consagrados del panorama musical español.

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¿El secreto? “He tenido la gran suerte de pensar siempre en la experiencia que tenían no solo los clientes, también los artistas”. Miguel de la Cierva tiene su propio pasado musical como guitarrista del grupo Los Limones y grandes amigos artistas, de modo que “siempre he pensado en qué me gustaría a mí como músico o como técnico de sonido” y ha cuidado la acústica, el equipamiento técnico y los instrumentos “para que sea muy cómodo para venir a tocar”.

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La clave está en la empatía y en el ambiente. Sobre todo en el ambiente. Este verano ha sido reconocido con un Solete Guía Repsol por esa energía contagiosa que hace que, nada más entrar en este local situado en la última playa de la urbanización de San Vicente do Mar, uno se sienta como en casa.

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La atmósfera reinante es la del punto de encuentro, ese momento de felicidad que te da el lugar en el que volver a ver a los amigos cada verano, pasar momentos inolvidables y cargar pilas. Y esto se aplica a los clientes y también a quienes se suben al escenario. Todos, sin distinción, sueñan con quedarse a vivir en A Barrosa.

La música, origen de la leyenda

Todo empezó por los músicos, que encontraban en él un cobijo al circuito musical de festivales, conciertos y salas de espectáculos, y todo lo demás llegó rodado. “En el momento en que Coque Malla, Lori Meyers, Iván Ferreiro, Leiva y otros están juntos en el escenario, porque están todos aquí pasando unos días, se daban cosas en el escenario y abajo que no se dan en ningún festival, que no se pagan con dinero”.

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Y así se fue construyendo una leyenda. Viendo compartir canciones a artistas en las antípodas musicales como Jorge Pardo e Iván Ferreiro; con un concierto en el que se subían al escenario Quique González, Leiva y Xoel López; o con el desaparecido Antonio Vega tocando dos horas de jam session o en un concierto para 150 personas. Una leyenda viva, pues año tras año se va reinventando.

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En 2019 estuvo a punto de morir de éxito, con dos conciertos diarios todo el verano que colapsaron los accesos, llenaron la playa de A Barrosa, situada al pie del local, y convirtieron la calma y el ambiente de relax en chanclas y hamacas del 'Náutico' en una atmósfera casi irrespirable. Después llegó la pandemia y una redefinición en la que apuesta por conciertos sorpresa en temporada alta en los que nunca se sabe quién tocará y, por lo tanto, se evitan las aglomeraciones y se garantiza que el público llegue buscando lo que siempre destiló el 'Náutico': buena música.

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Reconoce De la Cierva que le gustaría “que la gente pusiese el foco en la experiencia y también descubrir que puede hacer un depósito de confianza en la programación del local y descubrir artistas nuevos”, pues recuerda que el amor incondicional hacia la música se ha mantenido desde sus inicios. El local ha ido creciendo, pasó de ser tan solo un pequeño local en piedra y madera que en verano crecía con la terraza, a tener su propio estudio de grabación y un espacio anexo para los conciertos. Pero su filosofía nunca ha cambiado, con una banda sonora compuesta a base de calidad y buenas experiencias.

Un buen local en un sitio especial

“Es un lugar especial donde ocurren cosas especiales”, presume su dueño. Reconoce que el contenedor es evidente que es muy importante para haber crecido, pues es “un local grande en un sitio especialmente bonito”, pero lo que ha hecho que se haya conocido tanto “es que han pasado muchas cosas interesantes, muchas cosas grandes, cosas que incluso superaban a lo que se podía esperar del local, un buen local en un sitio especial”.

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Hoy en día proliferan los chiringuitos de estética cuidada en paisajes espectaculares y la música en vivo no falta ya en la mayoría de las playas más visitadas, pero no era así cuando hace 29 años empieza a escribirse la historia del ‘Náutico’. Antes de que todo estuviese de moda, cuando casi la totalidad de los conciertos se hacían en recintos poco amables, pabellones, locales cerrados o salas que se parecían a garajes, Miguel de la Cierva reivindicó el propio espacio como valor añadido y le funcionó.

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Aunque ahora la oferta es ilimitada, su fama rodada a cámara lenta puede más que las modas y ya nadie quiere perderse este rincón. “Lo que ofrecemos es muy simple, no mandamos a los artistas a hoteles de lujo ni les podemos invitar a mariscadas ni nada. Lo que hay es mucho cariño hacia ellos a la hora de hacer su experiencia lo mejor posible”. Se ha convertido en el lugar en el que los músicos no solo acuden a dar conciertos, sino que veranean, en el que tocan y la experiencia les recuerda por qué se metieron en la música. Y al que siempre quieren volver.

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El ‘Náutico’ ha ido envejeciendo como el buen vino y cada año marca la banda sonora del verano, que se puede escuchar en directo, frente al mar, en chanclas o tumbados en una hamaca. La filosofía la supo captar a la perfección la serie documental de Flooxer El Náutico: El refugio de los músicos, estrenada en 2019 y que recorre los 25 años de historia de este lugar de peregrinación y templo de vivencias únicas de algunos de los artistas más legendarios de la música española.

Tres Soles y un Solete

Testimonios en primera persona de algunos de los habituales en los veranos del ‘Náutico’ como Ferreiro, Xoél López, Coque Malla, Leonor Watling o De Pedro permiten empaparse del local y de su “potencia humana”. "No me gusta que digan que el ‘Náutico’ es una sala de eventos y espectáculos porque esa es una denominación empresarial, esto es un lugar de encuentro de gentes”, el lugar en el que se puede ver a Jorge Drexler tocar de manera improvisada clásicos argentinos, en el que Antonio Serrano hizo un tributo a Paco de Lucía con miembros del último sexteto que giró con él, o en el que Iván Ferreiro se pasea en chanclas.

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En contra de lo que pueda parecer, el ‘Náutico’ es mucho más que música. Este año ha sido reconocido con un Solete Guía Repsol y, dentro de esa continua reinvención, se ha aliado con Pepe Solla, que tiene tres Soles Guía Repsol en su restaurante ‘Casa Solla’. El chef es desde hace años un habitual del local en el que se le ha podido ver cocinando una paella o haciendo veladas especiales, pero este año ha dado un paso más en este maridaje y ha creado una zona gastro desde la que ofrece platos de la carta de su restaurante ‘La Radio’ de Santiago de Compostela.

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A modo de corner, ofrecerá a los asistentes a los conciertos en la Barrosa maridar música y gastronomía con un picoteo informal de entre seis y ocho platos que se irán renovando. De momento, a uno se le hace la boca agua solo de leer la carta: empanada de merluza, puerros y setas; ensaladilla de merluza picante y crema de encurtidos; perrito de papada ibérica con aromáticos; bocata de pastrami de lacón; mogote con mole verde; o tacos de costilla ibérica.

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Pepe Solla se presenta como el “cocinero residente de la zona gastro” del ‘Náutico’ y ocasionalmente se invitará a otros chefs, siguiendo el espíritu de fusionar música y gastronomía de autor que desde hace años traslada como comisario del ShowRocking Guía Repsol del Festival PortAmérica. Entre todos darán sabor a los fines de semana del verano.

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Destino todo el año

Tan solo en agosto hay programados 72 conciertos, pero el ‘Náutico’ no es solo un destino al que acudir en temporada alta. Miguel de la Cierva vive en una construcción anexa durante todo el año y, excepto en los días más duros del invierno, abre el local a sus incondicionales durante prácticamente todo el año. Para él “el invierno se hace una necesidad a medida que avanza el verano” y los últimos los ha aprovechado para impulsar proyectos que desestacionalicen el local.

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Además de promover conciertazos de Xoel López, Coque Malla o Andrés Suárez de abril a julio o en septiembre, reivindica el encanto del “local a medio gas, en su punto perfecto, con un ritmo más sosegado”, que en temporada baja o media los restaurantes y hoteles de la zona esperan al visitante sin agobios y con los brazos abiertos. Por ello ha puesto en marcha una residencia de artistas para todo el año, un proyecto rompedor con un magnetismo y una personalidad increíbles.

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Concebida como una aldea en el sentido conceptual -un grupo de casas o volúmenes habitables dentro de una misma finca- está pensada como una extensión del ‘Náutico’ a apenas tres minutos coche, un lugar de convivencia y creación en el que dar rienda suelta a nuevos proyectos que complementen el microcosmos particular de este Solete al que siempre querrás volver.

'NÁUTICO DE SAN VICENTE' - Playa de la Barrosa, s/n. San Vicente do Mar, O Grove, Pontevedra. Tel 986 73 82 20.

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