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Una bodega de vino a domicilio, abierta por el murciano José González en el año 1925, a la que llamaban “la rinconada de Pepe” por hacer esquina, fue el inicio de este icónico restaurante. Su sobrino Raimundo González se incorporó tiempo más tarde para ayudar con el reparto del vino, pero la pasión de éste por la restauración le llevó a ir añadiendo servicios hasta revolucionar el negocio y acabar situándolo en el mapa gastronómico internacional en los años 70.
Primero fueron las tapas que servía sobre unos viejos barriles que hacían la función de mesa. De esta manera, Raimundo empezó a cocinar tortilla de patatas y ollica de michirones. Un año después instaló una barra fabricada con una lápida (¡recursos no le faltaban!). Más tarde, tío y sobrino mandaron construir habitaciones y ampliaron el bar, donde dieron su primer gran banquete para 500 personas.
El carácter visionario de Raimundo, aportando toques europeos a su cocina y al local, diferenciado por tener una de las primeras cocinas vistas de España, le llevó a conseguir una estrella Michelin, la primera de la región. Desde entonces han sido varias las personalidades que se han sentado a las mesas del 'Rincón de Pepe', entre ellas Orson Welles o Hemingway. “En el 'Rincón de Pepe' hemos dado de comer a todo el mundo”, ha comentado Raimundo en alguna ocasión.
Desde 1997, el histórico restaurante es propiedad de Grupo Orenes, empresa dedicada al ocio y la restauración que siempre ha apostado por la cocina de vanguardia sin dejar de incorporar productos de primera calidad como el caviar o la ostra Gillardeau, de la popular casa francesa reconocida por cultivar las mejores del mundo.
Al cruzar las puertas del restaurante, lo primero que llama la atención es su amplia cocina de 300 metros cuadrados abierta hacia los comensales a través de una enorme cristalera. Un jardín vertical con plantas preservadas preside una de las paredes de la sala principal aportando luminosidad y color al sobrio espacio. Si con cada bocado uno no consigue evadirse entre texturas y sabores, ante el decorado vegetal seguro que lo consigue.
Desde el año 2008, el 'Rincón de Pepe' está capitaneado por el chef Ginés José Nicolás -Nico-, gran embajador de la gastronomía murciana contemporánea. Sus platos son capaces de conectar todos los sentidos por medio de productos de la huerta y del mar que los proveedores de la región suministran al restaurante a diario.
“Defino mi cocina como tradicional, aunque con algunos toques innovadores e internacionales”, afirma el chef, quien ha descubierto en sus viajes a Tailandia y México una gran variedad de aromas y sabores. “Me gusta jugar con lo que aprendo fuera, pero manteniendo la esencia murciana”. Ejemplo de ello son los langostinos tempurizados con salsa sriracha que se comen envueltos en una hoja de lechuga para impresionar con “ese contraste de calor y frío”.
Nico recuerda sus vacaciones de infancia ayudando a sus abuelos en los restaurantes que regentaban en Torrejón de Ardoz (Madrid). Y con esos recuerdos termina de transmitir la enorme pasión que siente por los fogones. Su pasado se fusiona con el presente para seguir adaptándose a los tiempos y a las nuevas técnicas, pero siempre teniendo como base las recetas y platos de los primeros años del 'Rincón de Pepe', como la ensaladilla rusa marinera, la paletilla de cabrito a la murciana o la cazuelita de berenjenas a la crema con gamba roja y jamón ibérico.
Tal y como ya se distinguía la cocina de Raimundo, son recetas apoyadas en la aclamada huerta murciana y con mucho acento mediterráneo, porque para Nico es fundamental el producto de calidad, maridado, como no podía ser de otra manera, con vinos de Jumilla. También se sirve de otros productos privilegiados, procedentes, eso sí, de proveedores de la región, abriendo con aperitivos como el jamón ibérico de bellota, la anchoa del Cantábrico y las aclamadas ostras francesas.
“Para nosotros es muy importante el trato directo con el agricultor e incluso tenemos una finca en la que plantamos productos de temporada”. La mejor materia prima habla por sí sola a través de la ensalada de tomate murciano de temporada con bonito en salazón, de la tradicional marinera y del pulpo murciano de roca, “que se caracteriza por ser más pequeño”. Asimismo, en la cocina de Nico son imprescindibles los productos de temporada. “Ahora es época de alcachofa y con ella he planteado propuestas como las alcachofas con tallarines de calamar y ajos tiernos o la ensalada de alcachofa confitada”.
Entre los guisos más tradicionales destacan sus arroces, elaborados con granos de la denominación de origen Calasparra y, algunos de ellos, preparados en el caldero del Mar Menor, una olla de fundición que empleaban antiguamente los pescadores. Tampoco faltan arroces clásicos como el a banda, el de bogavante y verduras o, su última incorporación, arroz a la piedra con cigalas.
“Los pescados incluyen sugerencias según la lonja”. La lubina y el rodaballo salvajes servidos a la sal, a la brasa o a la plancha suelen estar entre sus habituales. “A la lubina a la espalda le echamos un chorrito de ron para que arda”, nos cuenta. En invierno es más habitual encontrar en carta el pez San Pedro rebozado en harina de garbanzos y frito y servido con patatas panaderas (es el protagonista de unas jornadas gastronómicas). “También tenemos platos, como el pulpito roquero salteado con verduras, que han gustado tanto a los clientes que se han quedado en carta”, recalca Nico orgulloso.
Una carta de lo más completa que, además de ser renovada en cada estación, recorre la historia del restaurante por medio de sus platos de antaño: las chuletas de cabrito y la mítica leche frita flambeada en sala ante la atenta mirada de los comensales que se relamen con solo olerla.
Para degustar todas estas delicias, el 'Rincón de Pepe' dispone de una amplia sala con dos reservados, una terraza y una barra volada en forma de U alrededor de la cual, a cualquier hora, se distribuye una clientela fiel que acompaña el transcurrir del tiempo del icónico establecimiento. La carta en barra apuesta por tapas y raciones, como la quisquilla, las ostras, la gamba roja, la cola de gamba rebozada con sifón o las tradicionales marineras, aunque también comparte los arroces y algunos pescados y carnes.
El espíritu del 'Rincón de Pepe' no para de reinventarse, pero alardeando siempre de esa tradición que lo convierte en todo un emblema culinario y en un gran embajador del producto murciano. Ese es precisamente el secreto de su éxito y de su perdurable conquista de paladares tras casi un siglo de vida.