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De la pipirrana no hay que decir nada de si es o no es auténtica. Es tan auténtica como la ensalada shirazi o de Shiraz, del Irán, cuna de la uva iraní, que es tan querida en la mayoría de las bodegas del mundo en la actualidad. Ambas se hacen con productos en su mayoría americanos y tiene gracia que se parezcan, pese a que sus aliños sean distintos. Además son deliciosas para el verano. Voy a proponer una sola receta para las dos y dos aliños que las diferencien.
PARA 4 PERSONAS
TIEMPO DE PREPARACIÓN: 25 MINUTOS + REPOSO
Lavar el pepino y frotarlo con un cepillo duro -de los de limpiar patatas- si tiene muchos pinchos. Cortarlo en dados de 1/2 centímetro. Lavar los tomates, cortar en lonchas de 1/2 centímetro y retirar las semillas. Cortar en dados del mismo tamaño. Lavar los pimientos, quitarles las semillas, cortar en tiras de 1/2 centímetro y estas en dados del mismo tamaño. Pelar la cebolleta y cortar en dados del mismo tamaño. Reunir todas las verduras en un cuenco hondo.
Esparcir un poco de sal por encima, el vinagre y revolver. Regar con el aceite, pasar a la ensaladera definitiva y dejar reposar al fresco media hora.
Era tradicional añadir a la pipirrana agua del botijo en el momento de servir. Es así una ensalada-refresco a la que son muy aficionados en los calores del verano andaluz y extremeño. Las ensaladas aguadas no son un descuido. Son para refrescar.
Esparcir un poco de sal y pimienta por encima, el zumo de limón y revolver bien. Regar con el aceite de oliva, pasar a la ensaladera definitiva, más ancha que honda, y adornar con el zumaque por encima.
A finales del verano o principios del otoño, cuando aún hay buenas verduras y comienzan las granadas, se puede adornar la ensalada con unas cucharadas de granos de una de estas frutas esparcidos por encima.