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Mujeres sumilleres.

Mujeres sumilleres: dedicadas, responsables e implicadas

Sumilleres con nombre de mujer

Actualizado: 12/02/2016

Son dedicadas, implicadas, responsables y por su profesión son casi psicólogas. Sobre sus hombros pesan años de investigación, horas de práctica, centenares de vinos catados (seguro nos quedamos cortos y son miles) y una labor sostenida para entender a los clientes y no cansarse nunca de aprender. A ellas, que han ido ocupando un terreno que no hace mucho era patrimonio de hombres, va nuestro afecto, respeto y admiración. Con ellas (y con algunas de las más relevantes jefas de cocina) celebramos este Día de la Mujer.
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María José Huertas (La Terraza del Casino, Madrid)

“Catar, catar y catar” fue el consejo que le dio Mariano García (Bodegas Mauro) uno de los grandes de la enología en España, hace ya varios años, y que Huertas ha seguido sus palabras al pie de la letra (o de la copa). Asegura que a ella “le pagan por beber y dar envidia”, aunque su labor es la gestión de la bodega con mucho sentido común y prudencia. Primera en el Curso de Sumiller de la Cámara de Comercio de Madrid, Premio Nacional de Gastronomía 2003 a la Mejor Sumiller, al haber estudiado Ingeniería Agrícola entiende bien que cada vino es un mundo que se va transformando, casi por “ciencia ficción”, hasta que llega al consumidor.

Gemma Vela (Hotel Ritz, Madrid)

Humildad, pasión y formación permanente. Sobre estos tres pilares ha centrado Vela su trabajo, desde los restaurantes El Amparo (Madrid) o Martin Berasategui (Lasarte, Gipuzkoa) hasta el Hotel Ritz de la capital, donde está desde sus tempranos 23 años. Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller en 2013, lleva el vino en su ADN –porque nació en Aranda de Duero, en el corazón de la Denominación de Origen Ribera del Duero– y no descansa de él ni en sus días libres cuando, asegura, aprovecha para ir a presentaciones, catas y bodegas. En reiteradas ocasiones lo ha dicho: hace falta mucha dedicación, no solo las ocho horas en el hotel.

Manuela Romeralo (El Poblet, Vuelve Carolina y Mercatbar, Valencia)

Se autodefine como una persona “muy inquieta, muy curiosa y muy exigente” consigo misma. Empezó en hostelería pensando que sería un trabajo temporal, hasta que los vinos despertaron su curiosidad y quedó atrapada entre vides y viñedos (antes en La Sucursal, donde estuvo 14 años, ahora en los restaurantes El Poblet, Vuelve Carolina y Mercatbar). Después llegaron los puros, una “cosa de hombres” le decían, con los que nunca se sintió incómoda. A Romeralo, Premio Nacional de Gastronomía al Mejor Sumiller en 2008, le pasa como a sus compañeras de profesión: aprender (y aprehender, con hache) no tiene fin.

Mónica Fernández (99 Sushi Bar, Madrid)

Además se ser una de las mejores jefas de sala de la ciudad, donde sus equipos funcionan casi como una orquesta, Fernández es una gran sumiller que articula relaciones con los clientes en las que impera la cordialidad, la amabilidad y la profesionalidad. Empezó en 19 Sushi Bar, en 2005, pasó al 99 Sushi Bar de Ponzano, de allí al de la calle Hermosilla y hoy la encontramos en el del hotel NH Collection Eurobuilding. La Cámara de Comercio de Madrid le entregó el reconocimiento a la Excelencia Turística como mejor directora de sala en 2009.

Isabelle Brunet (Monvínic, Barcelona)

A sus 12 años, confiesa, bebía vino con agua en el restaurante de sus padres donde, además, comprendió que la tríada mesa-comida-vino era indivisible. Fue sumiller de elBulli durante un año y de Lavinia durante tres, hasta que llegó al winebarMonvínic, en 2008, donde ha logrado configurar una ágil carta de vinos que se pueden degustar por copas o botellas. La experiencia la completan las propuestas gastronómicas de Guillem Oliva y el cocinero Hèctor Barbero, con una raíz en la tradición catalana y la vista puesta en la contemporaneidad.

Meritxell Falgueras de la Enoteca Celler de Gelida, Barcelona

Si a alguien le cabe alguna duda sobre la profunda relación de Falgueras con el vino, bástenos con leer que su año de nacimiento es una “añada” (1981) o que la suma de sus profesiones (sumiller y periodista) es un “coupage”. Autora de los libros Presume de vinos y Los vinos de tu vida y quinta generación de la familia que gestiona la enoteca barcelonesa Celler de Gelida,en su currículum hay un último apartado “el anticurrículum” en el que especifica tres cosas que no hará: “Ser una sumiller aburrida, dejar de ser espontánea y dejar de formarse constantemente”.

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