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‘Hotel Cort’ (Palma, Islas Baleares)

El ‘art de vivre’ mallorquín

19/11/2024 –

Actualizado: 01/08/2022

Fotografía: César Cid

Hay hoteles destino, hoteles hogar y otros que son una auténtica mini-ciudad. En pleno centro de Palma, en la misma Plaza de las Cortes, el ‘Hotel Cort’ reúne todo eso.
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El gran olivo centenario guarda bajo llave las conversaciones de las abarrotadas mesitas de la terraza del hotel-boutique, todas ellas ocupadas. Desde la Suite Plaça, una panorámica casi a vista de pájaro otea los tejados de las casas de Palma, que se mezclan con la catedral y las callejuelas llenas de vecinos y turistas desde primera hora de la mañana. Despierta la ciudad y, con ella, las rojas persianas mallorquinas del ‘Hotel Cort’.

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“Somos como una ciudad detrás de la ciudad”, dice Sven Rasch, general manager del hotel, desde una de las mesas altas del restaurante ‘Raw & Grill’ , del que salen a velocidad del rayo decenas de desayunos. Croissant con café, con zumo de naranja o en modo mediterráneo: con su tostada con aguacate, tomate rosa y albahaca, o esa tortilla con jamón, queso y verduras que nunca falla. Y que no falte el Virgen Extra.

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“La mayoría que nos visita son escandinavos, pero también alemanes, ingleses, mucho americano y cada vez más españoles”. Abierto en el 2013, la estructura del ‘Hotel Cort’ todavía conserva la historia del Banco Atlántico, que ocupó anteriormente este edificio. “Arriba, donde tenemos el altillo, estaban los supervisores y cámaras de seguridad velando por el buen funcionamiento de los negocios”, cuenta con picaresca Sven.

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Habitaciones en las que vivir

Sus dieciséis habitaciones abren todo el año -salvo cuando cierran para reformas en momentos puntuales- y están divididas en siete categorías. “Son muchísimas para un hotel pequeño, pero es que las habitaciones son lo especial de este hotel. Yo siempre digo que son tan acogedoras que hasta se puede vivir en ellas, no solo estar una noche. Son habitaciones para sentirse bien”. Lo logran.

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Habitaciones todas ellas con salita de estar, puertas francesas, con uno o dos balcones, ducha doble o bañera. “Las que dan a la plaza, inundadas de luz, pero para quienes buscan más privacidad, tenemos las Intimate Suites, en la parte de atrás, algo más tranquilas, con su terracita privada”. Una de ellas, la Cocoon, en tonos grises y marrones claros, o la Suite Íntima, con bañera adicional y chimenea, perfecta entre los viajeros de invierno.

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Para los que siempre miran al mar está la Suite Plaça, en azules y blancos, con el sol balear llenando de vida la estancia. Todas con detalles inesperados, como ese paraguas para resguardarse de las tardes de lluvia o el algodón egipcio de las sábanas envolviendo el sueño nocturno. Los hedonistas sin límite tienen la opción de reservar la Suite La Isla: setenta metros cuadrados en el piso superior con bañera en baño abierto, vistas a la Plaza de las Cortes y una terraza privada con jacuzzi y vistas panorámicas a esa ciudad por niveles.

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“Todo diseñado por Lázaro Rosa-Violán, que quiso integrar todos los guiños al Mediterráneo: las famosas lenguas mallorquinas en tapicerías y paredes, pequeños homenajes al mar con cartas de navegación, paredes marineras, las lámparas de los pasillos, que hacen que uno se sienta en plena travesía marítima… Aquí hay mucho esfuerzo en los detalles para lograr ese confort de un cuatro estrellas superior”. Apostando también por materiales reciclados que salpican los diferentes rincones del hotel, donde no faltan los motivos artesanos, como esas tejas en los baños, hechas ad hoc para el hotel.

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Qué tendrá este hotel que la pequeña piscina entre los azulejos de la terraza es para esos momentos bon vivant, pero mezclado todo con el escenario diario de las casas antiguas de Palma, donde las burbujas disfrutonas del cava a media mañana se ven inundadas por la vida palmeña a borbotones.

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Es el kilómetro 0 de la ciudad, adonde llegó Sven, alemán de origen, hace veintidós años. “Me vine por el amor a una española tras estudiar hostelería en mi tierra, pasar por Londres, Suiza y Burdeos. Hablando solo inglés y alemán, Mallorca me parecía la mejor opción dentro de España”. El trato personal que dispensa Sven se aplica a cada miembro de su equipo.

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La conjunción de la brasa y los crudos

Abajo, en el fotografiable ‘Raw & Grill’, el maître Jaime Cáceres atiende con gracia al personal en un restaurante que combina la filosofía de los crudos con la parrilla, que firma el chef José Rodríguez, desde 2017 en el restaurante. Mallorquín, viene de ‘Son Vida’ y del ‘Hotel Valldemossa’, donde compartió tiempo y espacio junto a Jaime. Un Mont-Ferrant, brut del Penedés (D.O. Cava), abre la cena debajo del olivo, enmarcando esa postal de verano mallorquín.

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Sale la huerta con el carpaccio de calabacín con hinojo, uva pasa, vinagreta de manzana, piñones y tomatitos. La verdura es del productor Juan Pedro Navarro, encargado de llevar el fresco diario hasta las puertas del ‘Cort’. En cocina, José y equipo preparan el steak tartar de solomillo de ternera -la carne cortada a mano y al momento- con salsa de anchoa y tabasco.

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Las tostas, hechas por ellos a partir de baguettes, con sal Maldón y aceite de oliva virgen extra. “Los encurtidos los ponemos a gusto del cliente. Si hay gente que no quiere alcaparra, pues la sustituimos por otros ingredientes, o ponemos más cebolla o pepinillo, por ejemplo”. Los salados en la terraza de sillas parisinas se cierran con el solomillo de angus.

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El mar llega con el papillote de corvina, gambas, patata y setas con un curry de siete especias, entre ellas chile rojo, pimentón, cardamomo, canela o hierba de limón. Como prólogo al descanso, la mousse de chocolate con menta y crema inglesa, con helado de vainilla, claro. Se puede ir sin hambre a ‘Raw & Grill’, pero la gula hace el resto.

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“Que sea un hotel pequeño nos permite conocer a todos nuestros clientes”, cierra Sven. Toda esa aura armoniza con los mallorquines y quienes visitan esta ciudad, con la plaza y el gran olivo como ágora. Como reza su eslogan: This is life, as it should be. Esta es la vida, como debería ser, siempre. Bienvenido sea el arte de vivir mallorquín.

‘HOTEL CORT’ - Plaça de Cort, 11. Palma, Islas Baleares. Tel. 971 21 33 00.

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