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Hotel ‘Finca La Fronda’ (Alájar, Huelva)

El lugar donde ser feliz en la sierra onubense

19/11/2024 –

Actualizado: 09/01/2024

En pleno Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche y rodeado de un frondoso paisaje colmado de algarrobos y castaños, encinas y alcornoques, nació hace ya 15 años ‘Finca La Fronda’, este proyecto familiar que es toda una oda al bienestar. Un pequeño hotel-boutique en Alájar (Huelva) donde naturaleza, música y gastronomía se funden para otorgar la mejor de las experiencias.
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Desde el resplandeciente patio de naranjos, que hace de antesala al edificio principal de ‘Finca La Fronda’, ya se escuchan las animadas notas del piano que brotan, suaves y acompasadas, desde el salón. Canciones que a todos nos suenan y que, en ocasiones, van acompañadas por la voz de Óscar Rivilla, que se encarga de interpretar sus letras con absoluta maestría. Porque la música nunca falta en este edén en pleno corazón de la sierra onubense donde la felicidad y la desconexión son los objetivos prioritarios.

Hotel Finca La Fronda

Llegar hasta aquí no ha sido simple, pero sí bonito a reventar: la serpenteante carretera que une la finca, situada muy cerquita del pueblo de Alájar, con Aracena, avanza entre curvas y más curvas al amparo de ese paisaje serrano que tanto se repite por estos lares. Al fin y al cabo, nos encontramos en pleno Parque Natural de Sierra de Aracena y Picos de Aroche, una de las joyas naturales del sur peninsular. ¿Qué podíamos esperar?

Hotel Finca La Fronda

Un pequeño cartel es el encargado de avisar de que hemos alcanzado nuestro destino. Después, solo nos ha hecho falta repechar un último tramo de tierra y, por fin, entre la vegetación, oteamos el destino; la blanca fachada del hotel hizo su aparición, resplandeciente bajo el sol.

Con la poesía por bandera

Para entender lo especial de este rincón onubense, hay que conocer, primero, su historia. Una historia que comenzamos a descifrar con solo contemplar las paredes de su acogedor salón. Amplio, luminoso, con cierto aire victoriano en su decoración, cuenta también con varios retratos en sus paredes en los que leer los orígenes del lugar. “Este de aquí es William Wordsworth, que fue el tatarabuelo de mi padre”, nos comenta, orgullosa, Cristina Wordsworth. Ella, junto a Óscar -efectivamente, el que nos encandiló con las canciones al llegar, que es su marido-, y Alec Wordsworth, -su hermano-, regentan el alojamiento.

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Aquel William Wordsworth del que nos habla nuestra anfitriona no es otro que el famoso poeta británico que, allá por el siglo XIX, vivió y cultivó el arte de la escritura desde los bellísimos paisajes de Lake District, en el norte de Inglaterra. Allí, inspirado por los bellos paisajes que le rodeaban, dio forma a la mayoría de su obra, que hoy es parte importante de la historia de la literatura anglosajona. Una herencia que sigue latente y que se venera también desde este pedacito de Andalucía: solo con echar un vistazo a nuestro alrededor nos topamos con libros del autor repartidos por los espacios comunes.

Hotel Finca La Fronda

Su tataranieto, pues, Charles Wordsworth -padre de Cristina y Alec- fue quien decidió hace casi 20 años que, el día que se jubilara, buscaría un rincón de la sierra de Huelva donde descansar; también, donde cumplir sus sueños. “Esta fue siempre la idea de mi padre, que fue un hombre muy interesante”, nos cuenta Cristina mientras salimos a la terraza del hotel. En la lejanía, las campanas de la iglesia de Alájar comienzan a sonar con ímpetu. “Fue un alto directivo de Repsol, lo que hizo que viajara mucho por todo el mundo. Pero solía ocurrirle que se alojaba en hoteles y siempre le resultaban todos iguales: daba igual a dónde fuera, siempre tenían una decoración muy parecida y las habitaciones le resultaban todas pequeñas. Así que un día dijo: 'cuando me jubile quiero construir un hotel en el que yo me sienta a gusto'”. Y así fue.

Hotel Finca La Fronda

De esta manera, levantaron ‘Finca La Fronda’ desde cero, en un lugar privilegiado que tardaron años en encontrar. Porque no les valía cualquier sitio. Debía de tratarse de un enclave especial, con magia, de un escenario único donde recibir a sus huéspedes y agasajarles con lo bonito y rico de la sierra. Ya conocían la zona de antemano, ya que la madre de Cristina, natural de Sevilla, había pasado todos los veranos de su infancia en esta parte de Huelva. Cuando finalmente dieron con este terreno con vistas a la Peña de Arias Montano, a Alájar y a todo un mar de árboles de incomparable belleza, lo tuvieron claro. ¿Qué mejor estampa con la que despertarse cada día?

Hotel Finca La Fronda

Genios de la hospitalidad

Cada vez que nuevos huéspedes llegan a ‘La Fronda’ con la clara intención de escapar unos días de la rutina, no tardan en sentir este pedacito de paraíso como su propia casa. El ambiente hogareño, que se percibe en cada uno de los espacios de la finca, ayuda. Porque es algo que siempre tuvieron muy claro en la familia Wordsworth. Cuando hace unos años, Charles faltó, sus hijos continuaron cultivando la hospitalidad como su padre les había inculcado. “Es un negocio superbonito el de hacer feliz a la gente. Todo el mundo siempre viene predispuesto a pasárselo bien, con ganas de disfrutar, y eso es un regalo. Los clientes nos llegan desde todas las partes del mundo, aunque también hay mucho huésped nacional”, nos cuenta Cristina.

Hotel Finca La Fronda

Visitantes como nosotros, que descubren lo que es dormir a pierna suelta desde la primera noche que pasan en ‘La Fronda’. A la mañana siguiente, claro, la cosa se complicará al querer escapar de entre las sábanas. Al fin y al cabo, remolonear es lo más placentero que se puede hacer cuando se está de vacaciones. Para ello, el hotel cuenta con siete espaciosas habitaciones a las que no les falta absolutamente ningún detalle. En cada una de ellas aguardan también sorpresas. Antes de irnos a dormir, un poema de Wordsworth sobre la almohada nos dará las buenas noches. También está el poeta presente en algunos de sus libros sobre la mesita o quizás al lado de la butaca que tienta, junto a la ventana, a pasar largas horas dedicadas a la lectura.

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Cada uno de los dormitorios está provisto también de baño privado completo y de una terraza con mesa, sillas y vistas al paraíso. Si no apetece salir al exterior, no hay problema, hay otros espacios comunes que se reparten por el alojamiento, que consta de una sola planta y de techos bien altos, como son el agradable salón o el comedor, donde un honest bar permite a los inquilinos prepararse infusiones y cafés o, incluso, aliarse con algún espirituoso entre su gran variedad de opciones.

El disfrute está asegurado

Ahora que el invierno acecha, el calor de la chimenea reconforta e invita a sentarse en cualquier sillón a ojear, relajadamente, las páginas de algún libro o revista. La vida en ‘Finca La Fronda’ se entiende sin mirar el reloj, sobre todo cuando Óscar se anima a colocarse frente al piano y amenizar las horas. De hecho, desde hace unos años organizan cada sábado lo que han bautizado como Cenando canciones. Alec es el encargado de la parte gastronómica y ofrece una cena compuesta de varios pases en el salón del hotel, mientras Óscar pone el toque musical -y humorístico- a la velada. El resto de la semana, la opción de cena sigue abierta a los huéspedes, pero sin espectáculo.

Hotel Finca La Fronda

Aunque también conquista ‘La Fronda’ a sus visitantes cuando el tiempo mejora y las temperaturas ascienden en el termómetro. El frescor que otorga el hecho de encontrarse en plena naturaleza, se valora durante los meses de verano. Bajando una escaleras desde el jardín se alcanza la piscina, un oasis de tranquilidad que, incluso cuando el hotel está lleno en tiempo estival, permite olvidarse del mundo. “Fíjate cómo está el madroño, ¿eh?”, nos comenta Cristina señalando el fruto que cuelga de un árbol junto a la terraza. “Creo que voy a aprovechar para hacer licor”, añade. En el suelo, algunas setas espontáneas han comenzado a brotar, pues aún no han llegado realmente las lluvias. De la rama de un árbol vecino cuelga un curioso comedero de madera desde el que surten de alpiste a los pájaros de la zona.

Hotel Finca La Fronda

Es en este contexto en el que se desarrolla el que suele ser uno de los momentos favoritos de los clientes: el desayuno. La terraza se convierte entonces en el escenario perfecto. Una especie de patio de butacas desde el que contemplar la sierra en todo su esplendor. En la mesa, ricas viandas con las que arrancar la jornada de la mejor de las maneras: mermeladas hechas por la propia Cristina, pan tostado, yogur natural, zumo de naranja, pasteles caseros, fruta recién cortada o embutidos serranos componen el despliegue matutino. “Todo lo que ofrecemos lo hacemos colaborando con empresas pequeñitas. Negocios de la zona que son, en su mayoría, familiares, como nosotros. Creo que el huésped que viene también lo agradece mucho, pues todo lo que ofrecemos es casero”, nos cuenta Cristina.

Hotel Finca La Fronda

Después, ya con las pilas cargadas, será el momento de lanzarse a conocer la sierra onubense, que aguardará desbordante de belleza con infinitas opciones al alcance, desde senderos a pequeños pueblos repletos de encanto, su rica gastronomía o tesoros patrimoniales como la Cueva de las Maravillas, a un salto de distancia. La elección, eso sí, dependerá de los gustos. Pero lo que quedará claro es que, tras esta experiencia, siempre se querrá regresar.

‘FINCA LA FRONDA’ - Carretera HU-8105, km 22, 400. Alájar, Huelva. Tel. 959 50 12 47.

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