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Hotel 'Villa Gala' (Cadaqués): suite Gala (apertura)

Hotel 'Villa Gala' (Cadaqués, Girona)

Homenaje a la musa del surrealismo

Actualizado: 28/07/2020

Fotografía: Alfredo Cáliz

Enclavado discretamente entre el blanco impoluto de las edificaciones de la recóndita Cadaqués, el hotel-boutique 'Villa Gala' emana un ambiente cálido de inspiración mediterránea. No solo el nombre, sino varios detalles en la decoración de su suite principal y de las zonas comunes, son un homenaje a la que fue musa del surrealismo y la mujer que marcó la vida y obra de Salvador Dalí, ilustre vecino de esta preciosa localidad de la Costa Brava.
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La artista y musa del surrealismo Elena Ivánovna Diákonova llegó por primera vez a Cadaqués en agosto de 1929. Le acompañaba en aquella escapada veraniega su entonces marido, el poeta francés Paul Éluard, el pintor René Magritte y el cineasta Luis Buñuel. Visitaban a un joven artista que había colaborado en París en el guion de la película cumbre de ese movimiento artístico, Un perro andaluz, y que tenía en esta pequeña y aislada localidad de la Costa Brava la residencia familiar de veraneo. Aquel estío, Salvador Dalí aprovechó para retratar el busto de Éluard suspendido de un mechón sobre un terreno desolado en un cuadro que, con los años, llegó a venderse por casi 16 millones de euros. Pero, sobre todo, dedicó todos sus esfuerzos a conquistar a Gala.

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Desde entonces, esta hija de un alto funcionario del zar fue la gran inspiración del genio de Figueras. La pintó de una y mil maneras: de frente, de espalda, de costado, más realista o difuminada en formas abstractas y oníricas. Una réplica de una de esas pinturas que protagonizó Gala Dalí, desnuda mirando su propio cuerpo, cuelga de la suite principal del hotel 'Villa Gala'. Son 42 metros cuadrados de habitación, la más amplia de las 13 con las que cuenta este alojamiento ubicado en el costado derecho de la bahía de Cadaqués.

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En la estancia, como en el resto, predominan los blancos que resaltan la luz, los dorados de los accesorios de baño, guiños azules en estampados y la madera del mobiliario, donde destacan unos butacones de diseño de la firma holandesa Eichholtz. "La decoración de esta suite está totalmente inspirada en alegorías surrealistas, como la silla del escritorio, las lámparas o los espejos pentagonales de la pared", explica el responsable de la recepción, Eduardo Tetilla.

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Pero son los detalles dalinianos repartidos por los distintos rincones los que dan carácter a este hotel-boutique. Figuras icónicas como los huevos gigantes –que coronan la casa de Dalí y Gala en Portlligat–, el tigre, los enormes labios rojos o el teléfono-langosta aparecen en los pasillos, el hall y el luminoso comedor, abierto a la terraza y donde, durante las noches frías de otoño, se enciende la chimenea.

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Vistas a la iglesia y la bahía

Todas las habitaciones –además de la suite Gala el hotel cuenta con una doble estándar, nueve dobles superior, una doble deluxe y una suite de 28 metros cuadrados más una terraza privada de 15 metros– disponen de terraza o balcón con unas envidiables vistas a la costa y el skyline del pueblo pesquero. En la bahía es fácil distinguir pequeñas embarcaciones, las pocas que quedan como testigos de aquellos años en los que la mayoría de cadaquesencs vivía de la pesca tradicional. "Hasta principios del siglo XX, la ciudad se encuentra aislada por tierra, casi era como vivir en una isla. Nuestro mundo era el mar Mediterráneo, por donde nos comunicábamos con el resto del mundo", recuerda Mercé Donat, guía turística.

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La otra vista privilegiada que se tiene desde las habitaciones es a la silueta de la iglesia de Santa María. De estilo gótico tardío, se construyó en el siglo XVII, después de que la originaria fuera destruida por el pirata Barbarroja en 1543. En su altar de 20 metros de altura y madera maciza de pino, obra del escultor Pau Costa, se distingue a dos pescadores sosteniendo sobre sus hombros el peso del mismo, "porque fueron los marineros, con sus donaciones de jornales, los que sufragaron su coste", explica el sacristán, Honesto Potrony. También presume del órgano del valenciano Josep Boscà, "el más antiguo de Cataluña que sigue funcionando" y que, a sus 85 años, todavía toca la pianista francesa Anne-Marie Rozés.

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Para las jornadas calurosas del verano, si no se quiere bajar a la cercana playa de Port d’Alguer, la zona de terraza y solárium de 'Villa Gala' es un remanso de tranquilidad. De agua salada, la piscina está rodeada de un jardín mediterráneo con cactus, higueras, plantas de aloe vera... y protegida del exterior con una pared de piedra seca de pizarra, tan característica del Cap de Creus. Precisamente este rincón natural se encuentra a escasos kilómetros de Cadaqués, en el camino que discurre hacia la cala de Portlligat, la misma donde Dalí y Gala tenían su residencia. "Estos son, sin duda, los mayores atractivos turísticos del pueblo. Fuera de temporada alta, aquí vienen muchos turistas franceses –estamos a una hora de la frontera– atraídos por la figura del artista", comenta Tetilla. Además, en los periodos de primavera y otoño también son muchos los visitantes que buscan en esta zona espacios naturales de gran belleza, con la práctica del senderismo o el cicloturismo.

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Los propietarios de 'Villa Gala', que abrió sus puertas el 11 de mayo de 2018, son el hostelero francés Jean-Marc Fau y la diseñadora de interiores Caroline Deffis, promotores de otro hotel-boutique en la vecina Roses, el 'Mas Lazuli', que ocupa un convento del siglo XI rodeado por 12 hectáreas de viñedo y olivar, con los que producen sus propios vinos y aceites. Los blancos y tintos se elaboran con variedades tradicionales de la D.O. Empordá (garnacha, macabeu y mazuelo) y el rosado espumoso con uvas de la región francesa de Languedoc, con el que se suele dar la bienvenida a los huéspedes en esta casa.

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HOTEL 'VILLA GALA' - Carrer Solitari, 5. Cadaqués, Girona. Tel. 872 22 80 00.

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