Establecimientos gastrónomicos más buscados
Lugares de interés más visitados
Lo sentimos, no hay resultados para tu búsqueda. ¡Prueba otra vez!
Añadir evento al calendario
Solo hace falta respirar y notar cómo los pulmones se llenan de aire fresco. En plena montaña, a 1.600 metros de altitud y separados de Panticosa por una angosta carretera de 8 kilómetros, encontramos este lugar donde es posible parar el tiempo y desconectar de todo. Por aquí pasaban antiguamente los contrabandistas y pastores para llegar a Francia. Y mucho antes, encontramos rastro de los romanos, que dejaron en la zona monedas con la cara del emperador Tiberio acuñada.
Ahora, muchos de los huéspedes que suben hasta aquí en busca de alojamiento son esquiadores, que vienen a disfrutar de las cercanas pistas de esquí de Formigal y Panticosa y que no se quieren perder la sensación de combinar el frío de la nieve con el calor de las termas.
"Tenemos dos hoteles de cuatro estrellas y el 'Gran Hotel', de cinco estrellas, situado en un edificio emblemático de 1896 y con las características de un hotel-boutique por el tamaño que tiene", explica Olga Álvarez, directora de hotelería de este complejo. "El hecho de tener tres edificios nos permite segmentar a los clientes y dirigirlos a uno u otro dependiendo de sus características; el 'Hotel Continental' es más familiar, por ejemplo".
Si el 'Hotel Continental' es polivalente para parejas y familias, el 'Continental II' está especializado en familias y en grupos escolares, ya que hay 40 habitaciones que son cuádruples, con literas, y también habitaciones comunicadas entre sí.
Los niños de 4 a 14 años pueden disfrutar del kids club que se abre los puentes, sábados y domingos por la mañana. "Dependiendo de la edad de los niños hacemos una actividad u otra. Normalmente suele haber unos 20 niños, pero hemos llegado a tener hasta 35 y hacemos muchas actividades con ellos. Con los más pequeños hacemos manualidades, pinta caras y búsqueda del tesoro. Los más mayores tienen futbolín, play station o minidisco", comenta Lluis García, monitor del 'Balni Club'. Como los niños se pueden quedar aquí solos, muchos padres aprovechan para hacerse tratamientos o disfrutar del circuito termal.
La temporada alta es en invierno, ya que muchos de los huéspedes también practican otras actividades como el esquí de fondo o las raquetas de nieve, que se pueden hacer por tres pistas que recorren el lago que hay junto a los hoteles aptas tanto para iniciados como para expertos. "También tenemos excursionistas a los que les gusta subir a los ibones que rodean el balneario", apunta Álvarez en el lobby acristalado del 'Hotel Continental', que por la noche se convierte en la zona de reunión y copas al lado de la enorme chimenea circular.
En verano los niveles de ocupación también son muy altos ya que hay reuniones de empresa, eventos deportivos o bodas. "En esa época se puede hacer todo tipo de excursiones guiadas, senderismo, running, BTT... pero también vuelos en helicóptero o avioneta, actividades multiaventura como kayak, rafting o hidrospeed. Además, contamos con barcas para dar paseos en el lago", especifica Ana Abío, responsable comercial del hotel.
Rodeados de picos que sobrepasan los 3.000 metros, ahora la antigua 'Casa Balneario' es solo un edificio de piedra derruido que decora el paisaje. Pero desde 1829 se trataban aquí los herpes en unas bañeras individuales de madera y cobre, que luego fueron de porcelana. Todas tenían un termo y un timbre desde donde los pacientes llamaban a las enfermeras para que los metieran y sacaran. Los baños podían ser generales, locales o de asiento, con duchas vaginales, perineales, rectales y lumbares.
Al lado, la 'Casa del Reloj' ofrecía el tratamiento más peculiar de Panticosa: la inhalación de los gases del manantial del hígado, hoy conocido como templete de la salud, cuando apenas se practicaban en Francia y Alemania. En la década de 1870, Panticosa contaba con la mejor instalación hidroterápica de España. Por esas fechas se hacían por cada temporada una media de 15.400 inhalaciones, 3.100 pulverizaciones, 2.300 baños generales, 700 locales, 500 duchas y 600 personas hacían gárgaras.
Hoy en día, la iglesia del Carmen, conocida como la Catedral del Pirineo, contrasta con el moderno balneario de 8.500 metros cuadrados diseñado por Belén Moneo y Jeff Brock. Recubierto de vidrio y con muros curvilíneos, tiene una piscina exterior de agua caliente que es la joya de este lugar. Tumbarse en el agua caliente viendo las montañas nevadas y con la nieve a pocos metros, no tiene precio.
"Son las aguas termales más calientes de Aragón", presume orgullosa Raquel Alarcón. "El agua sale de un acuífero situado a 100 metros de profundidad y desde el manantial de Tiberio tiene una temperatura de 49-51 ºC; luego se enfría en los vasos y en las piscinas está a unos 35-37 grados. Estas aguas son indicadas para enfermedades de la piel y reumatismos. Son bactericidas, exfoliantes y perfectas para recuperar el organismo después de esquiar o hacer cualquier deporte".
En el resto del recinto se pueden combinar sensaciones térmicas pasando del frío que hace en iglú de hielo con cromoterapia, al calor del hamman o de la sauna finlandesa. Las piscinas de contrastes de frío y calor, el pediluvio, vaporizador o una terma metida en la montaña son otras opciones de este recorrido de hora y media que sirve para relajarse y desconectar. Además, los niños tienen su propia piscina con toboganes y desde el mediodía hasta las 6 de la tarde pueden disfrutar a diario de todas las instalaciones del centro.