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Situado a 9 kilómetros de la estación de esquí de Panticosa, este establecimiento ha sido referencia desde los tiempos de los romanos. El 'Gran Hotel' es uno de los dos con que cuenta el resort. Restaurado en 2004 por Rafael Moneo, se inauguró en 1896, conservándose el estilo característico de entonces, con paredes forradas de roble y suelos de piedra y tarimas. El 'Hotel Continental' extiende al lado su fachada de madera con grandes cristaleras. Destacan sus espacios comunes, conectados con los espacios termales.
Las Termas del emperador Tiberio son uno de sus atractivos clave. Contenidas en el edificio diseñado por Belén Moneo y Jeff Brock, destaca por sus formas onduladas de cristal, que tienen su mejor momento al atardecer, cuando son iluminadas. En su interior, se vive la comunicación con la naturaleza que rodea el centro. En ambos se disfruta de una cocina innovadora que utiliza productos de la región.
Heredero de la antigua hospedería hospital que siglos atrás ofrecía cobijo a los viajeros que se aventuraban a cruzar los Pirineos, este hotel es un delicioso establecimiento situado a los pies de los Montes Malditos. De la mano de Mario García ha sido renovado para convertirse en referencia del valle de Benasque.
Ambiente familiar con una contundente y cuidada cocina. Destaca su singular spacon vistas a la naturaleza y las pistas del Espacio Nórdico de los Llanos del Hospital, tal vez el mejor lugar de España para practicar el esquí de fondo.
Estamos en el único cinco estrellas superior de la nieve española. Esto significa una vuelta de rosca más a todo lo que supone una estancia en la nieve en un establecimiento top. Welcome drink, aparcacoches, transporte de botas y esquís al guardaesquís del telecabina, situado a 100 metros en cota 1.500, y calienta botas antes de salir a esquiar (butler service ) es un buen comienzo. Si se prefiere reservar una de las delirantes suites, se goza de un servicio exclusivo de vehículo de alta gama, sin coste y durante toda la estancia contratada.
Aunque no se usará demasiado si atendemos a la selección gastronómica de sus cinco restaurantes (uno exclusivamente infantil), chimenea-chillout y terraza. Sin olvidar el spa más espectacular de la zona, con sauna, baño turco y un jacuzziabierto las terrazas nevadas del exterior del hotel.
La no muy elevada capacidad de este hotel, situado en el rincón más exclusivo de la estación aranesa, es uno de sus principales atractivos. En un edificio que respeta la arquitectura del valle, se refugia una sorprendente decoración. Su terraza ofrece las mejores vistas de estas montañas. En la planta baja, el sobresaliente spa, la piscina y el gimnasio.
Por el resto de rincones del hotel y en todo momento, un esmerado y personalizado trato, que incluye, sí, la ayuda para ponerse y quitarse las botas, así como un servicio de coches para subir a los clientes hasta el cercano remonte de La Pleta, que lleva hasta el centro de las pistas. Cuando bajemos, nos estará esperando.
Este hotel con techo a dos aguas y fachada de madera finlandesa nos hace vivir por unos días en una montaña de cuento. Su interior no desmerece el sueño: decoración vintage con candelabros de astas de ciervo y estampados del apreciado diseñador Andrew Martin.
Aunque lo mejor es la terraza; su suelo de madera, piscina climatizada y jacuzzi de madera son poderosas tentaciones que pueden seducirnos para dejar el esquí unas horas antes. Sus cuatro restaurantes basan los menús en los productos locales andaluces.
Clásico del Valle de Arán. El actual establecimiento es heredero de la antigua fonda y pensión fundada por Irene España a comienzo de los 70. En la actualidad lo regenta su hijo Andrés Vidal y la mujer de este, María José Bardolet.
Ambos ofrecen el trato familiar, que se ajusta el estilo de este lugar íntimo y tranquilo. Destaca su cocina, basada en platos tradicionales interpretados con toques de vanguardia. El hotel dispone de servicio gratuito de transporte a pistas hasta Baqueira.
Referente de los esquiadores de toda la vida, las formas que guarda este hotel remite a los tiempos en que se inauguró la estación aragonesa, la más antigua de España, abierta en 1928. Esto quiere decir que es el hotel más veterano de la nieve española. Reformado por completo bajo la mano de los hermanos Landa, que dirigen el establecimiento, se le ha dotado de las comodidades sin perder su aire tradicional.
Situado en el centro de la estación, apenas a 50 metros del telesilla El Tobazo, es un robusto edificio de piedra y madera en el que destacan los ventanales. Uno de ellos es el del comedor, que ofrece una completa panorámica de las montañas que rodean Candanchú, uno de los marcos más bonitos de la nieve española.
Emplazado en el Nin de Beret, este hotel recibe con su aire montañés a los clientes , a los que, ya en el interior, les cuesta despegarse de los alrededores de la acogedora chimenea.
Sus 36 habitaciones evitan la desmesura que suelen tener los hoteles más estrellados. Sauna y piscinas cubierta y al aire libre.
Emplazado en la urbanización de la entrada principal de la estación aragonesa, desde este hotel se disfrutan las mejores panorámicas de las pistas. Se aloja en un edificio que gasta formas de chalet montañés, con fachadas de piedra con motivos de madera y tejado a dos aguas de pizarra.
Sensación agradable que se continúa en el interior de calida y sencilla decoración tradicional. Cuenta con gimnasio, spa y una espectacular piscina al aire libre. En su interior, destaca el restaurante 'Ondarribia', especializado, lógicamente, en cocina vasca.
Situado a 2.400 metros de altura en Monachil, la parte más alta de la estación andaluza, destaca su edificio con tejado a dos aguas y aires de chalé de montaña. Ha logrado que la publicidad le sitúe entre los mejores de Europa y por ahora, nadie se lo discute.
En el interior destaca la decoración de madera, con toques de la región, tanto en las zonas comunes como en las habitaciones. Spa, jacuzzi y sauna con tratamientos de salud y belleza. Un telesilla en la entrada del hotel comunica con Pradollano.