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En este hotel de gran lujo de Ibiza bulle la calma.

'Ibiza Gran Hotel' (Ibiza)

Abandonarse a la calma en la isla más fiestera

Actualizado: 24/07/2020

Fotografía: Sergio Lara

Pasarse dos horas desayunando, tirarse en una de las dos piscinas con el agua fresca lamiendo la piel, cenar en 'La Gaia' (2 Soles Guía Repsol 2020) o dormir en absoluto silencio. Todo esto sucede en el único hotel gran lujo de la isla, en el 'Ibiza Gran Hotel', rodeado de obras de arte contemporáneas, donde bulle la calma y la reconfortante sensación de que se adelantan a tus deseos.
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Hace una mañana en la que desearías despertar todos los días y el relajado desayuno en el jardín empuja a soñar con unas largas vacaciones por delante, aunque se trate solo de una escapada de fin de semana. Una guitarra española suena en directo, versiones de los Beatles en modo soft, aptas para escuchar mientras vas pasando por todas las estaciones que el cocinero Óscar Molina ha diseñado para un desayuno que puede presumir de ser el top de la isla.

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"Es el resultado de estos 10 años, empezamos con un buen desayuno pero teníamos tanto afán por sorprender y aportar cosas nuevas que hemos ido mejorando cada temporada", explica Velasco, responsable también de toda la restauración del hotel. Solo por ver a Sheck al mando de los fogones, donde se preparan esponjosas tortillas en directo con los ingredientes que elijas, entran ganas de repetir hasta acabar con los huevos. Un impulso que hay que controlar en cada uno de los mostradores para poder probar la variedad de platos que lo componen. En la de embutidos, Sergio corta jamón Cinco Jotas. Se nota en el fino grosor de la loncha que ha estado empapándose una temporada en la compañía de ibéricos. Los quesos son una selección de Rubén Valbuena –Cantagrullas– y los ahumados de Benfumat.

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Los panes Triticum del obrador 'Xevi Ramón' en Barcelona o del de Paco Roig (Valencia) se exhiben pecaminosos mientras Gabriel rebana a demanda y va explicando las fermentaciones y los ingredientes de cada uno. Los pasteles y tartas de Juli Ranucci –pastelera del hotel responsable de los maravillosos postres del restaurante 'La Gaia'– son otros de los puntos fuertes, cuando el picoteo salado exige un contrapunto dulce.

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El ir y venir de los clientes cogiendo ahora un zumo verde détox, receta de la casa que rompe con el tópico, o un mini bouquet de verduras, muestran el éxito de una propuesta que va más allá de lo que se ve. Porque este modelo de desayuno busca la sostenibilidad. "Hemos eliminado las mermas. Para que los alimentos no sufran oxidación al estar varias horas expuestos, decidimos sacar de la cocina al personal y que los preparara sobre la marcha, para evitar las sobras. Puedes pasarte dos horas probando todo", explica Óscar.

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Después del desayuno, hay que elegir entre ir a la playa o quedarse en la piscina recuperándose de la noche loca, mientras una modelo se pasea por la piscina luciendo las prendas 100 % de 'Capri' y 'Rialto', las boutiques del hotel. Una práctica que se ha puesto de moda en la isla. Hasta en las playas, al borde del mar, se ha convertido en la forma de llevar el producto hasta el cliente.

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Si optas por tirarte en la hamaca del hotel, seguro que acabas pidiendo algo para comer en el pool restaurant. Aquí, Molina propone una carta con producto de calidad pero sencilla. Desde flores de calabacín rellenas, atún Balfegó en su punto, con rúcula y tomate confitado a hamburguesas y ensaladas apetecibles. La sorpresa espera en 'La Gaia' (2 Soles Guía Repsol 2020) al caer la noche.

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Estamos en un art hotel y eso salta a la vista en sus 5 plantas y 185 habitaciones. Sus más de 400 obras de 36 artistas diferentes –comisariadas por la galería de Palma, Aba Art Lab– y en la que predomina el artista local, cuelgan del lobby o las escaleras y dotan de personalidad a las habitaciones. En el bar 'Gaia', las fotografías de Tony Keeler de los años 70 muestran ese contraste entre la Ibiza rural y quienes llegaron entonces buscando su paraíso particular. Como Eduard Micus, el pintor abstracto alemán del que se puede contemplar una de sus obras en la suite. Fecundación, de Antoni Esteva, es una instalación de óvulos y espermatozoides suspendidos en el lobby desde la quinta planta. Lo mismo que la Escalera de la existencia del coreano Bahk Seonghi en carbón negro.

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Raúl Sierra, el director desde que se inauguró el hotel hace 10 años, habla de su "niño" con devoción de padre mientras recorremos cada rincón. "La idea del arte surgió como elemento diferenciador y para dotarlo de valor". Las habitaciones se conciben como open space, sin muros y espacios combinados, suelos de bambú, que se han revelado duraderos y actuales a pesar del paso del tiempo, camas de 2x2 y un cuidado absoluto por garantizar el silencio.

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"Materiales nobles, maderas –al principio se usó wengué y ahora roble–, escultóricas lámparas de Arturo Álvarez y una sensación de calma que invitan al reposo, es lo que se busca en las habitaciones y en cada estancia del hotel", explica Sierra.

Los dueños, una familia balear propietaria del 'Casino de Ibiza' desde hace 40 años y de varios grupos hoteleros de lujo en República Dominica, Riviera Maya y Jamaica, fueron comprando las parcelas de detrás. En 1998 empezaron a pensar en construir el hotel de cinco estrellas en la ciudad, con el objetivo de ser gran lujo. 27.000 metros cuadrados de instalaciones en las que se buscaron marcas atractivas como compañeras de viaje, para seducir a un cliente europeo y americano que repite año tras año. "Con 'Cipriani' llevamos ocho años y con 'Heart', en donde somos socios junto a Circo du Soleil y los hermanos Adriá, cinco años".

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Sin embargo, el hotel tiene su propia apuesta gastronómica capitaneada por Óscar Molina, que demuestra en 'La Gaia' que el sello de un chef puede imprime carácter a la muchas veces denostada cocina de hotel, logrando atraer a un 60 % de comensales de fuera, que incluso le envían de establecimientos de la competencia. "Es mi expresión más personal, donde expongo lo que me gusta y mis vivencias. Al año hacemos cinco cambios de carta. Desde abril a octubre –meses abiertos al público–, estamos pisando tres temporadas. Arrancamos con los guisantes, pero no los puedo defender más de un mes. Después viene el garbanzo verde, una maravilla que solo dura dos semanas. Y así sucede con otros muchos productos de temporada", explica Óscar.

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La cocina Mediterranean kaiseki –como ha bautizado Velasco su propuesta más reciente– funde la ceremoniosa tradición japonesa con la materia prima mediterránea. Conchas de cangrejo azul con notas cítricas y caviar de esturión, escabeche de remolacha con texturas de coco, tartar de rábano picante y berros, o ensalada de costres y peix sec, en la que convierte uno de los platos típicos de la isla en un bocado de alta cocina. El cerdo negro ibicenco en gyoza con gamba de la zona o el poderoso bogavante a la parrilla con crema de maíz picante y aceite de vainilla son ejemplos de una carta que ha encontrado su hueco al lograr un mix entre las tendencias japoperuvian y la influencia autóctona.

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A Molina le gusta invitar a colegas para cocinar a cuatro manos. Así, entre las últimas cenas compartidas, Mario Sandoval de 'Coque' (3 Soles Repsol) y Roberto Ruiz de 'Punto Mx' (2 Soles Repsol).

'IBIZA GRAN HOTEL' - Paseo de Juan Carlos I, 17. Ibiza. Tel. 971 80 68 06.

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