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Inauguración del nuevo Parador de Muxía en la Costa da Morte (A Coruña)

El parador del fin del mundo sobre la playa de Lourido

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Actualizado: 30/06/2020

Fotografía: Sofía Moro

El faro de Cabo Vilán y la Virxe da Barca te miran desde el horizonte sin filtros. Es fácil quedarse pegado como un sticker a las cristaleras que recorren íntegramente la fachada del parador más esperado en años. Emboscado en la ladera de Lourido, va descendiendo en bancales hacia el Atlántico como las vides en socalcos de la Ribeira Sacra. Esto es vida.

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"No me sale bien la foto", comenta un visitante abrumado frente a la infinidad azul y el verde fecundo que abarcan sus ojos. La mirada se torna insaciable ante la agreste y feroz belleza que plácidamente te acoge con los brazos abiertos. El paisaje aturde a las cámaras, no hay forma de capturarlo, solo puedes sentirlo en directo.

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Resulta reconfortante saberse protegido en este enclave de la Costa da Morte, donde las leyendas tras los cientos de naufragios han envuelto la zona en un halo de inquietante misterio. Las olas batidas, a las que los percebeiros desafían cada día son también parte esencial de su atractivo. Sin sacar un pie del último parador abierto por la cadena estatal, el 98 de la lista, se puede asistir como en cinemascope al devenir de una naturaleza que a menudo olvidamos que todavía existe.

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Sin embargo, hay que lograr salir y empaparse de autenticidad porque a pesar de su fama, esta costa se ha mantenido intacta al turismo, como si sus gentes la hubieran preservado para ellos mismos tal y como es. Las desiertas playas de la Costa da Morte –Mar de Fora, Os rostros, Nemiña, Dos Muiños, De Traba, Do Trece, Baldaio y Raso, entre otras– hay que recorrerlas. También la indómita ruta de los faros o camino dos faros.

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"Aquí se viene a disfrutar de una gran naturaleza salvaje. La costa da Morte se llama así porque es la costa donde muere el sol, el lugar del finis solis. Tenemos la puesta de sol más tardía de la costa continental. Es un lugar único de estuarios y rías, donde el mar entra y sale a su antojo. Hay cuatro rías, Corcubión, Lides, Camariñas –donde se ubica el parador– y Corme e Laxe. Son maravillosas para pasear en coche o en bicicleta porque es una zona poco intervenida", asegura entusiasmado Julio Castro, director del 'Parador de Muxía', sin poder ocultar el orgullo por su tierra a tan solo una semana de abrir las puertas el 25 de junio.

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El edificio del arquitecto vigués Alfonso Penela buscaba que la arquitectura fuese silenciosa para darle relevancia al entorno, que el mar, la playa, los bosques y la construcción se acoplaran con naturalidad. Así que cuando alguien llama pidiendo una habitación con buenas vistas, siempre se cumplen sus deseos pues las 63 miran a ese horizonte en el que hasta hace 500 años se creía que acababa el mundo, el finis terrae o Finisterre. "La idea era que solo sobresaliera un volumen desde la carretera de entrada donde destacan los tres edificios de recepción, el spa y la cafería exterior", explica Castro.

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Debido a la configuración en bancales, como en los que se plantan los viñedos en la Ribeira Sacra, la entrada es la planta cero y para acceder a las habitaciones, en lugar de subir hay que bajar. Cinco plantas plagadas de obras de arte que hablan a gritos de la historia reciente del lugar. Se ha apostado por la fotografía, una de las artes menos reconocida, que aquí se despliega museísticamente con reproducciones maravillosas de importantes autores gallegos, como Ramón Camaño, José Suárez, Manuel Ferrol, José Vidal, Virxilio Vieitez, Manuel Zendón y Xurso Lobato. Esa icónica y desgarradora imagen de Manuel Ferrol sobre la inmigración de 1957, en la que un padre y su pequeño hijo lloran impotentes. Lo que no se ve es a la madre que parte en el trasatlántico Juan Garay hacia un futuro incierto. A ese niño al que llamaban Chanquete, le ha conocido Julio Castro.

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Años después, en 2002, Castro fue espectador de una de los peores desastres en Galicia, el hundimiento del Prestige, momento que está inmortalizado en otra de las fantásticas fotos del parador. Y que fue precisamente el origen de su construcción. "Paradores siempre tuvo el objetivo de impulsar la economía donde la iniciativa privada no llegaba y fijar la población a estas zonas para que no tuvieran que abandonarlas. En noviembre de 2002 fue la catástrofe del Prestige que dejó toda esta zona afectadísima. En enero de 2003 se decidió su edificación en un consejo de ministros en La Coruña, entre otras medidas para impulsar la zona". Un paraje protegido que ha ido recuperado su esplendor durante estos años y que se refleja en cada detalle de la decoración.

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David García, del estudio de decoración que se ha ocupado del proyecto, asegura que "sería un error gordo no haber reflejado el exterior en el interior, el diseño debería pasar desapercibido. Nos hemos inspirado en las plantas de la zona, la campanilla, el toxo… los cabeceros tienen forma de bolo gallego con un bordado en verdes y amarillos como los líquenes que se forman en las piedras. El sofá del lobby es como la piedra de Abalar, que rompe, y los marineros tienen que mover juntos, porque uno solo no puede". La famosa piedra de Abalar, es una de las pedras oscilantes gallegas a las que se atribuyen propiedades de todo tipo y en la que se supone que llegó la Virgen de la Barca a Muxía para animar a Santiago.

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Las maderas de árboles del entorno como el eucalipto, el roble y el castaño están muy presentes en la decoración. También la madera de samba tropical, que aguanta bien la humedad que todo lo impregna. El trabajo en equipo ha sido una constante en el proceso. Así, los nombres de las habitaciones los eligió el director y responden a lugares emblemáticos de la Costa da Morte, que el decorador escribió a mano y que se encuentran localizados con su correspondiente carta naútica en el interior de los dormitorios. Le preguntamos a David García que nos chive cuál es su habitación favorita. "La de la esquinita justa del parador en la 5ª planta, es como muy reservada, y se ve muy bien la línea del mar, la playa y las vistas".

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Ya va siendo hora de comer en la tierra con el mejor marisco del mundo, y Julio Castro apunta que es porque el mar está más batido. "Hay centollos, bogavantes, percebes, robalizas o lubinas, escacho, sanmartiño, o congrio. Pescados de roca exquisitos. Los dos últimos secaderos de congrio de Europa están en Muxia". El joven cocinero del parador guisa un hermoso congrio mientras le filman. Huele que alimenta en las inmaculadas cocinas, en las que aún no ha arrancado la actividad frenética de julio y agosto, con todo reservado. Habrá que encomendarse a los altares para que alguna cancelación deje un hueco libre.

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El tiempo en Muxía. En Galicia el tiempo cambia a cada hora del día. Así que hay que ir equipado para que llueva por la mañana y luzca el sol por la tarde, o viceversa. Un chubasquero siempre es útil. Las temperaturas nunca son extremas, porque el océano Atlántico tiene un componente de regulador térmico. La temperatura media anual es superior a los 13 ºC. En verano se sitúa alrededor de los 20 ºC. En A Coruña, provincia en la que está enclavada la Costa da Morte, las temperaturas son superiores al resto de la comunidad. Consulta la previsión en Meteogalicia.

'PARADOR DE MUXÍA' - Lugar de Lourido s/n. Muxía, A Coruña. Tel. 881 16 11 11.

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