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La belleza hecha pueblo
Frigiliana es la única localidad malagueña incluida entre los pueblos más bonitos de España. El gran estado de conservación de su casco histórico, de origen morisco-mudéjar, es uno de los factores más importantes. El impoluto blanco de su red de callejuelas se encuentra salpicado de multitud de colores en puertas, rejas y dinteles de las viviendas, que configuran así un espacio único. Arcos, cuestas, adarves, vías en recodo, callejones o pasadizos ayudan a viajar en el tiempo durante un paseo por el municipio, que cada verano es escenario del Festival de las Tres Culturas.
El edificio más llamativo es el Palacio de los Condes de Frigiliana, construido en el siglo XVI, con una fachada decorada con pinturas y motivos geométricos. El inmueble es popularmente conocido como 'El Ingenio' y actualmente alberga la única fábrica de miel de caña de toda Europa. La Iglesia de San Antonio de Padua, del siglo XVI, es otro de los lugares más sugerentes, mientras que a lo largo del intrincado urbanismo se esconden puntos de interés como la Fuente Vieja, los Reales Pósitos, El Torreón, la Fuente de las Tres Culturas o la bonita Casa del Apero. En ella se ubica el Museo Arqueológico de Frigiliana, que recorre la historia local desde el Neolítico a la actualidad.
El Jardín Botánico de Santa Fiora es uno de los espacios abiertos más utilizado por las gentes del pueblo. En este recinto se encuentran algunas de las especies que han sido históricamente útiles para la localidad como el esparto, la caña de azúcar, el tomillo o el palmito. En los alrededores del centro histórico se pueden observar los pocos restos que aún se conservan del viejo castillo árabe, del siglo XI, así como la Ermita del Ecce Homo.
Su espectacular entorno natural permite a Frigiliana disponer de diversos miradores desde los que podemos observar el Mar Mediterráneo. Pero también podemos adentrarnos por numerosos parajes de gran riqueza ecológica en el Parque Natural de Sierra Tejeda-Almijara. Entre los senderos más atractivos se encuentran el que asciende al Pico de El Fuerte, el que se adentra en el cauce del río Higuerón o el que llega hasta la preciosa aldea de El Acebuchal.