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Huete

Ciudad monumental

Huete merece una visita sosegada para disfrutar de sus monumentos, sus tradiciones y su entorno natural. Situado en la Alcarria conquense, este municipio fue residencia de judíos, árabes y cristianos como atestiguan sus calles. Hay que pasear por su casco urbano deteniéndose en las múltiples casas palacio como las de los Amoraga, los Montalbo o los Salcedo (todas del siglo XVII), así como en el pósito, la torre del Reloj y el acueducto de Valdilongo.

El castillo de la Luna fue construido en el siglo IX como una alcazaba. Desde cada extremo de la fortaleza bajan las murallas de la ciudad con tres puertas: Daroca, Medina y Almazán. Se recomienda visitar la zona de las tiendas, en el paño norte, donde aún hay fragmentos de la muralla original del siglo VIII.

Numerosos edificios religiosos pueblan las calles de Huete. Entre ellos sobresale por envergadura e importancia el monasterio de Santa María de la Merced (BIC), un impresionante edificio barroco cuyo origen se remonta al siglo XIII, fecha de construcción de su claustro. Alberga una iglesia (s. XVII) de proporciones catedralicias que es una de las joyas barrocas de la provincia y en su interior se encuentran los museos de Museo de Arte Sacro, Museo Etnográfico, Museo de Arte Contemporáneo Florencia de la Fuente,, imperdible con lienzos de Dalí, Picasso o Corot.

Cerca se encuentra el convento de las justinianas de Jesús y María (BIC), conocido popularmente como ‘El Cristo’. Se fundó en 1576 y tiene una planta rectangular, la iglesia gótica de Santa María de Castejón, un precioso claustro, una espectacular portada renacentista y alberga el Museo de la Fotografía. La iglesia de Santo Domingo de Guzmán, del siglo XIV al XVII, en estilo de transición entre el renacimiento y el barroco, fue sede de un convento de dominicos de los más importantes de la Corona de Castilla. Es uno de los mejores ejemplos del protobarroco conquense. De la iglesia de Nuestra Señora de Atienza, también BIC, hoy solo quedan los restos del ábside poligonal gótico y los muros de la cabecera. De las ruinas de la iglesia de San Pedro (BIC) emerge una capilla del siglo XVI con una interesante portada manierista. Bajo ella discurre una calle subterránea gótica de los siglos XIII al XVII.

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