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O Irixo

El gran desconocido

Es difícil reunir estas circunstancias al mismo tiempo: ser el tercer Ayuntamiento más grande de Ourense, con un centenar de núcleos habitados, y contar con más vecinos fuera, buena parte en América, que dentro. Esta es la realidad de O Irixo, un territorio con 1600 residentes que viven sobre todo de la ganadería y la madera, vigilado por los Montes do Testeiro y el Pico Seco, y tapizado en los valles por una espesa arboleda. 

Con una docena de parroquias y gran tradición cantera, este municipio al límite de la provincia de Pontevedra conserva restos medievales y abundante patrimonio religioso, como templos y cruceros. Buena parte de las iglesias están revestidas con ornamentación barroca, como Santo Estevo de Cangués (originaria del siglo XIII), San Xoán de Froufe, Reádegos y las magníficas Santa María do Campo y Santiago de Corneda. Además, existen tres castros, en Corneda, Orros y Souteliño, que atestiguan que esta tierra fue habitada desde muy antiguo. Y nada mejor que recorrer la conocida como Ruta dos Castros para disfrutar de la naturaleza feraz que ofrece O Irixo: ríos, molinos, hórreos y algunas pequeñas poblaciones de las muchas que salpican este paisaje con fondo verde.

La cría de caballos en la zona de Parada de Labiote da lugar, en el mes de agosto, a un tradicional curro gallego, la fiesta en la que los vecinos conducen hasta un recinto acotado a los cuadrúpedos para desparasitarlos, raparles las crines y marcarlos. Es en esa época estival, durante varias festividades patronales como el Carmen, cuando O Irixo vuelve a recibir a los que marcharon, sus hijos y sus nietos.

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