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Desbordante patrimonio, imborrable atmósfera
San Lorenzo fue martirizado en una parrilla. Este peculiar suceso sirvió de inspiración para dar forma de barbacoa a su impresionante monasterio que, para algunos, es la Octava Maravilla del Mundo. Felipe II lo levantó por una antigua creencia. En ese lugar, se aseguraba, había una puerta abierta al infierno. Así que el monarca no escatimó en gastos para tratar de evitar que el diablo campase a sus anchas por esta bella localidad. De esta forma, 'cerró' el acceso al demonio construyendo el monasterio, cuyas obras comenzaron en 1563 con Juan Bautista de Toledo y concluyeron en 1584 bajo la batuta de Juan de Herrera.
Su interior aloja un patrimonio cultural e histórico imposible de resumir, aunque prodigioso es el adjetivo que más justicia le hace. De El Bosco y Tiziano a Velázquez, el visitante viajará de maravilla en maravilla. Además, las dependencias del monasterio cuentan con el llamado museo de la Construcción, que permite vivir una experiencia única en torno a la edificación de esta compleja obra de arte de la ingeniería, declarada Patrimonio de la Humanidad, que incluye un palacio real, una basílica, un panteón, una biblioteca y el ya referido monasterio. La monumentalidad, sin embargo, también está presente fuera del recinto. Lo comprenderemos mejor si damos una vuelta por los bellos y elegantes jardines que lo rodean.
El desbordante patrimonio cultural se enriquece aún más con el entorno natural que rodea a este municipio. En este sentido, es muy recomendable visitar el Bosque de la Herrería, en el que se ubica la llamada silla de Felipe II, un mirador excavado en la piedra desde donde el rey, según cuenta la leyenda, contemplaba los progresos en la construcción del monasterio a los pies del monte Abantos. En cualquier estación del año, pero sobre en tiempo estival y con sus cursos de verano, San Lorenzo se sumerge en una peculiar atmósfera de conocimiento y de gran actividad intelectual por las mañanas, y de visitantes buscando el fresco de las terrazas y la conversación agradable por las noches. Callejeando por el centro urbano nos toparemos con el Real Coliseo de Carlos III, el primer teatro cubierto que se construyó en España y que ofrece actualmente representaciones culturales de carácter dramático y musical.