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Cafeterías en Madrid: ‘Cafelito’, ‘Bite Me Café’, ‘Alma Nomad Bakery’ y ‘Dot Café Bar’

Desayuno con Soletes

19/11/2024 –

Actualizado: 08/12/2022

Texto: Ana Caro

Fotografía: César Cid

A la barra de Julio y Santiago, repleta de cafés colombianos, recurren algunos vecinos de Lavapiés para dejar las llaves de casa; gracias a Sandra y Joel se pueden comer donuts veganos sin salir de Legazpi. Timi y Joaquín ya hacían pan de masa madre y todo tipo de dulces en Budapest antes de llegar a la plaza de Olavide; y José y María han conseguido que su cafetería sea punto de encuentro en Delicias a golpe de bikini. Cuatro cafeterías con Solete en Madrid donde desayunar o merendar es un placer.
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1. 'Cafelito'

Cuando Julio -diseñador audiovisual- y Santiago -creador de ‘Hora Chanante- llegaron por primera vez al número 20 de la calle Sombrerete, se encontraron un locutorio bangladesh que nada tenía que ver con lo que hoy es ‘Cafelito’. Ahora, siete años después, regentan una de las cafeterías más queridas de Lavapiés. Su objetivo era un sitio al que ellos quisieran ir, donde se sirviera “café de calidad sin llegar al punto radical en el que se vuelve muy snob”. Lo consiguieron.

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‘Cafelito’ te acoge desde la calle, a través de la ventana que da a la barra, con un bodegón setetentero y colorido pintado a mano por un amigo de los dueños. “La ventana está desde el principio, cuando solo estábamos los dos y solo servíamos tés y cafés”, rememora Julio. En la pandemia esta ventana les salvó y ahora cada mañana vecinos del barrio pasan a por su desayuno para llevar. Porque incluso en las mañanas complicadas en las que no hay tiempo para sentarse se puede tomar café rico, y aquí lo tienen claro.

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“El café de Colombia se ha convertido en nuestra seña de identidad”, reconoce el dueño, mientras muestra un sobre de café que proviene de una zona a 45 minutos de casa de sus padres, en Manizales. Tienen cafés clásicos pero merece la pena echar un vistazo a los “más frikis”. Para elaborar el Magdalena Espresso abren una magdalena de pueblo con un sacacorazones, la llenan de café espresso y chocolate y la vuelven a tapar. El Campesino, con base de miel, panela, doble espresso y agua, lleva una rama de canela en lugar de una cuchara y surgió a raíz de una conversación telefónica entre Julio y su padre.

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Sigue el festival cafetero cuando aparece el licor, como es el caso del Barraquito con crema de orujo -que también lleva leche condensada y ralladura de limón-, en honor a “un amigo que quería en carta un café con Baileys”. Para valientes guardan la baza del Pasolini, una especie de carajillo, pero con canela y Amaretto.

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También lleva Amaretto el cheesecake de melocotón que aguarda la hora de la merienda al lado de la barra. “Aunque gusta mucho la de zanahoria, hay gente que llama desde su casa para preguntar si hoy tenemos”, ríe el anfitrión. Mientras, en la barra comienzan a mezclar el té chai con sus especias, en un gran bote de cristal muy parecido al del agua infusionada que da la bienvenida. Hoy, es de naranja.

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Nada más entrar, el dibujo de un gran coyote mexicano aúlla en la pared izquierda. Es un símbolo de buen augurio pintado por una de las artistas que continuamente exponen en ‘Cafelito’ a coste cero. La cultura está presente en toda la cafetería, incluso en el baño, donde se esconde la estantería de libros para intercambiar. En la pared que separa ligeramente las dos estancias de la cafetería, hay colgadas tote bags de los Dragones de Lavapiés, para quien quiera colaborar con este club de fútbol que aúna jóvenes de 40 nacionalidades. Al lado, cuelgan varios manojos de llaves que han dejado vecinos, quizás, para algún compañero de piso despistado. “A veces también nos traen paquetes de mensajería para clientes”, sonríe Julio, orgulloso y con razón, de su comunidad.

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Durante la entrevista una mañana cualquiera en la cafetería intervienen, de manera natural, clientes que cuentan en qué año les conocieron, el gestor de la inmobiliaria que lleva el alquiler del local, una familiar del cocinero, y un perro que sabe que allí a veces se regalan galletas caninas “no solo para clientes”. Ojalá un ‘Cafelito’ en cada barrio.

‘CAFELITO’ - Sombrerete, 20. Tel: 91.084.30.96

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2. ‘Bite Me Café’

Todo es acogedor cuando entras en ‘Bite Me Café’. El ventanal a la plaza de Legazpi, las tupidas cortinas verdes recogidas con un cordel dorado, las plantas, las paredes de ladrillo visto y las lámparas con objetos reciclados. “El padre de Joel vino de Canadá para ayudarnos con la obra del local”, cuenta Sandra. Eso fue en 2019, meses antes del inicio de la pandemia, pero la historia comenzó mucho antes.

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Sandra se fue a Canadá “el típico año de después de la carrera de ‘qué hago con mi vida’”, y conoció a Joel, un chico de Halifax. Durante un viaje en Berlín, conocieron una cafetería que hacía donuts veganos y se les encendió la bombilla. Ella es vecina de Legazpi así que apostaron por el barrio. En cuanto a la filosofía del negocio, hubo aún menos dudas.

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“Nosotros tenemos una manera de ver la vida y nuestro negocio es así”, explica, pero ningún cartel en toda la cafetería indica el inexistente uso de producto animal para sus elaboraciones. No les interesa tanto que la gente lo sepa, como que se sorprendan al probarlos y enterarse, aunque cada vez son más los veganos que se convierten en clientela fiel. “Son donuts veganos y no por eso son saludables.

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"Sigue siendo azúcar y sigue estando frito, eso no te lo quita nadie”, matiza Sandra con franqueza. Sigue siendo azúcar y sigue estando frito, eso no te lo quita nadie”, matiza Sandra con franqueza. Más que una cafetería saludable es una cafetería donde todos tienen un capricho disponible. Los de vainilla, chocolate y canela son los únicos que no se retiran del orden del día, pero “todas las semanas sale uno y entra otro”. Uno de los más queridos -y a veces añorado- por su clientela es el de Lemon Cream, con una nata mezclada con cuajada de limón; y otro de los favoritos de Joel y Sandra es el London Fog, con glaseado de esta infusión y relleno de vainilla.

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Es tan amplia su oferta de donuts que cuentan incluso con donuts salados. El de pizza, relleno de salsa de tomate casera y glaseado de tomate seco, con queso, ‘bacon’ y cebollino es uno de sus favoritos. Pero no solo amasan, hornean y fríen donuts. Los bagels son otra de sus especialidades saladas: por ejemplo el Breakfast, de tofú con sal “que le da sabor a huevo”, ‘bacon’ aguacate y encurtidos hechos por ellos, es uno de los que siempre triunfa. La hamburguesa huancaína, lleva anacardos fermentados para hacer la salsa de queso y ají. “El queso de anacardos es de Vegasauria”, detalla la dueña del negocio.

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Precisamente pan de bagel es lo que están amasando Lara y Claudia en el obrador, tras una ornamentada puerta de madera oscura que baila trás la barra. “Este panecillo tiene una particularidad, y es que va tanto cocido como horneado”, explica, mientras dan la forma redonda y con un agujero en medio. El equipo de pasteleras van por la mañana a las 5 a estirar la masa de los donuts, para fermentar antes de meterse en la freidora. Ahora, están probando creaciones navideñas para las cajas temáticas de Año Nuevo y Navidad. “Yo pedí hacer prácticas en ‘Bite Me’ porque ya era clienta antes, y me he quedado trabajando aquí”, cuenta una de las reposteras. Queda claro que del ‘Bite Me’ cuesta irse.

‘BITE ME CAFÉ’- Plaza de la Beata María Ana de Jesús, 2. Madrid. Tel: 91.054.02.09

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3. 'Alma Nomad Bakery'

El aroma a pan horneado y fruta inunda prácticamente toda la calle Santa Feliciana, muy cerca de la plaza de Olavide, en Chamberí. Es un día de diario por la mañana y la fila que desborda el pequeño local de ‘Alma Nomad Bakery’ no da tregua. Algunos se sientan en las dos pequeñas barras encajadas a ambos lados de la estancia, pero casi todos quieren llevarse el desayuno. “En Budapest teníamos el mismo modelo de negocio, pero ahora tenemos mucha más gente”, explica Joaquín, apoyado en la fachada de su panadería y pastelería. Dentro, no se cabe.

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Timi y él se conocieron en Viena, montaron su propio negocio en Budapest y cuando se enteraron de que la familia iba a crecer, se trasladaron a Madrid, negocio incluido. Ahora, 12 personas forman un equipo en el que Timi se encarga de la parte dulce y él, del pan. Su pan de masa madre ha tenido tanto éxito en el barrio que ya venden para los restaurantes ‘El Enemigo’ o ‘Romero Verde’, pero siguen centrándose en los clientes de cada día.

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“Tenemos baguette de trigo blanco, moldes de centeno y espelta integral… Y cada día intentamos sacar uno especial, hoy es de pasas y nueces”, explica el panadero. Para mantener la alta calidad en los panes usan harinas de distinto cereal y de diferente molino: desde Cerecinos (Zamora) hasta Colomina (Girona), pasando por Cologne, en Francia.

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Un cuidado en el producto que también se percibe en la miel de Coloma -también en Zamora- el aceite de oliva virgen extra de Las Hoyas, en Almería. La mantequilla es de Elle et Vire, los huevos de la Finca Cabezamarta - a pocos kilómetros de aquí- y el chocolate, de Varlhona. Y para acompañar el dulce, café del tostador húngaro Casino Mocca.

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Con esa materia prima es algo más fácil dar con un sabor rico y una textura agradable, pero en las elaboraciones de ‘Alma Nomad’ se percibe también, escuela y cariño. “El croissant de pistacho tuvo muchísimo éxito hace un tiempo, pero yo personalmente prefiero el de almendra”, explica Joaquín, mientras Timi continúa atendiendo a la abundante clientela. Gallette de cerezas, rollos de canela, hojaldres caramelizados con cardamomo… hay que venir varias veces para probarlas todas.

‘ALMA NOMAD BAKERY’ - Santa Feliciana, 10. Tel: 613.02.68.88

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4. 'Dot Café Bar'

Jose trabajaba en diseño de iluminación y María era socia de una cafetería en Barcelona cuando vinieron a Madrid a la boda de una amiga y conocieron el local en el que ahora prácticamente hacen vida. Así de sencillo y así de aleatorio es el comienzo de ‘Dot’, una cafetería que abrió en abril del 2019. “Fue un cambio muy orgánico”, cuentan, sentados en una de las mesas de un Dunkin Donuts que acababa de cerrar y compraron ellos mismos en Wallapop.

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“Iván de ‘Mosaísta’ es experto en terrazo y baldosa hidráulica catalana, y nos hizo los tableros con nuestros tres o cuatro colores”, explican. Poco antes de abrir ‘Dot’ hicieron un viaje a Los Ángeles y de ahí se trajeron la inspiración de colores tierra y cálido que ahora prima en todo el local. Todo es así en aquí, cuidado y a la vez simple, en el mejor de los sentidos.

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A muchos de sus clientes no les importa de dónde es su café, ni cómo está tostado, pero les encanta, y es en parte, gracias a Jordi, de Nomad Coffee, amigo de la pareja antes de que a los tres les diera por el café. Otra de las ideas que les ha hecho adquirir fama en el barrio y fuera de él son los bikinis, con pan de masa madre de ‘Panadarío’ y “embutido de Rafa, que tiene una tienda en el barrio”.

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Preparan sándwiches de pastrami, de salmón, de pulled pork, el mixto original de jamón y queso… Cualquiera es una buena opción tanto para el estómago como para los ojos. Los dulces corren a cargo de Raquel, de ‘Repostet’, “que recupera en sus elaboraciones ingredientes que cada vez se usan menos, como el arrope”. Hoy tienen el de frambuesa y mandarina, que sorprende por la intensidad de su sabor.

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Tanto en su cocina -donde ahora también prepara platos del día, como boniato asado con mantequilla de lima, ricotta, quinoa y avellanas- como en la tienda anexa, la pareja intenta trabajar con proyectos que cuiden la honestidad. “No solo priorizar la proximidad, sino también el conjunto del proyecto que hay detrás”, matizan. Así, tienen tabletas de chocolate de Tony’s, que lucha contra la explotación en las cultivos de cacao; bebidas de ‘Zumiño’, un proyecto gallego que aboga por una vuelta a lo rural con coherencia, o huevos de ‘La Pradera’, los primeros con huella de carbono neutra en Madrid.

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“La idea es que acabe siendo como un súper de barrio”, pero con las baldas repletas de productos conscientes. En ambos proyectos prima la atención por la innovación, el corte sencillo y actual, y la comida muy vistosa. La clientela, sin embargo, se parece más a la de cualquier barrio que a la de una cafetería de moda. “Tenemos unas mujeres que vienen todos los jueves a desayunar porque hacen aquagym en la piscina de al lado, se acaban de ir”, sonríe María. Miramos a nuestro alrededor y nos lo creemos.

DOT CAFÉ BAR’ - Eugenio Sellés, 6. Tel: 91.212.15.13

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