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Chiringuito Tropical en Playa Blanca (Yaiza, Lanzarote)

El chiringuito de Lanzarote en el que te vas a empadronar

19/11/2024 –

Actualizado: 21/05/2023

Fotografía: Sofía Moro

Tomates de Tinajo, que el joven agricultor lleva hasta la puerta a media tarde, pulpos recién capturados a media mañana, sardinas de La Graciosa, gambas de La Santa, salmón ahumado de Uga y mar. Solo el mar ante tus ojos mientras vas, sorbo a sorbo, intentando que no se acabe nunca el mojito de ginebra de aloe vera de Lanzarote para dar tiempo a Luis Benito a sacar uno de sus arroces marineros con lo que culminar una jornada de puro relax en su chiringuito Tropical, en Playa Blanca (Yaiza), todo un Solete.  

 

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Hay truco para poder llegar hasta el 'chiringuito Tropical' (Solete Guía Repsol). Si lo buscas en Google Maps, es incapaz de llevarte. Y no es porque se encuentre perdido en un lugar recóndito. Está a la vista de todos, pero resulta invisible a los ojos. Los lanzaroteños del norte, a los que suele dar pereza bajar al sur, lo tienen como sitio de referencia y hacen una excepción para pasar el día tumbados en la playa mientras degustan las tapas y arroces que Luis Benito y su amable equipo preparan en este lugar, que comenzó siendo una caseta de playa del hotel contiguo.

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Hay que buscar hotel Royal Mónica, y dejar el coche en el parking antes de salir al estrecho paseo de la playa y dirigir tus pasos hacia la izquierda, hasta toparte con las mesas pintadas de azul y una pared repleta de paellas de colores como satélites alrededor del Sol. Sonriente, afable y acogedor, Benito no deja de idear planes para que sus clientes quieran volver una y otra vez.

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Entre mayo y septiembre celebra sus cenas a 4 manos con los Soles y Soletes de la isla, que tanto éxito tuvieron el año pasado. El chiringuito, con vistas a la vecina Fuerteventura y a la Isla de Lobos, está a escasa distancia del Faro de Punta Pechiguera, con sus espectaculares piscinas naturales. Es un merecido premio tras una ruta a pie o en bici por el entorno volcánico, casi lunar, con los suelos de ceniza (rofe) de este lugar tan de otro mundo.

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La propuesta de Luis no puede ser más auténtica. Valora el producto local y su carta es una oda a ese territorio en el que viñas y cultivos asoman entre la tierra negra como si fuese un milagro. Se abastece de la propia isla y las cercanas. Las cajas rebosantes de tomates rojos madurados en la mata y de golosas fresas de explosivo sabor esperan en la furgoneta a que el joven agricultor charle un ratito antes de descargarlas. Una vida en la que hay tiempo para interesarse los unos por los otros. En la barra, el chicharrero que captura los pulpos toma una cerveza, curtido por el sol de pasarse la vida entrando y saliendo del mar. "También tenemos mejillones y percebes, que aquí se llaman patas cabras, en los alrededores del Faro de Punta Pechiguera", presume el pescador.

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El desfile de tapas da gusto. Los tomates de Tinajo aliñados son el aperitivo de cortesía para todos los clientes, con un punto dulce y ácido, bañados en aceite de oliva virgen. Las sardinas de La Graciosa, maduradas una hora en aove, se convierten en un bocado adictivo. Atún rojo de Fuerteventura, la última pieza de 250 kg que el mismo Luis despieza, con ronqueo incluido. Zamburiñas, más pequeñas que las gallegas, aliñadas con mojos rojos y una pizca picantes. El preciado salmón ahumado de Uga, que tanto gusta dentro y fuera de la isla por su proceso respetuoso con el sabor del pescado, que se potencia sin enmascarar ni salar demasiado.

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“El pan es del horno de 'Kamezi' -las villas vecinas en las que el lujo silencioso y la integración son seña de identidad y que alberga Un Sol Guía Repsol-. Los pescados y mariscos llegan de las cofradías de Playa Blanca, Puerto del Carmen y La Santa", con sus gambas o quisquillas de huevas azules y gusto dulzón. "También trabajo mucho los carabineros, que ahora se pescan casi más que las gambas. En verano, cuando están en temporada, tenemos merluza de La Graciosa o las sandías de Soo (Teguise), que tienen un dulzor especial”, cuenta orgulloso Luis, natural de Almansa (Castilla La Mancha), que se enamoró de Lanzarote hace 16 años.

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¿Y cómo llegó un manchego de secano a este rincón del Paraíso? Luis tenía una fábrica de hielo en su localidad "y esporádicamente me dedicaba a cortar jamón cuando me lo pedía algún amigo restaurador". Un día, un empresario que iba a abrir un negocio en la isla vió lo bien que se apañaba con la pata negra y le hizo la propuesta de trasladarse a la isla. Y aquí se quedó, echando raíces ya con un hijo mitad conejero.

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La otra gran especialidad del chiringuito 'Tropical' son los arroces, que se los enseñó a hacer su madre, Belén, en plena Mancha. "Siempre los preparo con la variedad bomba de la DO Calasparra". En carta desfilan la paella clásica, el arroz con costilla, secreto y pluma, el negro, del señoret, con carabineros de La Santa o uno manchego, con manitas de cerdo, foie, garbanzos y costillas. Como concesión a la nostalgia, gazpacho de su tierra, aunque ha sustituido la caza por el marisco. Y entre chapuzón y chapuzón, refrescarse con el dulzor de algún cóctel hasta ver ocultarse el sol.

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