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El Ateneo de Valencia, punto de encuentro de la cultura en la ciudad, data de 1953: en la sexta planta está su mirador abierto al público. Aquí podrás tomar algo mientras admiras la vista panorámica de Valencia a tus pies: verás sus edificios más representativos, la Sierra Calderona… ¡y hasta el Mediterráneo! A nivel gastronómico apuestan por la cocina fusión, con platos 100 % vegetarianos con productos de la tierra.
Su brunch con dj en directo se ha convertido en uno de los planes dominicales favoritos de los valencianos. Los afterwork a diario o tardeos de fin de semana son otros de sus reclamos, aunque es la propuesta gastronómica del chef Nicolás Román lo que realmente nos conquista de ‘Palau Alameda’, junto al Jardín del Turia. Puedes descubrirla a través de su menú del día -a 15 euros- o bien adentrarte en sus universos gustativos en ‘Àtic Restó’, una sorpresa gourmet. La esencia del producto y la búsqueda del sabor son los dos pilares sobre los que sustenta su carta, en la que encontrarás platos tan singulares como su espencat con katsuobushi o su salmorejo amarillo con anguila ahumada, que mezclan tradición valenciana con vanguardia asiática.
Este kiosco urbano tiene mucha historia: desde los años 60 es un clásico a la hora del esmorzaret (almuerzo) valenciano, con sus camareros de toda la vida y el trato familiar que les caracteriza. Su tortilla de patata o sus bocadillos generan devoción, sobre todo el especial de la casa, llamado Bombón: lomo, queso, champiñones, salsa verde, mayonesa y patata. La mejor garantía es que tienen clientes que llevan décadas yendo a ‘La Pérgola’… y cuyos hijos o nietos también son adeptos.
¿Quién dijo que frente al mar no se come bien? ‘El Mayo’ es un chiringuito estival, como los de antaño, donde comer un buen arroz a banda con los pies en la arena de la playa del Dossel -conocida popularmente como “la de los alemanes”- de Cullera. Más de seis décadas avalan la tradición gastronómica de este antiguo merendero de arena entre dunas muy cerca del faro. Aquí la música en directo es otro de los reclamos: los viernes y los sábados por la noche, grupos locales o cantautores crean una atmósfera mágica.
Lo que hace 6 años comenzó como un asador de pollos y tapas ha ido evolucionando hasta convertirse en una opción gastronómica mediterránea con mucha personalidad y destellos asiáticos. Prueba el pulpo a la brasa con patata y salsa romescu, que es uno de sus platos estrella, pero también destacan sus fuera de carta: tomate del perelló con burrata y pesto, buñuelos de sepia y alcachofa con mayonesa suave de ajo y perejil, o croquetas de boletus con trufa.
Ellos dicen que el secreto está en las ganas -y nosotros añadimos que también- y, sobre todo, en cocinar con cariño. El menú del día del ‘Camaleón’ es una apuesta segura, como lo son su terraza y sus precios populares. Sus manjares se llaman ensaladilla rusa con tartar de atún y kimchi, alcachofas rellenas de duxelle de boletus y cremoso de queso de cabra, tortilla cremosa con espuma de trufa, o mollejas glaseadas con guisantes. Aunque cambian la carta muy a menudo por lo que, cuando vayas, te sorprenderán con nuevos platos. No te pierdas sus arroces… ni su tarta de queso.
Apetecibles tapas para compartir y cócteles en un pequeño local en el barrio de Benimaclet. Causa limeña, bao de cerdo Pekín, tataki manchego o ceviche nikkei: su carta es toda una declaración de intenciones que parece un pasaporte para dar la vuelta al mundo. Si vas cualquier noche de verano, pide mesa en su terraza.
En el Paseo Marítimo de la Patacona está ‘La Más Bonita’: un chiringuito de playa con aires mediterráneos inspirado en la típica casa de Formentera, ya que aquí todo es blanco y azul turquesa. Te gustarán sus desayunos y brunch -también para llevar-, te aficionarás a sus tartas… y acabarás yendo a cualquier hora, porque su cocina está abierta todo el día. Su extensísima carta y su ambiente acogedor lo convierten en el lugar perfecto en Alboraya para hacer una parada en cualquier momento, antes o después de la playa.