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Cuentan los historiadores que los fundadores de Zuheros, los árabes Banu Himsi, debieron ser una mezcla de guerreros y poetas, por elegir tan pintoresco lugar como morada. Emplazada entre afilados y escarpados riscos, les permitía admirar tan maravilloso paisaje desde la seguridad de las alturas. Llegaron en el siglo VIII y excavaron dos fortificaciones en sendos peñascos de roca caliza, en árabe, Sujayras, que dan nombre a esta pequeña joya cordobesa de apenas 900 habitantes, y que por su entorno y enclave es perfecta para conocerla con tu mascota. No hay nada como una escapada a un lugar donde desconectar por unos días de horarios, paseos por el asfalto y entrenos de obediencia para estrechar lazos con tu cuatro patas.
Merece la pena llegar a Zuheros desde la localidad de Doña Mencía, a tan solo 7 km de nuestro destino, y desayunar en el bar junto a la antigua estación de tren, ahora convertida en tramo de la Vía Verde de la Subbética. Allí se reúnen senderistas, ciclistas y amantes del canicross –correr con el perro atado a la cintura– para hacer el recorrido que lleva a Zuheros. Es un lugar ideal para hacer la primera parada, dar un pequeño paseo con los canes y disfrutar del paisaje.
La Vía Verde aprovecha el antiguo trazado del Tren del Aceite, que unía las provincias de Málaga, Córdoba y Jaén. Desde allí, la entrada a Zuheros tiene unas vistas sorprendentes del castillo y el pueblo, que parecen surgir de las entrañas de las rocas calizas y del 'Temblaero', un gran farallón que parece caído del cielo.
Una vez en la localidad, desde el aparcamiento del llamado Tajo del Charco Hondo, puedes bajar por el puente de piedra hasta el antiguo paso ferroviario, el puente de hierro, donde tu perro podrá refrescarse y estirar las patas en La Fuente, un pequeño manantial que sirve de abrevadero y que encontraréis por el camino. Las aguas del río Bailón forman cascadas que bajan bailando entre guijarros y rocas hasta colmar las diversas fuentes de los alrededores.
Esta parte del recorrido termina en la fuente del cementerio, lugar del que parte otra ruta por el Parque Periurbano, donde es fácil poner a prueba vuestro equilibrio y confianza mutua atravesando el puente colgante que hallaréis por el camino. Es aconsejable que lleves algunos premios en el bolsillo, pues el puente se moverá a vuestro paso y la recompensa te ayudará a motivar a tu perro en el caso de que se asuste.
Este sendero recorre la villa de Zuheros rodeándola y parece salido de un cuento, con un camino empedrado donde los olivos y almendros campan a sus anchas entre las piedras calizas. Los perros pueden ir sueltos, pero por precaución es mejor que vayan con correa, ya que aunque el camino está vallado hay zonas por las que podrían caerse. No dejes de tomar unas fotos en este peculiar puente ni en el de madera que veréis más adelante.
Es imposible perderse, si no es adrede, por la Sujayra de los Himsi. Sus habitantes no escatimarán en explicaciones e incluso puede que te revelen un camino desconocido por los forasteros. Las rutas circulares por el barrio musulmán del municipio son un plan excelente para ir abriendo boca.
Desde el parque Periurbano se alcanza la plaza de la Constitución, con las antiguas atarazanas. Albergó en su momento una mezquita, convertida siglos después en iglesia. Comparte con tu perro la emoción de sentir el aire fresco de la Sierra y el eco del canto de los mirlos al asomaros al mirador, que ofrece unas espectaculares vistas de toda la campiña olivarera (la comarca es muy famosa por su aceite de oliva virgen) y de la ruina del palacio renacentista, construido por Hernán Ruiz bajo el mandato de Juan Fernández de Córdoba, Quinto Señor de la Villa de Zuheros, a finales del siglo XVI.
Esta impresionante explanada es la antesala a la plaza de la Paz, donde se encuentra la Torre del Homenaje del antiguo castillo, auténtico señor del paisaje, erigido sobre un imponente peñón, y la Iglesia de la Virgen de los Remedios, que tiene una terraza perfecta para tomar el aperitivo de mediodía. Además, es el lugar más concurrido del pueblo, punto de encuentro de senderistas, visitantes y lugareños.
A la hora de comer, en el mesón 'Atalaya', (en dirección a la Cueva de los Murciélagos), puedes degustar y comprar los famosos quesos de cabra de Zuheros. No dejes de pedir el queso al horno, con romero y tostas, el guiso de habichuelas con perdiz o las "cachorreñas", una ensalada de naranja y bacalao típica de la zona, todos generosamente regados con el virgen extra de la Campiña. Ideal la pequeña terraza donde podrás estar con tus perros sin ningún tipo de problema.
Continúa la ruta mudéjar por la calle del Horno, lugar en que se encontraba el horno del Señor de Zuheros, donde sus súbditos iban a cocer el pan, está el magnífico Mirador de la Villa. Por el camino, podrás ver otra impresionante torre albarrana, conocida simplemente como La Torre. Situada en pleno corazón del antiguo arrabal mudéjar, aún conserva una parte de la muralla. Hay quien habla de la existencia en la Edad Media de un puente que unía esta torre con la del homenaje.
Los perros disfrutarán de lo lindo recorriendo el pequeño laberinto de piedra que comunica la parte alta y la inferior del mirador, asomándose por el ventanal de la entrada y olisqueando entre las macetas de los callejones.
El mirador de las Escominillas aparece casi por sorpresa, al tomar el callejón del mismo nombre y bajar por un pasillo escalonado que se abre a la sierra, coronada por la Cruz de la Atalaya, que de noche parece flotar sobre el cielo de Zuheros. Es una terraza menos transitada que la anterior, lo que la convierte en un lugar perfecto para pasar la tarde de relax con tus mascotas y contemplar el atardecer.
Los paisajes que el agua del río Bailón ha esculpido en la roca caliza y que forman parte de la Subbética son otros de los atractivos de Zuheros y un lugar fantástico para gozar de tu perro en libertad. Merece la pena dedicar un día entero a hacer alguna de las rutas por el Parque Natural de las Sierras Subbéticas. Compensa el levantarse temprano para subir al Peñón de la Cueva de los Murciélagos y ver la cara de felicidad de tu perro al descubrir la llanura inmensa que aparece detrás del serpenteante camino.
Para llegar, toma la carretera que parte desde el Museo de Artes y Costumbres Populares. La Cueva de los Murciélagos sirvió de morada desde el Paleolítico medio hasta la época romana y está declarada Bien de Interés Cultural. Las visitas (sin perro) se conciertan en el Ecomuseo que hay a unos pocos metros de la entrada. Desde allí se abre un amplio valle genial para pasar la mañana jugando con tu mascota al frisbee o escudriñando los refugios de los pastores, pequeñas cabañas de piedra o ramas. Lleva agua suficiente para tu can porque es la única zona de Zuheros donde no hay fuentes.
Por el camino a la cueva hay una parada obligada, el mirador de la Atalaya. Cuenta una canción popular que "tres cosas tiene Zuheros que no las tienes Madrid: Cañojondo, la Atalaya y la Peña de Parir". Fuere como fuese, la panorámica no te dejará indiferente. A lo lejos verás la Cueva del Fraile y una extraordinaria vista de toda la villa. Con suerte, podrás avistar buitres leonados, águilas reales, culebreras y halcones peregrinos.
Para amantes de la Geología y de los recorridos de larga distancia, el sendero del río Bailón ofrece una oportunidad única de admirar el paisaje kárstico en todas sus manifestaciones. Este río nace a unos 13 kilómetros en dirección a la localidad de Cabra, en una zona conocida como el Poljé de La Nava. Se trata de una gran planicie que en las estaciones lluviosas se cubre de agua formando una gran laguna. Si tu perro disfruta con el agua, este camino sin duda le va a encantar; el río Bailón forma cascadas, conocidas como Las Chorreras, donde darse un chapuzón si el tiempo lo permite. Es necesario contar con un permiso para caminar por la zona, pues hay un tramo que pertenece a una finca privada, aunque no suele haber problemas si se informa de la visita con antelación.
Para reponer fuerzas a la vuelta, visitad el restaurante 'Los Balanchares', un auténtico museo del queso de cabra de producción propia, que además cuenta en su carta con otros platos de cordero y cabrito autóctonos y diversas especialidades con el queso como protagonista.
Las casas rurales de la calle del Horno, y los apartamentos aledaños son un lugar excelente para pasar la noche. Están construidas sobre viviendas típicas del lugar, con una distribución peculiar en dos plantas. Las mascotas son bienvenidas y están situados en el centro del pueblo, lo que os permitirá hacer una excursión nocturna a la plaza de la Constitución, que de noche ofrece un aspecto mágico y nada concurrido.
Mientras tus canes descansan, puedes relajarte en las termas árabes de la 'Hacienda Minerva', cenar en una espectacular terraza con vistas a la sierra o copear en la taberna con una excelente carta de vinos de la vecina Denominación de Origen Montilla- Moriles.