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No hay plan más divertido en Navidad, que calzarse unos patines de hielo. Para los expertos es una buena excusa para lucirse y, para los principianes, todo un reto de equilibrio. Pero sobre todo, el patinaje sobre hielo es una propuesta que garantiza muchas risas, y sí, también alguna que otra caída. Con un enorme Papá Noel de 10 metros de alto en el centro, la pista de hielo móvil del recinto ferial de Alcalá de Henares es, según sus promotores, "la más grande de España con sus 1.000 metros cuadrados".
Varias parejas patinan de la mano, otro grupo de adolescentes va en fila india sin soltarse de las vallas que delimitan la pista, temerosos de caerse. Al final cogen confianza y se lanzan a patinar con las manos libres. La caída de uno de ellos es inevitable, lo que hace que el grupo entero acabe en el suelo. Todos se ríen a carcajada limpia. A ritmo de villancicos y canciones de Disney, es posible patinar durante 45 minutos por 7 euros. Si se te olvidan los guantes, no te preocupes, puedes comprar allí mismo un par por dos euros.
Con una bonita iluminación, la gran protagonista del recinto ferial es sin duda la noria, un buen plan si has terminado algo cansado de patinar durante casi una hora sobre el hielo. Sus más de 40 metros de altura la convierten en una de las más altas de España, lo que hace que subir en ella tenga otro gran atractivo: ver la ciudad de Cervantes desde las alturas. De día o de noche, cada momento tiene su magia.
Sus cabinas blancas (y bien cerradas) permiten que se pueda subir la familia entera. Hasta 200 personas pueden girar al mismo tiempo en esta atracción que se convierte en la estrella que más brilla de la Navidad en Alcalá. Y cuando bajes, pásate por la exposición de coches americanos clásicos que hay a los pies de la noria. La furgoneta mítica de El Equipo A o el Chevrolet Big Monster se merecen más de un selfie.
La Navidad es fría en Alcalá, y después de estar en contacto con el hielo de la pista y subirte a los cielos de la ciudad, lo que más apetece es llenarse el estómago con algo rico, recuperar fuerzas y entrar en calor (que aún queda mucho por hacer). Aquí es donde llegan los churros con chocolate, tan apetecibles en estas fechas, que es difícil decir que no. Los niños más golosos se vuelven locos con este plan.
En los puestos que hay frente a la pista de hielo, justo antes de entrar a la gran carpa donde esperan muchas más atracciones, sirven docenas de porras y churros recién hechos. El chocolate también quema, cuidado. Los bigotes oscuros en los niños son inevitables y hay quién se chupa hasta los dedos. Que no sobre nada. La merienda también puede hacerse dentro de la carpa, donde hay puestos de crepes y dulces; además de varios food trucks de bocadillos de calamares, patatas asadas, perritos calientes y hamburguesas. No hay excusa para quedarse con hambre.
Dentro de la carpa gigante del recinto –gigante porque mide 5.000 metros cuadrados–, encontramos dos zonas muy bien diferenciadas. La parte de las atracciones para los niños, donde están los castillos hinchables, los coches de choque, el tren de la bruja, los jumpers y hasta un simulador de realidad virtual con gafas 3D que te permite adentrarte en las aguas del Polo Norte.
La segunda zona es la de multiaventura, situada junto al merendero y orientada más a gente que busca soltar adrenalina. Aquí encontramos desde una tirolina, a un salto en caída libre o un rocódromo. Aunque lo que más llama la atención de todos es el tobogán de hielo. Niños y mayores se deslizan desde sus 30 metros de altura sentados sobre una especie de flotador tipo donut que hace de trineo.
Muchos aguantan la respiración justo hasta el momento de lanzarse, otros cogen carrerilla para ganar velocidad. Una vez abajo, se quedan con ganas de más y repiten. El precio para todas estas atracciones es de 3 euros, aunque puedes coger 4 tickets por 10 euros o 10 tickets por 20 €. Depende del plan y de cuántos seáis puede compensar. Y si buscas espectáculos infantiles de música y teatro, atento a la programación de la Carpa de las Estrellas.
Una bonita forma de culminar la tarde navideña en Alcalá de Henares es visitando los puestos de su mercado. Puede ser una buena idea, sobre todo si buscas algún regalo para estos días. Situado en la Plaza de Cervantes, el pleno corazón de la ciudad, se puede llegar caminando diez minutos desde el Recinto Ferial o bien con el tren turístico que une los dos puntos. Cuesta 2 euros y sale cada 30 minutos de la carpa multiaventura y del Ayuntamiento de Alcalá. Olvida el coche, toda la zona está cortada al tráfico.
Ya en la plaza, 37 cabañas de madera se distribuyen alrededor de los árboles plataneros. No falta la decoración, las luces y el atrezo navideño. Y todo bajo la mirada de la estatua de bronce de Miguel de Cervantes. Productos de artesanía, maquetas de madera, camisetas personalizadas, libros y muchos juguetes comparten espacio en esta plaza de origen medieval donde también hay una pequeña noria, un Portal de Belén instalado en el Quiosco de la Música, un bonito carrusel clásico y hasta una casa de Papá Noel. Todo ello para que la ilusión de los niños por la Navidad no desaparezca nunca.