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Cuando llegan las vacaciones de verano todo el mundo quiere descansar, incluidos los enanos de la casa, pero un desconexión unida a una diversión que agote por el día y permita dormir como un lirón por las noches no tiene precio. En este resort, ubicado en Calpe, con 187 bungalows familiares con una, dos y tres habitaciones, permite eso y mucho más.
“Tenemos un programa de animación muy potente, con bailarines profesionales para los espectáculos nocturnos; y durante todo el día hay actividades para niños, adolescentes y adultos”, cuenta Andrés Frenchilli, director del alojamiento para explicar cómo aquí se atienden las necesidades de todos los miembros de la familia, aunque “aquí los protagonistas indiscutibles son los niños”.
Y la afirmación de Andrés se aprecia desde las 11 de la mañana, cuando ya se ve a los monitores moverse entre piscinas organizando actividades para los más peques mientras los padres descansan en las tumbonas bajo las sombrillas.
Andrés subraya que es un lugar exclusivamente vacacional, se abre desde el mes de abril y se cierra a mediados de octubre. Tiene sentido teniendo en cuenta que su fuerte es un exterior lleno de piscinas, que incluye una infantil con un fuerte al que trepar y con sus puentes para recorrer antes de volver al agua.
Siguiendo ese concepto, las reservas se hacen con un todo incluido, es decir, las comidas para el todo el día y que nadie se tenga que preocupar por hacer la compra o por entar en la cocina. Eso sí, el bufé, que está muy bien valorado por los clientes por su variedad y calidad, ha tenido que adaptar sus dinámicas con las medidas implementadas contra el coronavirus.
“Una de las fortalezas del resort es su localización”, asegura el director mostrando la vistas del lugar desde donde se aprecia Calpe con su Peñón de Ifach, el mar al fondo e incluso las Salinas que se han hecho famosas por sus flamencos. “Hace dos noches había luna llena y la imagen era espectacular”.
Desde donde mejor se aprecia esta afirmación es desde el Selfie Point, marcado en lo alto de una de las terrazas desde donde se ven buena parte de las piscinas y las maravillosas vistas de la ciudad, lo que garantiza una foto para presumir en redes sociales. “Tenemos un programa llamado el Desayuno Imperial, en el que el staff del hotel que quiere sentarse con dirección lo hace para proponerle ideas, mejoras o necesidades que ellos aprecian dentro de su departamento o en general”, afirma Andrés para contar cómo surgió este Selfie Point.
A las 12 de un día cualquiera de julio, las piscinas están a tope y el tobogán muestra una corta cola de niños entusiastas que aguardan su turno para lanzarse. En una de las piscinas, varios preadolescentes echan un partido de waterpolo supervisados por un animador. La música suena en el recinto y una familia se anima con algún baile. El día solo acaba de empezar y esto promete.