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Museo Altamira.

Cantabria

Cuevas de Altamira

Actualizado: 21/03/2016

Hasta Antonio Banderas se ha rendido a sus encantos y ha protagonizado una película basada en el descubrimiento de estas impresionantes pinturas rupestres. El film, dirigido por Hud Hudson (director de Carros de Fuego), nos traslada a finales del siglo XIX, cuando el arqueólogo y científico Marcelino Sanz de Sautuola realizó el hallazgo. Más allá de lo que nos muestre la gran pantalla, este lugar de Cantabria guarda una magia que hay que vivir en persona.
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¿Estás preparado para un viaje en el tiempo de 20.000 años? Aunque solo unos privilegiados pueden acceder a la gruta original, merece la pena acerarnos hasta Santillana del Mar para visitar el Museo de Altamira y la Neocueva, una fiel reproducción que también nos dejará boquiabiertos.

La cueva de Altamira tiene el privilegio de ser el primer lugar del mundo en el que se encontraron muestras de arte rupestre del Paleolítico superior. Su calidad, buena conservación y frescura de pigmentos han sido los elementos que la han hecho famosa alrededor del mundo. Bisontes, caballos, ciervos y misteriosos signos permanecen en sus paredes desde que la cueva fuera habitada, hace entre 35.000 y 13.000 años.

La gruta se descubrió a finales del siglo XIX pero no fue hasta principios del XX cuando se reconoció su verdadero valor. Aunque la cueva original está cerrada al público, actualmente se están haciendo pruebas con grupos muy reducidos para comprobar si pueden hacerse visitas sin perjudicar a este valioso legado. Hasta entonces, la mejor forma de conocer el valor de esta representación artística esvisitar el Museo de Altamira. El edificio ha sido diseñado por el arquitecto Juan Navarro Baldeweg y su integración con el entorno es tal que prácticamente se camufla con el paisaje montañés que rodea a este lugar.

Entrada al museo de la cueva de Altamira. Foto: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España.
Entrada al museo de la cueva de Altamira. Foto: Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España.

La visita se articula en dos partes. La primera es la exposición permanente Los tiempos de Altamira. Las recreaciones audiovisuales y los objetos expuestos muestran cómo eran y cómo vivían quienes, hace 15.000 años, ocupaban la cueva y el entorno de Altamira. En la segunda parte nos adentramos en la Neocueva, que es una reproducción científicamente fiel de la cueva original.

Dos películas, en el vestíbulo y en el Taller del Pintor, nos preparan para la mejor experiencia del museo: la Sala de los Polícromos. Hay pocas sensaciones comparables a la de cerrar los ojos y, una vez dentro de la sala y con la cabeza enfocada hacia el techo, abrirlos de nuevo. Bisontes, ciervos y caballos parecen pintados con la misma fuerza que en el Paleolítico. Los pintores originales usaron el relieve natural del techo para que las figuras tuvieran volumen y ofrecieran el efecto óptico de movimiento. Es una imagen que corta la respiración.

Inmersión en la prehistoria

Para hacer una inmersión completa en la prehistoria, podemos participar en alguna de las actividades que organiza el museo, como los talleres en los que se hace fuego, se pinta con la técnica del grafiti y se elaboran herramientas de caza siguiendo las técnicas del Paleolítico. Los niños y jóvenes disfrutan a lo grande con estas propuestas por lo que la demanda es alta y es necesario hacer una reserva previa.

Otro aliciente más de la visita al Museo de Altamira es la cercanía de Santillana del Mar, a apenas dos kilómetros. Calles empedradas y casonas señoriales, como el Palacio de Peredo o la Casa Berrada-Bracho, actual Parador Gil Blas, marcan una ruta que nos lleva hasta la Colegiata de Santa Juliana, una joya del románico del siglo XIII.

Es muy recomendable aprovechar nuestra estancia en la zona para desgustar la gastronomía cántabra, con productos únicos como los bizcochos con leche, la carne de la raza bovina autóctona, la tudanca, o las anchoas de Santoña. Algunos de los restaurantes donde mejores recetas tradicionales podemos probar son Casa Cossío (tel.: 942 818 355), el restaurante La Viga, en la Hospedería el Cantón (tel.: 942 840 274) o Los Blasones (tel.: 942 818 070).

Ermita de Santa Justa.
Ermita de Santa Justa.