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Sala El Sol. Foto: CC Flickr Daniel S. del Rey (dansrey).

El Sol en Madrid o Sidecar en Barcelona

Las salas de conciertos donde empezaron grandes artistas

Actualizado: 16/03/2016

En las distancias cortas la música tiene otra cadencia, otro ritmo, otra forma de hacernos vibrar. Por eso en las salas pequeñas los conciertos se vuelven una experiencia distinta, íntima, una especie de cita a tres bandas: músicos, un público selecto y un local con identidad propia. En estas salas donde no hay lugar para la multitud nos llevamos además un regalo en el bolsillo, la posibilidad de ver en petit comité a grupos y cantantes emergentes. Los top ventas de mañana tocan hoy solo para ti (y unos cuantos más).
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Madrid se lleva la palma en cuanto al número de locales donde la música en directo es protagonista y es que, aunque hace mucho tiempo que la Movida terminó, la capital sigue teniendo mucho ritmo. La sala El Sol, precisamente una de las más populares en los años 80, sigue hoy en día ofreciendo actuaciones en directo con un sonido espectacular. Nacha Pop inauguró el local en 1979 y desde entonces muchos otros grupos han arrancado aquí carreras meteóricas, entre las últimas, Pereza o Vetusta Morla. Siroco es otro de los grandes en lo que a música se refiere, porque aquí suenan prácticamente todos los estilos, desde el pop hasta la electrónica pasando por el underground. Música en estado puro que suena de maravilla entre estas cuatro paredes donde despegaron grupos como los míticos Los Rodríguez.


Un local con casi cuatro décadas de historia que sigue en pie y dando espectáculo es El Rincón del Arte Nuevo, un pequeño café convertido en todo un clásico madrileño, el lugar donde dieron sus primeros recitales artistas como Quique González, Melendi, Nena Daconte o el mismísimo Joaquín Sabina. En este rincón, además de música, encontramos todo tipo de propuestas culturales, como actuaciones de humor o recitales de poesía, ¿quién sabe si escucharemos aquí los versos del próximo Luís García Montero? Otro espacio con programación similar es el Libertad 8, en pleno barrio de Chueca, el lugar que todo futuro cantautor debe pisar alguna vez en la vida. Aquí donde el público incluso elige a menudo los temas que quiere escuchar, sonaron los primeros recitales de Ismael Serrano o Pedro Guerra.

El Rincón del Arte Nuevo, Madrid.
El Rincón del Arte Nuevo, Madrid.

A la orilla del mar, en Barcelona, la oferta para ver música en directo es prácticamente inagotable así que solo debemos mantener los oídos alerta para detectar a futuros grandes artistas. Un buen lugar para hacerlo es Sidecar, en la Plaça Reial, un club formado por cuatro amigos a principios de los 80 que ha acabado convirtiéndose en sala mítica para los amantes de los buenos directos, la sala por la que pasa alguna vez todo el que quiera ser alguien en el mundo musical de la Ciudad Condal. Macaco o Sidonie son solo algunos de los artistas que tocaron aquí cuando su nombre aún no era cabeza de cartel en los festivales.


Otro buen local para tomar el pulso a la escena catalana y nacional es Heliogàbal, en pleno barrio de Gràcia, que nació como asociación cultural de barrio y ha terminado siendo un referente musical (y artístico) en Barcelona. También la programación de la sala Apolo es antídoto para todo adicto musical que se precie, una sala que han hecho suya grupos como Love of Lesbian o La Habitación Roja, habituales también de otra de las salas punteras catalanas, Salamandra, en L’Hospitalet.

Sala Apolo.
Sala Apolo.


Y como no solo de Madrid y Barcelona vive la música, en otras capitales españolas también podemos escuchar acordes de primera que podrán ser top ventas el día de mañana. Es el caso de la Sala Potemkin, en Salamanca, donde escuchamos desde rock and roll hasta pop o soul. Es uno de los últimos locales en echar el cierre cada noche en la ciudad y aquí tocan sus temas grupos como Miss Cafeína, una de las nuevas incorporaciones a la escena indieespañola. Este mismo estilo triunfa también en la sala 12&Medio, en Murcia capital, donde tocan frente a poco más de 200 personas grupos como La Bien Querida o el Columpio Asesino. El local apuesta por las bandas independientes y el eclecticismo porque aquí también suena duro el rock y hasta la electrónica.


La mezcla de estilos triunfa también en La Casa de las Musas, en Burgos, donde la música comparte cartel con cuentacuentos o microteatro. En un ambiente de lo más vintage, podemos presenciar desde un cuarteto de cuerda hasta tributos a Joaquín Sabina. Y en Valencia, donde una de cada dos personas que nos cruzamos por la calle sabe tocar un instrumento, no podían faltar las salas con buena música en directo, como Electropura, Wah Wha Club o 16 Toneladas, un local con apenas un año de vida que ya se ha convertido en escaparate de la escena valenciana con una programación de conciertos muy potente y con el rock siempre presente.

Asistir a conciertos en cualquiera de estos locales nos garantiza no solo pasar un buen rato escuchando música en directo sino también poder decir en el futuro la famosa frase "yo escuché a este grupo cuando no le conocía nadie".