En ruta con Irene Escolar

"La Rectoral, en Taramundi, es un hotel rodeado de un paisaje bellísimo en medio de la montaña"

Actualizado: 25/03/2018

La actriz Irene Escolar lleva dos décadas sobre los escenarios y es un un ciclón interpretativo. Lo mismo estrena una película como 'Bajo la piel de lobo', que se presenta en los Teatros del Canal de Madrid con 'Mammón', su último proyecto. Entre rodajes y representaciones, no solo aprovecha para escaparse a la sierra de Madrid, a La Pedriza, sino que vuelve a aquellos lugares que le han sorprendido durante sus viajes.

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La actriz (Madrid, 1988) lleva el teatro en las venas. No en vano forma parte de la estirpe de los Gutiérrez Caba, colosos de la tablas que tienen en Irene a la última encarnación del talento familiar. Con su dulzura característica, contesta a nuestras preguntas en plena promoción de Bajo la piel de lobo, la película en la que comparte protagonismo con Mario Casas, Ruth Díaz y con los espectaculares paisajes montañosos de Huesca y Asturias

¿Qué te han parecido las localizaciones del rodaje de 'Bajo la piel de lobo'?

Espectaculares. Tanto el Pirineo oscense como Taramundi, en Asturias, son dos de los lugares más bellos en los que he estado nunca. Y el Monasterio de Piedra en Nuévalos, junto al río Piedra y la cascada de Cola de Caballo, es otro lugar alucinante. Podías ir a caminar por el monte, perderte entre la vegetación y la nieve… Estás solo, en medio de la nada, llegas a unas cataratas… Una belleza extraordinaria.

Cada vez siento más la necesidad de conectar con la naturaleza, de estar en un entorno con más elementos naturales y menos asfalto. Creo que las personas que viven rodeadas de árboles son más tranquilas, más calmadas y tienen más conciencia de lo que les rodea. Saben más de la vida que los que vivimos en ciudades.

¿A qué sitios de tus rodajes volverías de vacaciones?

A Taramundi. Hay un hotel en medio de la montaña que se llama 'La Rectoral', donde nos alojamos durante el rodaje, que no se me olvidará nunca. Lo recomiendo a todo el mundo que tenga ganas de desaparecer y levantarse por la mañana con un paisaje bellísimo. La familia que trabaja allí te prepara el desayuno y te cuida como si fueras pariente suyo.

¿A qué te dedicas cuando no estás trabajando?

Aprovecho para leer, tocar la guitarra… Me gusta mucho la música y cada vez estoy con más ganas de aprender. Y siempre que puedo me escapo a la sierra de Madrid. Me encanta hacer excursiones, por ejemplo, en el entorno de la Charca Verde, en Manzanares el Real, cerca de La Pedriza. Es un sitio con mucho encanto. Suelo darme un paseo por la zona que tiene mucha vegetación y está repleta de cascadas y saltos de agua y, luego, para retomar fuerzas, me tomo algo en un pequeño bar con una chimenea que hay más abajo. Es muy agradable.

Y ¿por la capital? ¿cuáles son tus restaurantes de cabecera?

Me gusta muchísimo, por el trato y su cocina 'El Camoatí', un restaurante argentino en La Latina. Hace poco han abierto por la zona de Ópera otro que también me chifla, 'Casa Jaguar', con exquisitos platos de distintos países sudamericanos. Es maravilloso.

Por tu profesión conocerás cientos de hoteles, ¿has descubierto alguno en el que te gustaría quedarte a vivir?

En el 'Barceló Monasterio de Boltaña' me quedaría a vivir sin ninguna duda. Por el lugar, la tranquilidad, la paz, el trato, el spa… por todo. Además, hay un silencio absoluto, ideal para trabajar, para desconectar...

Cuando vas de viaje, ¿te planificas mucho o eres más de improvisar?

Prefiero improvisar, ir viendo sobre la marcha lo que más me apetece. Está muy bien descubrir cosas, ir a la aventura. No me gusta tener una lista prefijada porque se pierde el encanto de la sorpresa.

¿Qué es lo que nunca puede faltar en tu maleta?

He aprendido a llevar siempre un bañador, porque nunca sabes cuándo lo vas a poder utilizar. Los libros tampoco pueden faltar. Y algo de abrigo, por si acaso.

¿Tienes algún destino pendiente en España?

No conozco Menorca, y creo que me gustaría mucho.

Te gusta el cine pero en el fondo lo tuyo es el teatro.

Sí, acabo de estar en Orense representando Blackbird, y venía reflexionando sobre la cantidad de lugares de España que he podido conocer gracias a mis giras. Y la posibilidad que te da, cuando repites en una ciudad, de ir a los mismos restaurantes y a los mismos sitios que has visitado. Se convierte en una especie de tradición.

Este fin de semana precisamente he estado en Galicia, en un sitio excepcional, cerca de Betanzos. Lo de viajar, conocer nuevos lugares, experimentar las diferencias entre los públicos de las diferentes ciudades te abre mucho la mente.

Y cuando acaba la función, ¿os vais todos juntos a cenar por ahí?

Sí, ese compañerismo es algo muy bonito que te da el teatro. En Orense, cuando vine a hacer El público, fuimos a un restaurante que me encantó la primera vez que vine, pero que ya no recordaba cómo llegar. Cuando me pasa eso, que es muy a menudo, intento hacer el mismo recorrido y utilizar la memoria visual. También está muy bien descubrir cosas nuevas, como me pasó en Bilbao. Allí fuimos al 'Azurmendi' de Eneko Atxa, toda una experiencia gastronómica, un lugar impresionante. Se lo recomiendo a todo el mundo. Tienen menús de diferentes precios y merece mucho la pena.

3 Soles Azurmendi Larrabetzu, Bizkaia/Vizcaya Restaurante · Larrabetzu, Bizkaia/Vizcaya

¿Cómo llevas tu sueño de fundar una compañía teatral?

Estamos en ello. Ahora estreno Mammón en los Teatros del Canal, en Madrid, y lo hago con mis amigos. Todos tenemos los mismos referentes y nos gusta el mismo tipo de teatro. Estamos haciendo este proyecto juntos y creo que puede ser el inicio de adónde me gustaría ir.