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Carlos Andrés Santos, el artesano de las máscaras del Carnaval de Villanueva de Valrojo.

Las máscaras del Carnaval de Villanueva de Valrojo

El hombre de los mil rostros

Actualizado: 15/02/2021

Fotografía: Emilio Fraile

Divertidas, coloristas y a veces, sobrecogedoras son las máscaras que lucen los participantes del Carnaval de Villanueva de Valrojo (Zamora). Uno de sus vecinos, Carlos Andrés Santos, es el encargado de fabricarlas.
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La localidad de Villanueva de Valrojo se encuentra en la comarca de la Carballeda, en un pliegue de la Sierra de La Culebra frente a inmensos pinares y robledales. Por el este, rozando sus casas de piedra, discurre el tramo de la Vía XVII del Itinerario de Antonio Pío, un documento de la Roma antigua, que se supone redactado en el siglo III, en el que aparecen recopiladas las rutas del Imperio romano. También data del Imperio la mansión romana Veniatia que se encuentra situada muy cercana al pueblo e, incluso se pueden ver los restos de un antiguo castro celta. Sí, el municipio zamorano puede ser muy interesante de visitar si a ello le sumamos su gastronomía y, cómo no, sus festejos concretamente, sus centenarios Carnavales o Antruejos, declarados de Interés Turístico Regional.

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La celebración tiene lugar del domingo al martes de Carnaval. Durante estos días –que este año caen del 14 al 16 de febrero–, los participantes sin distinción de sexo o edad, se visten con trajes de llamativos colores, se cuelgan cencerros a la espalda –su ruido se oye desde cualquier parte del pueblo y los que tienen miedo, corren a esconderse–, se arman con la escalera (una especie de tijeras de madera con las que asustan a la gente) y por supuesto, ocultan sus rostros bajo una de las máscaras realizadas por Carlos Andrés Santos. A lo largo de los tres días de festejos, los disfrazados, que pueden ir en pareja o en multitudinarios grupos, caminan por las calles del pueblo sin horario o recorrido fijo aunque suele ser a partir de las cinco de la tarde, cuando empieza a caldearse el ambiente…

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Carlos no suele faltar ningún año a la convocatoria aunque este año su celebración depende de las restricciones a la movilidad establecidos por la crisis sanitaria del coronavirus. "Me gusta participar y no me los pierdo por nada del mundo. Año tras año salgo a la calle disfrazado. Tengo varios trajes y máscaras… –cuenta el artesano–. Elijo el que más me apetece llevar en cada momento".

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Cada uno de los asistentes va vestido con trajes estampados y de mucho colorido. En la parte de arriba llevan una camisa holgada y en la de abajo, unos pantalones –llamados bragas– también muy amplios. Ambas prendas se enriquecen con múltiples volantes en la cintura, en los tobillos, en las muñecas y en el canesú. En el talle se colocan los cencerros cuyo número varía según las posibilidades y gustos de cada uno. Para ocultar la parte de atrás de la cabeza se ponen una camisa vieja o un pañuelo y encima de ella, la careta.

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A Carlos le llegó la afición de crearlas en 1988, cuando tenía unos 25 años. "Sentí la necesidad de hacer unas máscaras artesanales porque las que se comercializaban no eran acordes a lo que se merecía nuestro Carnaval. Antiguamente, las máscaras, hechas en el pueblo, eran de cuero y de papel, reforzadas con gotitas de cera en el interior para que el sudor no las estropeara. Me informé para hacer las de cuero, preguntando a mi padre que había hecho alguna, además era hijo de zapatero, y conocía este arte". Además de cuero, el artesano las realiza de otros materiales como cartón piedra y corcho. "El material con el que más me gusta trabajar es la pasta de papel porque tiene mayor versatilidad –comenta–. Me permite hacerlas como yo quiera, darle las formas y los colores que más me gustan, en definitiva, me permiten ser creativo".

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El proceso de fabricación de cada una de ellas dura unos 15 o 20 días. "Es muy relativo porque hay que respetar los tiempos de secado", y habría que decir también que depende mucho de si se elige una materia prima u otra. "El desarrollo de las de cuero consiste en estirar la piel húmeda sobre un molde de madera. Se deja secar y una vez seca se saca del molde. Luego se cose alrededor para que no se abra y se les da un tratamiento para endurecerla, e incluso se pueden teñir o pintar.

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Para las caretas de pasta de papel o cartón-piedra, se hace una masa moliendo papel troceado y se le añade una serie de colas. El resultado es una masa, parecida a la arcilla, muy manejable, que se va colocando sobre un molde base. Sobre este asiento se va dando forma: a veces más pómulos, otras más mentón, las cejas grandes o pequeñas… En definitiva, con las de papel dan mucho más juego que las de cuero". Para que vayan acorde con el traje tan chillón de los participantes, Carlos las pinta de colores aunque también las hace para dar miedo, con heridas o cuernos… Pero generalmente "las decoro como me surgen en ese momento, a veces, me inspiro en ideas que veo en televisión o en Internet".

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El personaje del Carnaval de Villanueva de Valrojo más particular es el Demonio, que solo sale una vez (el martes a las 24 h.) durante todos los festejos. Carlos también elabora su máscara característica, aunque en menor cantidad, ya que los materiales con las que está realizada –corcho, cuernos de vaca y piel de oveja o cordero– la hacen mucho más resistente al paso del tiempo. "Su creación es diferente. Como es de corcho, lo que hago primero es recortarlo a la medida, abrir los ojos, la nariz, la boca y bordearlos con chapa. Se le ponen los cuernos de vaca y se cubren por detrás con una piel de oveja o cordero. Este Demonio irrumpe en la verbena diciendo a los asistentes: "Aprovechad y divertíos, que mañana ya comienza la cuaresma con el ayuno y la abstinencia".

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Carlos no gana dinero con su afición. No es ese su propósito y tampoco las promociona con esa intención. "Las vendo a la Asociación Cultural local y a la gente del pueblo para disfrazarse e incluso, como decoración –comenta el artesano–. En cierta ocasión me compraron varias para decorar un restaurante en Oporto (Portugal) pero, por la experiencia que tengo de ferias y bienales de la máscara, no tienen mucha salida comercial".

Como artesano experto, Carlos ha realizado talleres con la intención de que los jóvenes aprendan cómo se fabrican estas llamativas, populares e históricas mascaras del Carnaval de Villanueva de Valrojo porque sería una pena que las técnicas se olvidaran y las nuevas generaciones tuvieran que echar mano de las caretas industriales que se venden por ahí. No sería lo mismo. "Mi hijo conoce los procedimientos y ha realizado algunas. Creo que por ahí podría seguir el legado", finaliza el artesano. Por lo menos, la continuidad de la creación de estas piezas tan espectaculares y únicas por ahora, está asegurada.

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