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Deportes para aprovechar el verano en España

¡Última llamada para la aventura del verano!

19/11/2024 –

Actualizado: 28/08/2023

Se acaba el verano y tu cuerpo aún te pide adrenalina. No te resistas, coge la tabla de surf y lánzate a la conquista de las olas; sumérgete en esos fondos marinos que prometen una aventura entre corales y bancos de peces; tírate en parapente por ese acantilado como si fueras un pájaro; o reta a las aguas bravas entre paisajes naturales de ensueño. Nosotros te decimos dónde.
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1. Surf: el reto de conquistar las olas

Llegó el momento que llevabas años postergando. Verano tras verano ves desde la toalla cómo los surfistas más expertos doman las olas y se deslizan sobre ellas sin esfuerzo e, inevitablemente, quieres subirte a una tabla. Aprovecha que el verano cada vez es más largo y toma tus primeras clases de surf. En España hay miles de escuelas para inciarte en esta disciplina y, aunque no vayas a emular a Patrick Swayze y Keanu Reeves en Le llaman Bodhi, pasarás un buen rato y conseguirás tus primeros objetivos.

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Tras las primeras lecciones en El Pez Escorpión toca demostrar las habilidades. Foto: Sara Castaño

La Salinas se presenta como una de las localidades más apetecibles de Asturias gracias a sus playas, su buena mesa y su animado ambiente musical. Es allí donde se encuentra El Pez Escorpión, la escuela veterana escuela de Carlos Meana que también ofrece la posibilidad de alojarse en ella para realizar cursos intensivos. En Cantabria la Escuela de Surf Buena Onda, en San Vicente de la Barquera, es una de las más buscadas para subirse a las primeras olas en la villa barquera donde, además, las jornadas surferas se pueden combinar con algún paseo siguiendo parte del itinerario del Camino Lebaniego. Ya en Euskadi, tanto el flysh de Bizkaia como el litoral de Urola Kosta, con Zarautz entre los municipios insignes del surf vasco, no puede iaginarse sin una buena cantidad de aficionados sobre la cresta de las olas.

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Los surfistas son los máximos aficionados a este tramo de la costa vasca.  Foto: David Herranz

El sur de la península en cuestiones surferas tienen nombre propio: Cádiz. Sus playas para la práctica de este deporte son famosas por ser aptas durante gran parte del año y por albergar diferentes spots en base a la experiencia de cada surfistas. Tarifa es uno de los rincones históricos para los amantes de los deportes náuticos con diversas escuelas en las que dar las primeras clases y, sobre todo, con una gran cantidad de chiringuitos -algunos cuentan con escuelas propias- donde reponer las energías a base de buen producto de la zona. Como no podía ser de otra forma, las Islas Canarias suponen el mejor territorio fuera de la península para subirse a la tabla. El ímpetu del Atlántico garantiza una buena cantidad de olas en todas las islas del archipiélago, aunque algunos de los mejores spots se pueden encontrar en Lanzarote y Fuerteventura, donde la gran cantidad de escuelas que se han establecido en las islas buscan las playas adecuadas para cada nivel de surfista.

Las olas de la isla son, en definitiva, el sueño de cualquier surfero.

Las olas de Lanzarote son un auténtico espectáculo. Foto: Javier Sáenz

Muchas de estas escuelas de surf combinan estas clases con las de otras disciplinas afines como el windsurf o el kitesurf aprovechando los vientos propios de estas zonas costeras. Sin embargo, uno de los grandes desconocidos y de los enclaves más divertidos para estos deportes se encuentra en Aragón y lo conforma el embalse de La Loteta. Aquí los riders de interior tienen la ventaja de aprovechar la fuerza del cierzo para impulsar sus cometas y hacer acrobacias dignas de fotos que muy pocos asociarían a la seca y dura llanura maña.

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Hasta La Loteta se desplazan aficionados de toda la península. Foto: Aránzazu Navarro

2. Buceo: aventura en las profundidades

Son muchos los científicos que afirman que se tiene más información de entornos que se sitúan a miles y miles de kilómetros de la Tierra que del propio fondo marino. A pesar de que los fondos abisales, donde apenas llega la luz y la vida transcurre de una forma ajena a los tiempos que concebimos los habitantes de la superficie, siguen siendo espacios llenos de incógnitas, sumergirse un puñado metros en el mar abre la puerta a un mundo maravilloso en el que la biodiversidad asombra con cada aleteo.

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Seguir las indicaciones de los instructores es la mejor forma de tener una buena experiencia. Foto: Eva Máñez

Por todo el litoral español se distribuyen diferentes puntos en los que realizar una buena inmersión o llevar a cabo un bautismo de buceo con el que acercarse a este deporte. La Reserva Marina Cabo de Palos-Islas Hormigas es uno de esos grandes rincones en la Región de Murcia, donde gracias a la protección que le da su estatus se pueden observar especies como meros, abadejos, peces luna o morenas, amén de corales y praderas de posidonia. Además, y tal y como indican en el Club de Buceo Islas Hormigas, si se dispone de la titulación necesaria para realizar inmersiones de mayor profundidad, aquí se puede bucear entre algunos de los pecios más famosos de nuestros fondos marinos.

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La sensación bajo el agua es de libertad absoluta. Foto: Eva Máñez

Siguiendo la costa mediterránea hacia el norte, Tossa de Mar (Girona) es otro de esos grandes destinos para los buceadores. De hecho, simplemente practicando snorkel ya se pueden observar decenas de especies autóctonas y, si ya se es un buzo experimentado, acercarse hasta el hábitat de una de las mayores poblaciones de caballitos de mar de Cataluña. Aquí SuperDive es una de las escuelas de referencia en la materia con un gran número de alumnos cada año. En el caso del mar Cantábrico, aquí nos encontramos con un mar totalmente diferente tanto en condiciones como en biodiversidad. En Pipo Diving, de San Esteban de Pravia, están encantados de mostrar la bondades del fondo submarino asturiano con hasta 20 spots para sus inmersiones en las que observar selvas de laminarias, pulpos, rayas e incluso tiburones, si tienes suerte.

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El ritmo de la sepia es hipnótico. Foto Luis Laria Blue Dot Diving

3. Surcando el cielo

¿Quién no ha soñado alguna vez con que surca los cielos como si de un pájaro se tratase? Hacerlo con la gracilidad de las aves es un reto al que pocos humanos pueden acercarse, aunque casi todos pueden tratar de emular al menos la sensación de libertad en el aire con la ayuda de la tecnología y buenos instructores.

Parapente volando Gorafe

El parapente es una de las formas más parecidas al vuelo de un ave. Foto: Javier Martínez Mansilla

El desierto de Gorafe, en pleno Altiplano Granadino, es uno de esos paisajes que la memoria fotografía nada más tomar consciencia de sus decenas de montes y barrancos desérticos. Esto en caso de limitar la visita a este entorno a la superficie, una sensación que se multiplica cuando la vista es la que tienen las águilas culebreras que habitan en esta zona de Andalucía. Andaventur tiene en el cerro Jabalcón su punto partido para esta aventura en parapente por el cielo granadino, desde el que observar las sinuosas formas que generan los torrentes de agua cuando surcan las cárcavas o la mole acuosa que supone el embalse de Negratín mientras el cuerpo se acostumbra a la adrenalina del vuelo.

Selfie paparente Gorafe

Desde las alturas se tiene la mejor perspectiva de Gorafe. Foto: Javier Martínez Mansilla

La brisa casi sempiterna que sopla en el norte de la península es la responsable que, si las condiciones son las adecuadas, el equipo de Parapente Bizkaia decida dar el salto desde los acantilados de Sopelana para surcar desde el aire el perfil costero de la costa vizcaína. De hecho, es tal la reputación que tiene el parapente en Euskadi que es habitual observar a niños como acompañantes de los profesionales que guían el artefacto, ofreciendo la posibilidad de disfrutar de esta disciplina en familia.

Cuando vuelas en parapente sientes que cualquier problema puede disolverse en el aire.

Es habitual que los parapentistas sobrevolar esta zona del litoral vizcaíno. Foto: David Herranz

Para experimentar la libertad del vuelo de un pájaro en dosis más calmadas, una de las mejores alternativas es subir a un globo aerostático. Mallorca Balloons se deja llevar por los vientos que recorren el Mediterráneo para descubrir desde las alturas los tesoros de la isla al igual que lo hace Tot Globo desde la península, en este caso la comarca de Vall d’Albaida, una de los rincones históricos de mayor legado del interior valenciano como demuestra Bocairent, uno de sus municipios más icónicos.

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La sensación de paz en el globo es total. Foto: Javier Fernández Ortega

4. Entre aguas bravas

Si ya has tenido tu ración de pozas y piscinas naturales en alguno de los ríos que discurren por la Península Ibérica, es muy probable que hayas visto a alguien subido a un kayak o una piragua y te haya picado el gusanillo. Estas canoas resultan una de las formas más edificantes de conocer los entornos naturales por los que zigzaguean los cauces, descubriendo la fauna y flora propia y pudiendo refrescar el cuerpo de cuando en cuando. Las rutas por los Arribes del Duero o las Hoces del Duratón son unas de las más famosas del interior, aunque los kayaks que se ubican en la playa de Cuenca también tienen un buen número de aficionados, aunque los tramos disponibles son notablemente más cortos.

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El viaducto de Requejo, en los Arribes del Duero, es una maravilla de la ingeniería civil. Foto: Emilio Fraile

Subirse a un kayak, piragua o canoa es sinónimo de ejercicio, pero si añadimos la adrenalina propia de las aguas bravas la combinación es del todo ganadora para los más aventureros. El río Noguera Pallaresa, en pleno Pirineo ilerdense, es una de las mecas de este deporte al ser el más potente en este ámbito de todo el sur de Europa por sus 42 kilómetros de navegabilidad. Los responsables de Ràfting Pallars Turisnat saben el potencial que tiene este curso y muestran cómo la fuerza de los remolinos que se generan se puede salvar con una buena dosis de técnica. Eso sí, no esperes salir seco de la canoa bajo ningún concepto.

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La Argenteria, en el Noguera Pallaresa, inspiró a Gaudí en obras como la Sagrada Familia. Foto: Alfredo Cáliz

Algo parecido pasa en el río Genil a su paso por Benamejí (Córdoba), donde Salta Ríos tiene su base de operaciones para demostrar la potencia de estas aguas cuando se abren las compuertas del pantano de Iznájar. Las corrientes crean una buena cantidad de sobresaltos en la balsa con la ventaja de la escasa peligrosidad de caer al agua, ya que, a pesar de ser las encargadas de dar fuerza y velocidad a la barca, apenas cuesta un esfuerzo volver a subirse a la canoa.

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Redirigir la balsa por los meandros y hoces del Genil es simple, pero requiere coordinación. Foto: Daniel Pérez

Para los madrileños y cordobeses que también quieran experimentar las virtudes de estos paseos de una forma tranquila y no puedan desplazarse decenas de kilómetros, la Casa de Campo y la Isla de Córdoba son las mejores alternativas. Aquí se pueden surcar el lago artificial del gran parque capitalino o el hermoso tramo del Guadalquivir que circunda la la ciudad andaluza. En estos entornos la calma es la nota dominante, pudiendo disfrutar de una forma novedosa del entorno y dando las primeras paladas en los kayaks, consiguiendo la técnica apropiada para los siguientes pasos más arriesgados.

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La Ruta de la Isla discurre por un tramo del Guadalquivir de aguas mansas y profusa vegetación. Foto: Antonio J. Criado

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