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Un ordenador y una conexión a Internet. Si es rápida, mejor. Los remote workersnecesitan muy poco para ganarse la vida. Pueden moverse, viajar, desplegar de repente su oficina portátil en cualquier rincón con wifi. Son trabajadores tecnológicos, ambulantes del siglo XXI, y precisamente por su libertad de movimiento sorprende que muchos de ellos escojan recalar en el mismo lugar: Las Palmas de Gran Canaria.
La ciudad fue una de las que en 2016 encabezó el ranking mundial de destinos turísticos para nómadas digitales, junto a Ko Lanta, Ko Samui y Phuket, tres enclaves tailandeses con aguas turquesas y mucho tirón para viajeros en busca de calidad de vida. Así lo establecieron los usuarios de Nomad List, la biblia de los portales del sector –una web muy viva y en constante actualización–, que con su voto colocaron a la capital de Gran Canaria entre los primeros puestos.
"Las Palmas ocupa esa posición gracias a su buena conectividad a Internet, su bajo coste de vida y a su clima primaveral durante todo el año", explica en la isla Lara La Barbera, nómada digital italiana. Recuerda que "la variada oferta de ocio y vida nocturna, la tolerancia con la orientación sexual, los buenos niveles de seguridad o la cercanía con el continente europeo" le hacen sumar puntos.
La playa de Las Canteras también ayuda. Con tres kilómetros de longitud, y ubicada en pleno centro de la ciudad, no pasa desapercibida. Para los buceadores resulta perfecta. Para los surfistas, también. A los primeros brinda un formidable acuario natural en bajamar, creado por una barrera natural situada a 200 metros de la costa. A los segundos, una zona abierta al oleaje junto al Auditorio Alfredo Kraus.
Algunos de estos aficionados a deportes acuáticos son nómadas digitales que cuando no están trabajando disfrutan del ocio que ofrece la isla. Otros como Ángel Luis Esteban, que dejó la capital de España para instalarse en la isla, y "tras hacer sus cursos de buceo y surf", es feliz con un baño, yoga en la arena o un paseo junto al mar. "Antes vivía en Madrid, pero apenas veía la calle", cuenta. "Aquí intercalas trabajo con deporte o comer en la playa".
No lejos del paseo marítimo hay oficinas de alquiler en las que conviven empresas y emprendedores, coworkings y espacios colaborativos como Soppa de Azul, Marine Park o CoworkingC. Todo lo que un teletrabajador necesita.
Estos centros de freelance de muchas nacionalidades son germen de ideas y el impulso definitivo a emprendedores. Como Esteban, que tras unos meses en Las Palmas abrió La Bikina, una cantina de playa que acoge a visitantes, lugareños y trabajadores pegados a un ordenador como un día lo fue él. "Los nómadas digitales están hambrientos de conocimiento y de hacer contactos", apunta.
Las Palmas (380.000 habitantes) está experimentando un auge en la recepción de visitantes como no se conocía desde los setenta, cuando el turismo se trasladó de forma masiva al sur de la isla. Manuel Cabezudo es presidente de Atlas Gran Canaria, asociación que fomenta el viaje alternativo a través de tres establecimientos: un albergue en la capital; un refugio de montaña para senderistas en Artenara –Warung Cave Hostel–, y una cueva en el poblado troglodita de Acusa Seca –Acusa Cueva Cave House–.
"Recibimos viajeros de todos los continentes: nómadas digitales, boat hikers(excursionistas marítimos)...", indica Cabezudo, que en el albergue organiza eventos culturales, debates y voluntariado. "En la montaña la experiencia es de comunión con la naturaleza. Lo dejamos claro desde el principio: aquí no hay wifi. La desconexión es total".
Sin moverse de la ciudad se puede desconectar. No todo es echarse al monte. Las Palmas acoge un festival de cine y otro de jazz. "Tal vez esto no sea Madrid, pero aquí no te aburres", cuenta Esteban. "En Las Palmas hay un sentimiento de comunidad muy grande que no se tiene en otros sitios", presume. Esta isla cada vez atrae a más visitantes estacionales jóvenes, que viven una temporada o que se quedan para siempre.
Si los de fuera son bienvenidos, los de la tierra son venerados. La capital de Gran Canaria ha visto nacer a Benito Pérez Galdós, Alfredo Kraus, Manolo Millares, Juan Negrín, Javier Bardem o el productor Adrián Guerra, que a sus 33 años ha hecho películas con Robert De Niro o Samuel L. Jackson. "Cuando rodamos en Las Palmas, el equipo pide vivir cerca de la playa, pero por la noche se va a Vegueta a gozar de su oferta gastronómica, comercial y nocturna", confiesa. El productor de Palmeras en la nieve (2015) siente predilección por Teror, de donde procede su familia paterna, y por Puerto Rico, al sur, "genial para los aficionados al snorkel".
No son los únicos pueblos. San Bartolomé de Tirajana tiene en las dunas de Maspalomas su gran reclamo; y Mogán, el puerto deportivo, los palmerales y la oferta náutica. Agaete compite con un pintoresco puerto marinero y la fiesta de La Rama, mientras que Artenara y Tejeda, ambos cumbreros, lo hacen con sus paisajes. Agüimes destaca por la playa de Arinaga, el barranco de Guayadeque y el casco histórico.
De allí procede la escaladora profesional Daila Ojeda, cuyas imágenes trepando por paredes de roca han dado la vuelta al mundo. Se enamoró del deporte en su pueblo natal y parece tener la clave para explicar el éxito de Gran Canaria entre los remote workers: "Es una tierra generosa, acogedora, con un ritmo de vida tranquilo y un clima que permite practicar todo tipo de actividades al aire libre en cualquier estación. Todo ello la hace única".
Este reportaje aparece publicado en el libro 'Inspiraciones' de Guía Repsol 2018.