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Romerías en Tenerife

Me voy de romería y no sé a qué hora volveré

Actualizado: 19/06/2018

Si en el carnaval la subversión de los roles cotidianos se produce en la noche, donde las máscaras y el alcohol dan rienda suelta al erotismo de los cuerpos que nunca se habrían encontrado en la vida diaria, en las romerías de Tenerife, la catarsis se produce a través del vino y el traje de mago o maga, el campesino canario. En La Orotava (10 de junio), Tacoronte (17 junio), San Benito Abad (8 julio) y Garachico (16 agosto) están algunas de las más afamadas.

Hoy en día hay romerías durante todo el año en la isla de Tenerife, pero las más conocidas son la que se celebran durante la primavera y el verano, cuando las cosechas dan sus frutos y comienza la recolección. De origen religioso, con el paso de los siglos se ha convertido en una fiesta absolutamente pagana. Como dice el antropólogo Alberto Galván: "La comida, la bebida, la gula y la ebriedad forman parte esencial de las mismas", (Las fiestas populares canarias, pág. 172). No hay peregrinación abnegada y sufriente, todo es puro placer.

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Quizá eso se deba a que los santos, protectores de la vida agrícola de los pueblos, en honor de los cuales se hacen la mayoría de las romerías "son intermediarios humanos [con lo divino] a los que se trata como tales. Los santos tienen sus debilidades y por eso, se bromea con ellos y se les puede manipular. Si no traen la lluvia para las sementeras, se les puede colgar por los pies en un pozo y aún se les puede dejar tirados en la carretera" (Las fiestas populares canarias, pág. 175).

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A pesar de su origen rural, la romería ha tenido curiosas derivas según los lugares. En La Orotava, las clases aristocráticas terminaron organizándola y fueron fundamentales en el proceso de reconstrucción de los llamados trajes tradicionales de maga y mago, muy poco funcionales para la vida campesina, pero muy vistosos para las clases pudientes que solo se los ponían un par de veces al año.

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La de San Benito Abad, en La Laguna, también se convirtió en una romería de tintes burgueses, con bailes de mago organizados en el casino de la ciudad, un lugar con ningún aspecto campesino. Aunque ahora es el Ayuntamiento el que organiza estos bailes en la calle.

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El día de una romera –o romero– empieza sacando el traje. En La Orotava, por ejemplo, hay gente que lo guarda en su caja de cedro, una manera de conservarlo de año en año. O de generación en generación: de elaboración normalmente artesanal, suele pasar de madres a hijas. Lo más valioso, sin duda, son los chalecos bordados a mano con dibujos que parecen imposibles y cuya virtuosidad, a veces, daba una pista del estatus social de quien lo llevaba. Quien no podía comprarse uno, tenía que alquilarlo. Pero las cosas han cambiado… y, hoy en día, hasta los hay fabricados en China.

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Con el traje puesto, el romero se va a la carreta con los amigos, llena de vino y comida. Las hay más familiares, con gente entradita en años, otras con niños pequeños que normalmente van sentados dentro durante todo el recorrido de la romería: se están preparando para el futuro. Y luego, están las carretas de la gente más joven, que muchas veces llevan también abundante ron para seguir festejando cuando se acabe el vino, hasta que el cuerpo aguante.

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Algunas carretas lucen adornos y en los techos hojas de palmera bien entrelazadas para cubrirse del sol. En Tegueste, algunas llevan dibujadas vistosas escenas de la vida campesina que se elaboran cuidadosamente con granos y semillas durante meses. Allí son muy típicas también las carretas con forma de barco, a pesar de ser un pueblo sin salida al mar. Un característica cuya explicación genera encendidos debates entre folcloristas reconocidos.

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Durante el recorrido de la romería, se saca al santo patrón por las calles de la ciudad, pero los romeros están más pendientes de beber, cantar y charlar que de manifestaciones de fervor religioso. Se da comida a la gente apostada a los dos lados de la calle que, a veces, es muy exigente e insistente.

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Algunos han llegado tempranito desde bien lejos para coger sitio y ver bien la romería mientras reciben de las carretas algún huevo duro, un trozo de pella de gofio amasado, pan con chorizo de perro (una especie de sobrasada canaria), papas arrugadas, algo de carne de cerdo y un vaso de vino.

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El atuendo de la romería siempre ha sido una cuestión polémica para los puristas de las esencias. Hasta hace unos años, los organizadores de la romería de La Orotava mandaban a algunas personas a controlar que los que bajaban en las carretas fueran bien vestidos, so pena de sacarlos del recorrido. "Niña, ponte bien el pañuelo y el sombrero". "Oye, tú, quítate esa gafas de sol". Aunque la cosa se ha relajado bastante, siempre hay algún nostálgico que protesta.

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Uno de los elementos esenciales de la romería son las parrandas, con instrumentos de cuerda, como el timple, con el que la gente canta canciones tradicionales del folclore canario. También hay bailes típicos y gente tocando los tambores y las chácaras, unos instrumentos de percusión canarios hechos de madera o de hueso, muy parecidos a las castañuelas, aunque algunos estudiosos piensan que podrían estar emparentados con algún instrumento parecido que habrían fabricado los guanches antes de la conquista española a base de piedras o conchas.

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Un elemento muy importante de la romería es el ganado. Por un lado están las vacas que tiran de las carretas y que dejan el rastro de sus bostas a lo largo del camino. Pero también, están los pastores de cabras y ovejas, que, por un día, transitan por cascos urbanos donde hace tiempo que desaparecieron los animales de ganado.

Algunas romerías son más populares y otras más burguesas. Unas son más cuidadosas con trajes tradicionales y otras más abiertas. Pero "la romería, con lo que ello significa de muchedumbre, comida al aire libre, reconstitución de un pasado agrario en parte extinguido es, sin duda, una vuelta a las raíces del campesinado canario y una forma de identificación regional" (Las fiestas populares canarias, pág. 181).

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Cuando el recorrido acaba, la fiesta continúa. En algunos lugares, junto a las carretas varadas al final del camino. En otros, en jugosos kioscos y verbenas en la plaza, que suenan mucho más latinas que estrictamente canarias. A veces, entre el baile y el alcohol, también surge el amor. Y que sea lo que el santo patrón quiera.

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Fechas que no debes olvidar:

- Las calles adoquinadas de La Orotava, con sus aristocráticas casonas coloniales, se llenarán de romeros el día 10 de junio. La noche anterior es la romería chica, menos numerosa pero igual de impresionante.

- Tacoronte, uno de los pueblos más agrícolas del norte de Tenerife, lugar de famosos vinos, sacará las carretas y las vacas el 17 de junio.

- La romería de San Benito Abad llega a las calles de La Laguna el 8 de julio para recordar, de paso, que La Laguna, además de universidad, tiene una vida campestre que aún se mantiene en barrios de las afueras.

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- Otro de los pueblos con gran tradición agrícola, La Esperanza, lugar de clima frío y húmedo, celebra el 5 de agosto una romería muy auténtica y popular, donde el vino es esencial para calentar el cuerpo.

- Garachico fue el principal puerto de la isla en el siglo XVI y XVII, hasta que la erupción de un volcán sepultó gran parte del pueblo en 1706. Su romería junto al mar reúne a la gente el 16 de agosto, con los restos de las coladas volcánicas a la vista de cualquiera.

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