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Ruta arquitectónica de Aníbal González por Sevilla

El genio sevillano invisible

19/11/2024 –

Actualizado: 09/03/2023

De un asombroso talento innato, el padre del regionalismo, el arquitecto hispalense más universal, dejó tras de sí todo un catálogo de edificios y monumentos que no solo constituyen la historia de Sevilla, también la de su propia vida. Desde la mítica Plaza de España a la Capilla del Carmen, pasando por viviendas o cooperativas, seguimos el rastro de Aníbal González por las calles de la capital andaluza en busca de su legado.
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Sevilla merece que levantemos la mirada. Los estímulos al caminar por sus calles son numerosos y sugerentes, por eso a veces uno se olvida de alzar la cabeza y contemplar qué se cuece allá arriba. Porque son las fachadas de sus edificios, aquellos que, a priori, pueden incluso llegar a pasar desapercibidos, las que descubren a los visitantes la verdadera historia de la ciudad.

Aníbal González Sevilla

Y esa historia tiene un nombre que se repite incesantemente. El de su hijo más ilustre y -¿por qué no decirlo?- prolífico. Tanto es así, que nadie se atreve a dar una cifra concreta sobre el número de edificios que tienen su firma detrás. Corría el año 1876 cuando llegaba al mundo, en la calle Bustos Tavera, Aníbal González, un niño inquieto cuyo talento le auguraba un futuro prometedor.

Aníbal González Sevilla

“Él era un niño prodigio porque dibujaba de una manera espectacular. Dicen que desde pequeño ya hacía una revistilla en la que demostraba esas dotes. Viendo aquello, fue la madre la que le animó para que estudiara arquitectura”, cuenta Antonio Doblas, guía oficial de Sevilla, mientras caminamos por las calles del centro de la ciudad en busca de algunos ejemplos de su carrera.

Aníbal González Sevilla

Tanto fue así que, cuando de mayor tuvo que decantarse por una línea hacia la que enfocar sus estudios, decidió presentarse a la Escuela Superior de Arquitectura en Madrid, la única de España en aquel tiempo. “Al año solo estudiaban en esa escuela unas 12 personas, él hizo el examen de entrada y lo bordó. Ya desde esa época los periódicos en Sevilla se hacían eco de que un sevillano había conseguido acceder”, añade nuestro anfitrión. Y, sin embargo, aquello sólo era el principio.

Aníbal González Sevilla

Su etapa modernista

A la altura del 27 de la calle Alfonso XII, Antonio nos dice que paremos. Cientos, miles de locales y turistas pasean a diario por ella y, sin embargo, pocos se percatan de la belleza de lo que se muestra ante sus ojos. Justo ahí, frente a nosotros, dos de los primeros tesoros arquitectónicos proyectados por Aníbal González: las casas gemelas de los hermanos Montoto. “Él tiene una primera etapa, que es de 1902 a 1906/7, en la que sigue las líneas modernistas, lo que se hacía en París en ese momento, sobre todo el art déco”, nos explica Antonio. Unas líneas que se aprecian en multitud de detalles de las fachadas y que nos hacen, inevitablemente, acordarnos del modernismo catalán.

Casas Montoto Sevilla

“Los Montoto eran tres hermanos y dos de ellos le contratan para que les haga la casa aquí, en Alfonso XII. El tercero, al ver lo bonitas que eran, dijo que también quería otra al lado de sus hermanos. Resultó que los propietarios de las casas contiguas no querían venderle el terreno, así que al final lo que hizo fue comprar uno en la calle perpendicular, y Aníbal González le construyó una casa exactamente igual, pero conectada por detrás”. ¿Y qué se aprecia en ellas? Balcones curvados con dragones, alusiones mitológicas, flores y forja que se entrelazan con la propia fachada... Fantasía en su máxima expresión.

Casas Montoto Sevilla

La misma que nos topamos en Tomás de Ibarra, calle paralela a la amplia Avenida de la Constitución: allí se halla la popular Casa del Barril. ¿El nombre? De la cervecería que durante muchos años ocupó los bajos del edificio. Ante nosotros, un despliegue de detalles mudéjares que recuerdan, esta vez, a monumentos emblemáticos de la ciudad como el Alcázar. Fue construido en 1910 y el cambio de estilo ya nos revela que algo estaba ocurriendo en la cabeza del arquitecto sevillano. “La hizo para Antonia Labraña, viuda de un burgués. Si veis, recuerda un poco a un palacio como el de los Guardiola o la Casa Salinas… Llaman mucho la atención las yeserías, claramente están inspiradas en un estilo más mudéjar, y sigue siendo una casa particular hoy en día”, apunta Antonio.

Casa Barril Sevilla

Cambio de rumbo: vuelta a las raíces

Llama la atención que, a pesar de la importancia que Aníbal González tuvo para la ciudad de Sevilla, no existan carteles que informen de cuáles fueron aquellos edificios proyectados y construidos por él. Tampoco lo encontramos en el cruce de la avenida de la Constitución con la calle García de Vinuesa, donde la escena se repite: la mayoría de locales y foráneos quedan tan absorbidos por la magnificencia de la Catedral de Sevilla y de la Giralda, justo enfrente, que solo unos cuantos llegan a descubrir que aquí, en la esquina, se alza este singular edificio. “Fue la casa de Álvaro Dávila, marqués de Villamarta, y lo que destaca de su fachada es, sobre todo, la esquina: como la planta del edificio era muy pequeña, lo que hizo fue sacar la escalera para afuera. El torreón es la escalera de caracol que articula las plantas y permite subir de un sitio a otro”, desvela nuestro guía. Hoy, eso sí, es la sede de una entidad bancaria.

Aníbal González Sevilla

Y aquí comienzan a aparecer una serie de elementos que acabarán por convertirse en la seña de identidad del arquitecto: los azulejos, los arcos, el ladrillo… ¿regionalismo andaluz? Exacto. “En 1906/7 es cuando cambia de estilo, el regionalismo nace con él, que significa, realmente, una vuelta a retomar lo que se había utilizado de siempre”, confirma Antonio, que continúa explicando. “Se dice que en el ayuntamiento, en aquella época, estaban haciendo concursos de fachadas y se promovía que nada fuera modernista, sino que se volviera a las líneas clásicas. También hay otra versión que cuenta que, por la pérdida de las colonias de España en América, la economía no estaba muy bien y querían darle trabajo a los artesanos… Se creó como una especie de conciencia nacional, una vuelta a defender todo lo que era España”, afirma nuestro guía.

Aníbal González Sevilla

Así comenzó González a dejar su firma de manera indirecta en cada rincón de Híspalis: en la calle Imagen con el edificio de Manuel Nogueira, en la calle Francos con los Almacenes Peyré, hoy en desuso…. Y no solo encargos particulares, también le comisionaron colegios, cooperativas de viviendas, panteones, edificios municipales o plazas. Su mano llegó incluso más allá de las fronteras de su ciudad: “Fue un arquitecto que trabajó, según se cuenta, en todas las provincias de Andalucía, menos en Almería. De hecho, donde más proyectos hizo después de en Sevilla fue en la onubense Aracena. También en Sanlúcar de Barrameda diseñó muchísimas casas por la zona de Bajo de Guía”, afirma Antonio.

Aníbal González Sevilla

La Exposición Iberoamericana: revolución en el 29

Sin embargo, el momento clave de su carrera llegaría unos años antes. “Lo nombran director de la Exposición Iberoamericana del 29. Presentó infinidad de proyectos, pero hoy en día no vemos ni una cuarta parte porque no pudieron hacerse por falta de dinero. Se dice mucho que, además de arquitecto, fue urbanista, porque planteó una apertura que generó grandes avenidas en el centro para acceder a la expo”, nos narra Antonio.

Pabellón Mudejar Sevilla

Sí pudo proyectar y construir múltiples pabellones en la Avenida de la Palmera, que hoy siguen siendo enclaves de importancia para la ciudad. Empezando por los tres fascinantes edificios que dan vida y color a la Plaza de América, en el Parque de María Luisa: el antiguo Pabellón de las Bella Artes -hoy transformado en Museo Arqueológico-, el Pabellón Mudéjar -actualmente, Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla-, y el Pabellón Real, fueron proyectados por el denominado “arquitecto de Sevilla” como homenaje a tres estilos arquitectónicos presentes en la ciudad. Por orden: el renacentista, el mudéjar y el gótico.

Pabellón Mudejar Sevilla

En el centro, un estanque colmado de nenúfares; en los alrededores, rincones como la Glorieta de Cervantes, con bancos plagados de azulejos que reproducen pasajes del Quijote. Una línea arquitectónica que comenzó a vincularse al nombre de Aníbal González obra tras obra, proyecto tras proyecto, mientras muchos le seguían, inspirados por el camino marcado. Y mientras, él continuaba con su trabajo.

Pabellón Mudejar Sevilla

El abrazo a Iberoamérica

No hay palabras para definir la que fue, sin duda, su gran obra maestra. La que todo el mundo menciona cuando su nombre sale a relucir. La Plaza de España de Sevilla, que supuso una revolución arquitectónica en todos los sentidos. Continúa abrumando y emocionando a todo aquel que la contempla por vez primera.

Plaza España Sevilla

Posiblemente, con sus 50.000 metros cuadrados y sus imponentes torreones alzándose hacia el cielo, con sus 48 bancos -uno por cada provincia de España-, cuatro puentes y el pequeño canal repleto de barcazas, se trate del espacio más espectacular de toda la ciudad. Una especie de abrazo a los países de Iberoamérica y a las colonias españolas que ha servido, incluso, de localización para cintas de Hollywood. Tan grande fue la sorpresa al verla terminada que hasta el mismísimo Alfonso XIII dijo: “Señores, yo sabía que esto era bonito, pero no tanto”. Lo triste fue que González no fue quien la acabó.

Plaza España Sevilla

“En el 25 da un golpe de estado Primo de Rivera y lo que hace es que quita a toda la dirección de la expo de Sevilla y pone a gente de Madrid, excepto a él. Él dice entonces que, si no siguen los sevillanos, no continúa. También se enfadó mucho porque le impusieron poner la fuente en el centro de la plaza y él defendía que esta tenía que ser un espacio diáfano, donde se hicieran cosas. Eso fue el remate, la gota que colmó el vaso para que dijera: pues, entonces, no termino esto”. Y cesó en su puesto como director.

Plaza España Sevilla

Hoy, una escultura de Aníbal González de dos metros y medio de alto, realizada en bronce, mira hacia una de las torres de la Plaza de España desde la glorieta que lleva su nombre. Hay quienes dicen que es con orgullo; otros, que es un guiño a esa parte del monumento, que le trajo numerosos problemas durante la construcción. Sea como sea, genio y obra de arte quedan juntos para siempre en el corazón de Sevilla, mostrando al mundo, día a día, hasta dónde puede abarcar la belleza.

Plaza España Sevilla

Un guiño gastro para un dulce final

Nuestra particular ruta finaliza -no podía ser de otra forma- sentados a la mesa: llegamos a la calle Reyes Católicos, donde un edificio en ladrillo rojo vuelve a llevar el nombre de Aníbal González por bandera. ‘Casa Aníbal’, rezan unas letras doradas en la parte superior: es la antigua sede de la Asociación Sevillana de la Caridad. “El edificio se creó en 1914 como asociación y, después, estuvo explotado por algunas empresas. Llevaba bastante tiempo en desuso antes de que presentáramos un proyecto de una licitación pública para montar una escuela de hostelería y servicio de restauración”, nos cuenta Olga Velasco, directora de Marketing del Grupo Batuta en Sevilla.

Casa Aníbal Sevilla

Fue así como, a finales de 2021, el edificio histórico abrió de nuevo sus puertas tras un importante lavado de cara interior. En el exterior, eso sí, se mantiene como en sus orígenes. Una inmensa Victoria alada nos da la bienvenida recordando las que el arquitecto colocó en la Plaza de América. A partir de ahí, dos plantas en las que se reparten mesas altas y bajas envueltas en una elegante decoración en la que abundan los papeles pintados y terciopelos, tapizados, plumas y dorados.

Casa Aníbal Sevilla

También recortes de antiguos periódicos que recogen noticias sobre González. “Antes de abrir el restaurante decidimos entrevistar a la nieta de Aníbal González para preguntarle curiosidades sobre su abuelo. Nos contó que el apodo que tenía en la familia era el de Papa Aníbal, así que le hicimos como homenaje un postre: los Chocolates PapaAníbal”, nos cuenta Olga.

Casa Aníbal Sevilla

Desde las ventanas de la planta alta se contempla el vecino Puente de Triana, otro de los clásicos hispalenses. Por él, sevillanos y turistas caminan relajadamente junto al Guadalquivir. De repente, a modo de despedida, vemos una nueva revelación: la Capillita del Carmen, otra joya del regionalismo de Aníbal González, nos saluda desde la orilla de Triana en la distancia.

Casa Aníbal Sevilla

Es cierto que Aníbal González falleció en 1929, el mismo año en el que se inauguró la Exposición Iberoamericana de Sevilla, hace casi un siglo. Pero su legado, no nos cabe duda, seguirá siendo parte de la ciudad para siempre.

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