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Antes de la pandemia, en la Casa de Campo se celebraba dos veces al año (las conocidas como ediciones de primavera y de otoño, concretamente) la Feria Desembalaje, un encuentro donde se daban cita múltiples anticuarios, coleccionistas y almonedistas llegados de diferentes puntos de España y de Europa, donde ofrecían un sinfín de productos: desde muebles de época hasta monturas de gafas. Una cita que se había vuelto obligatoria para todos aquellos amantes de las antigüedades y de los objetos curiosos.
Aunque la Feria Desembalaje sigue celebrándose como tal en algunas ciudades de España como Gijón, Bilbao, León o Valencia, en Madrid ha cambiado radicalmente. Ahora, algunos de aquellos vendedores que participaban en el encuentro madrileño en el Pabellón Satélite de la Casa Campo, se han apuntado a un nuevo formato, más reducido y con menos puestos, pero más urbano y moderno.
El evento bautizado como 'Los Sábados del Rastro', cuenta con una escogida selección de muebles y objetos de decoración pero también también moda vintage y artesanía. A la propuesta también se suma el sector de la restauración para crear lo que ahora se llama una experiencia 'gastrofun'.
El enclave elegido para llevar a cabo este desembalaje al aire libre ha sido la plaza del General Vara del Rey y el mercadillo se celebrará el primer y tercer sábado de cada mes en horario de 9 a 19 h. La elección de este sitio no ha sido peregrina ya que esta plaza acogió un mercado sabatino, muy en boga durante las décadas de los 70 y 80, donde se podían adquirir todo tipo de objetos desde libros hasta ropa de segunda mano. Una mercancía dispersa en montones a los que siempre apetecía meter mano y a precios muy, pero que muy, populares.
Pero ¿qué se puede encontrar en este vanguardista Rastro de los sábados? Pues a pesar de las limitaciones del espacio, hay una interesante y variada selección de objetos. Libros, imaginería religiosa, lámparas, cuadros, muebles, ropa, bolsos y zapatos vintage, relojes y bisutería, juguetes, artículos de decoración, menaje de cocina, teléfonos y máquinas de escribir y fotográficas, cajas y soportes de madera que sirven para cualquier cosa, baldes de latón, tinajas de vidrio, porcelana fina, vinilos, fotografías… En definitiva, muchos objetos de estilos tan diversos como el rústico, el isabelino o el sesentero.
Hay que puntualizar que los puestos que se instalan en Los sábados del Rastro no tienen nada que ver con los que habitualmente se ponen los domingos y festivos aunque, animados por la novedad, muchas de las almonedas y tiendas de antigüedades y coleccionismo de la zona también abren sus puertas y montan sus tenderetes en las aceras para dinamizar el barrio y reactivar el sector muy tocado por los meses de confinamiento.
Por eso, es muy recomendable darse una vuelta por las calles aledañas a la plaza –como Mira el Río Baja, Conde de Aranda, Carlos Arniches, Callejón del Mellizo, Ribera de Curtidores…–, y visitar los establecimientos de toda la vida, tan irresistibles con sus bártulos ordenados (más bien amontonados) sin ton ni son, y los de nuevo cuño, esos que han proliferado en los últimos años y que más que ofrecer piezas originales venden ideas de cómo decorar con ellas. En definitiva, una nueva convocatoria que atraerá a muchos turistas.