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El oro, el incienso y la mirra igual no son los regalos más prácticos para un bebé, pero hay que reconocer que al menos eran originales. Los Reyes Magos empezaron bien, pero con el auge de los grandes almacenes y las cadenas textiles se han vuelto un poco predecibles. Nada que objetar, lo cierto es que después de 2.000 años comprando regalos lo mínimo que te puede pasar es que te vuelvas un tanto perezoso.
Para poner remedio a esta situación hemos decidido hacer una pequeña lista de tiendas originales en el centro de Madrid. Frente a los templos de consumismo desaforado, diseño uniforme y grandes colas en caja, encontramos pequeños reductos de tranquilidad, donde la atención al producto (y al cliente) es desmesurada, donde la originalidad y la manufactura son valores importantes y donde se ha querido abarcar poco y apostar mucho. Tiendas de nicho donde no es complicado encontrarse a algún rey mago moderno.
Resulta extraño entrar en una tienda de juguetes y no reconocer un solo muñeco. Una tienda donde no hay Mickeys, ni Bratzs, ni perros de La Patrulla Canina, ni siquiera un ejército de Pepas Pigs apilados sobre las estanterías. "No trabajamos con licencias", confirma Natalie Rodríguez, dueña junto a su pareja, Raimundo Nieves, de la juguetería 'Kamchatka', en el corazón del Barrio de las Letras.
El que no lo hagan no responde tanto a una estrategia comercial como a una filosofía de fondo. "Muchas veces, el juguete viene tan estructurado, tan definido por una serie o una película, que el niño no tiene margen de maniobra, su capacidad de crear e imaginar ya está limitada", explica Rodríguez. Ella, psicóloga de formación, considera que "un juguete es siempre educativo, por naturaleza".
El problema está en qué clase de valores transmite a los niños. Los hemos concebido siempre como objetos inocuos, como meros pasatiempos sin mayor relevancia en la formación de los más pequeños. Pero no es así. Hay juguetes sexistas, otros que fomentan el individualismo y algunos que propician el consumismo. Por eso en 'Kamchatka' han decidido apostar por productos originales, no sexistas, ecológicos y perdurables.
Puede que estas no sean las características más solicitadas por los niños en su carta a los Reyes Magos. "Cuando la gente entra aquí por primera vez suele decir que esta es el tipo de tienda que le gusta a los padres, no a los niños", concede Rodríguez. "Pero cuando vienen por segunda vez saben que no es así, te dicen que prefieren estos juguetes frente a una Peppa Pig por ejemplo. Si no habría sido imposible durar 15 años".
También ha ayudado a conseguir esta longevidad la variedad de público a la que se dirigen. "Tenemos juguetes para niños de hasta 99 años, incluso alguno más", dice con una sonrisa Rodríguez. También tienen variedad. Hay una sección de libros, una de juegos de mesa, hay juguetes inclusivos para juntar, a través del juego, a niños con algún tipo de discapacidad de otros que no la tienen… Incluso hay una línea de juegos especialmente pensada para los más mayores, para evitar senilidad, o para trabajar y recuperar determinadas destrezas.
Nada define mejor la estética pop de una época que los videoclips de sus boys bands. Y ninguno supo plasmar mejor la recién acabada década de los noventa que el videoclip de Dirty Pop, de N’Sync. El estallido cromático, las mechas, los estilismos imposibles y la vergonzante coreografía están aún en la cabeza de muchos. Especialmente en la de Víctor Serrano Alonso, un creativo que ha llamado 'Dirty Pop' a su tienda, ubicada a unos metros de la plaza de Chueca. El nombre no solo rinde homenaje a uno de los primeros éxitos de Justin Timberlake, sino a todo lo que este videoclip representa: los colores, la cultura de los ídolos pop, la estética de los años noventa…
La tienda navega entre la cultura queer y la cultura pop. Y lo hace, sobre todo, a través de la ilustración. Esta está presente en un libro de vestidos recortables de Mecano, en las guirnaldas de Rupaul ("probablemente lo más vendido de la tienda", confiesa Serrano), o en las camisetas de artistas como Just Do It Babes, Soft Horno, Bobearart o Jock Mooney. Aunque tenga su espíritu muy bien definido, 'Dirty Pop' no deja de ser un lugar de contrastes. Aquí las Spice conviven con la Veneno. Andy Warhol comparte estantería con Alaska.
"Llevaba ya tiempo deseando montar algo así", explica Serrano, "un lugar donde poder juntar cosas que solo se encuentran por Internet, donde colaborar con artistas que me gustan". Sus propios diseños también se encuentran en la tienda, en algunas camisetas como la que él mismo lleva en el momento de realizar la entrevista. "Es de Ana Torroja", explica, "me habría gustado meter más cultura española, pero al final te vas adaptando a lo que la gente te va pidiendo".
Esto, reconoce, ha hecho la tienda un poco menos dirty y algo más pop de lo que él imaginaba, pues aquí entra gente de todas las edades y "tampoco vas a avasallar con algo muy fuerte o muy explícito". Lo que ha mantenido desde su inicio, hace justo ahora un año, es la estética Memphis y su debilidad por los colores, que inundan cada rincón de la tienda. "También a nivel metafórico", concluye Serrano, "cuando abrí esta tienda quería darle color a mi vida. Y a la de la gente".
En 'Walk with me', la división entre tienda y taller es más simbólica que real. Al entrar en este precioso estudio del centro de Madrid uno puede ver desde el escaparate hasta las tripas. "Es como un horno de pan", opina Pablo Baqués, cofundador junto a su mujer, Deira Reina, de este lugar. "Ves parte del proceso, intuyes qué está pasando y eso hace que te intereses más por el producto", explica. El resultado es estético y atractivo, pero en opinión de Baqués, más allá de todo eso consigue algo más importante, que es "dar visibilidad a la manufactura y poner en valor el proceso de creación".
'Walk with me' es un estudio que, perdonen la expresión, empezó su andadura en 2013. Por aquel entonces se limitaba a la producción de mapas ilustrados. Es probable que hayan visto alguno, pues su éxito fue tan tremebundo que inundaron las tiendas de modernos hace unos años. Empezaron con Malasaña y de ahí pasaron a Lavapiés, cuando cartografiaron Madrid dieron el salto a Barcelona, y una vez cubierta la ciudad condal trazaron las calles de Londres, barrio a barrio. "Colaboramos con artistas locales,e intentamos siempre que estos vivan en el mismo barrio que ilustran. Así cada mapa es único y especial", describe Baqué cuando se le pregunta por el éxito de estas ilustraciones.
Más tarde decidieron meter bajo el paraguas de la marca la colección de bolsos que estaba diseñando Reina. "Casaba muy bien con el concepto de 'Walk with me'", explica Baqués, "así que, ¿por qué no?". Sus bolsos tienen unas líneas limpias y depuradas, una simplicidad estética que también tiene su parte práctica, como se puede observar en el taller.
"Son una especie de origami, una única pieza que se dobla sobre sí misma", compara Baqués con la estructura de un bolso en la mano. En los últimos tiempos, esta pareja creativa ha diversificado aún más su producto y se ha lanzado a crear una serie de mochilas, siguiendo los mismos principios, éticos y estéticos, de todos sus productos. Parece que el camino va para largo.
Ni seda, ni bordados ni puntillitas. La ropa para niños de 'Animal Baby' se sale de lo común. "Va más allá de la división del rosa y el azul", nos dice su dependienta, Rocío Molina. Aquí se ha apostado por diseños modernos, bonitos y algo salvajes, pues la mayoría de la ropa de este negocio de Malasaña tiene como inspiración el mundo animal. Hay pijamas que recuerdan irremediablemente al libro ilustrado Donde habitan los monstruos, de Maurice Sendak y abrigos con forma de estrella que remiten al que le hemos visto alguna vez a Maggie, de Los Simpsons. Las referencias que sugieren estas prendas pertenecen más a la ficción que a la realidad, pues en esta tienda trabajan con marcas (1+in the family, Baby Bites, Dear Mini) que se salen de la norma.
Podríamos pensar que estas prendas son un regalo que puede contentar a los padres, pues no deja de ser algo práctico que se puede usar en el día a día; y a los niños, pues algunas prendas están en la delgada línea que separa la ropa del disfraz. También hay marcas más clásicas, como Levi’s, pero se ha intentado que todo tenga una estética común y las referencias animales, aunque sutiles, son omnipresentes. Hay detalles puntuales fuera del mundo de la ropa. Sonajeros, muñecos de trapo y muselinas que tienen, cómo no, cierta inspiración salvaje.
Es difícil destacar en la que probablemente sea la calle con más negocios originales por metro cuadrado de Madrid, pero 'El Moderno', en la Corredera Baja de San Pablo, lo ha conseguido. David Yerga Acedo, cofundador de esta concept store junto a su pareja, Delphine, explica cómo lo hicieron. "Nos encantaba viajar, y veíamos por Europa mucha tienda dedicada al pequeño objeto de decoración y artesanía, pero en Madrid no había nada. Pensábamos que aquí, concretamente en este barrio y en esta zona, podría funcionar". No se equivocaron. Desde 2016 'El Moderno' es uno de los imprescindibles de Malasaña.
El éxito de la tienda no ha evitado que esta pareja creativa siga viajando, más al contrario, lo ha potenciado. "Solo este mes he estado en Londres y en Berlín", confiesa Yerga, "vamos a muchas ferias internacionales de artesanía. Y también nos perdemos por pequeñas tiendas y estudios, que es donde de verdad encuentras el talento local más allá de los grandes nombres". Él lo sabe porque es lo que sucede en su negocio, donde se pueden encontrar piezas de Australia, Dinamarca o Japón, pero muchos españoles, cerca de un tercio del total, conjugando artistas consagrados con jóvenes promesas.
La variedad de autores, tamaños y objetos, hacen que esta tienda tenga algo para cada bolsillo, e incluso para cada miembro de la familia. Se apuesta mucho por la decoración, pero también hay objetos de papelería, de juguetería y de mobiliario. "Hemos aumentado mucho la oferta en estos años", explica Yegra. Incluso han empezado a producir proyectos exclusivos, como Egurrak, una serie de serigrafías de madera del ilustrador Mikel Casal.
A veces sucede que una marca crece hasta romper las costuras de su enfoque inicial. Fue lo que le sucedió a 'Mummy Room', una tienda de camisas que en un principio se definió como hipster y cuyo éxito ha acabado rebasando los límites de este discutido grupo social. "Nos teníamos que definir de alguna forma para que la gente supiera quiénes somos", explica Javier García, socio fundador de la marca.
Lo cierto es que, en un principio, era difícil definir un concepto tan original como 'Mummy Room'. Camisas con estampados locos, histriónicos, imposibles. "La ropa de hombre en general es muy uniforme, muy conservadora, pero hay gente que no entra en ese canon", explica García. Esa gente existía, pero lo cierto es que había que ser muy moderno, o muy valiente, para colocarse una de sus camisas. Sin embargo las cosas han cambiado mucho y muy rápido desde 2013, cuando se empezaron a diseñar las primeras camisas de 'Mummy Room'.
Fue entonces cuando García decidió introducir algunos diseños propios en su tienda multimarca, alguna cosa lo suficientemente loca para que llamara la atención. "Eran tres camisas, recuerdo que había una con un pattern de gallos, muy potente todo", rememora el empresario. Volaron. De tres pasaron a seis diseños y de ahí a nueve. La cosa funcionaba y las camisas de 'Mummy Room' comían espacio al resto de marcas. "Al final decidimos cerrar la tienda, redecorarla y abrirla como un monomarca", cuenta García. Había nacido 'Mummy Room'.
Actualmente la marca tiene cuatro tiendas repartidas por España y una en Miami. Los clientes han crecido en número y en perfil, que ahora, reconoce García, sobrepasa con creces el concepto hipster con el que se definieron en un principio.