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Qué ver en Tenerife: 15 sitios imprescindibles para visitar

Una isla para todo el año

19/11/2024 –

Actualizado: 21/11/2022

Fotografía: Rocío Eslava

Da igual la época del año que sea, Tenerife espera con los brazos abiertos a quien llegue a la isla. Su excepcional clima y la gran oferta turística que alberga la hacen un destino ideal durante todo el año. Te proponemos 15 planes para exprimir al máximo su espléndida naturaleza, sus encantadores pueblos y su rica gastronomía.
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1. Ascenso al Teide

La fama y concurrencia de este volcán no le resta un ápice de encanto. Situado en el centro de la isla, el Teide, la cumbre más alta de España, domina un paisaje de ciencia ficción en el que encontrarse con una naturaleza vasta y salvaje que atrapa. Existen varias rutas senderistas en este parque nacional y diferentes formas de afrontarlas, adaptando el recorrido a todos los perfiles de visitantes, pudiendo planear un itinerario exigente que lleve a cabo toda la subida a la montaña o cubrir el último tramo desde la última estación del teleférico.

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El pico del Teide se eleva 3.718 metros sobre el mar de nubes y la corona forestal. Foto: Javier Martínez Mansilla

2. Un paseo por San Cristóbal de La Laguna

Como paradigma de pueblo colonial isleño asombra San Cristóbal de La Laguna, la ciudad más bonita de la isla y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los palacios y casas señoriales se suceden por un casco histórico que mantiene el trazado original del siglo XVI, haciendo que los paseos sumerjan a los turistas en el pasado tinerfeño. Son muchos los encantos de esta histórica villa, aunque hay que destacar como imperdibles Catedral de San Cristóbal, la Plaza del Adelantado, la Casa Museo Cayetano Gómez Felipe o el Mirador de la Jardina, un recorrido con el que acercarse a la trascendencia del lugar.

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La vista de San Cristóbal de La Laguna desde el Mirador de Jardina. Foto: Sofía Moro

3. Santiago de Teide y sus Gigantes

Se trata de uno de los mejores ejemplos de cómo el territorio modela el carácter de la localidad. Ubicado a las faldas del volcán, Santiago de Teide fue uno de los grandes referentes cristianos tras la conquista de las islas, ejemplo de ello es la parroquia de San Fernando Rey, y ha mantenido su larga tradición pesquera desde entonces. Los restaurantes locales son conocidos por aprovechar algunos de los mejores manjares del océano como los chernes, el atún o la brota rosada, provenientes algunos de ellos de las aguas que bañan los Gigantes, los enormes acantilados que han dado fama al pueblo y desde donde es habitual avistar cetáceos.

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La silueta de los Gigantes atrapa a quien se acerca. Foto: Rocío Eslava

4. La identidad de San Miguel de Abona

Las tierras que rodean San Miguel de Abona son famosas por su producción vinícola, una de las más reputadas de todos los vinos de la isla, sin embargo, sus calles también esconden tesoros que merecen una visita. Las salas del Museo de Historia Casa de El Capitán narran la evolución de un pueblo ligado al comercio con las colonias americanas, una actividad en la que la loza tradicional del pueblo tuvo un valor muy importante para sus gentes. Al igual que sus uvas, las patatas que se cultivan aquí también son de las más afamadas de Tenerife al ser de la variedad papa bonita, las más indicadas para elaborar la tradicional receta de papas con mojo. Un acompañamiento ideal para disfrutar de alguno de los vinos procedentes de bodegas como ‘La Casmi’ o ‘Altos de Trevejos’ (D.O. Abona).

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En San Miguel de Abona el vine es un culto aparte. Foto: Rocío Eslava

5. Las calles que rodean el Drago Milenario

Icod de los Vinos es uno de los pueblos en los que mejor se reconoce la esencia clásica isleña y donde podemos encontrar una de las maravillas naturales más importantes de la isla, el Drago Milenario, un portento vegetal de unos 20 metros de alto cuyo lento crecimiento aumenta su atractivo. Sus más de 2.000 ramas ha creado una copa de más de veinte metros de diámetro, una estructura que sobrecoge cuando, década tras década, la planta florece, aumento el peso de la misma en más de una tonelada. Tras el selfie de rigor junto al Drago Milenario, un paseo por las calles del pueblo muestran el día a día de esta tranquila localidad y abren el apetito para degustar el condumio de conejo, una de las recetas más tradicionales de los icodenses.

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No se puede dejar de fotografiar el Drago Milenario. Foto: Rocío Eslava

6. Parque Rural de Teno

Recorriendo los caminos que discurren por este territorio se percibe cómo era la vida hace 50 años. Aquí, entre los núcleos que conforman el municipio de Buenavista, se palpa el carácter rural de una tierra empleada como despensa de poblaciones más pudientes y el legado guanche que flanquea los caminos en forma de tágoras, construcciones de piedra de hasta tres metros que servían a los habitantes como refugio contra el viento del norte. La cabra, ya sean en forma de guiso, queso o, incluso, elemento sanador -la “manteca de ganado” es un derivado de su leche que, según se decía, tenía propiedades curativas-, es uno de los vértices sobre los que se ha articulado la vida en esta comarca que guarda la cara menos conocida de esta capital del turismo.

Un chico pasea junto a un horno en el parque rural de Teno, Tenerife.

A lo largo del camino se distribuyen diversas estructuras centenarias. Foto: Rocío Eslava

7. Piscinas naturales

La costa de Tenerife atesora una serie de piscinas naturales creadas por la actividad geológica de la isla. Algunas se mantienen en estado primigenio y otras han sido adaptadas por el hombre. En cualquier caso, todas permiten disfrutar de un chapuzón en las aguas atlánticas al más puro estilo isleño. La mayoría de ellas se encuentran en el norte, en la zona de Isla Baja, aunque en el sur también cuentan con un buen número de charcos ideales para alternar con las playas más populares.

Piscinas Tenerife. El Caletón (Garachico)
En pleno casco de Garachico, al lado del castillo de San Miguel, se encuentra este conjunto de piscinas naturales. Foto: Hugo Palotto.

8. Playas paradisíacas

Referencia del turismo europeo y nacional, el buen tiempo de las Islas Afortunadas ha hecho que los arenales de Tenerife sean de los más concurridos para aquellos que llevan a cabo un turismo de sol y playa. Sin embargo, aún quedan algunos rincones desconocidos en los que dejarse imbuir por una sensación paradisíaca sin masificaciones. La Caleta de los hippies, en Adeje; El Rincón, en la Orotava, o la playa de Benijo son algunos ejemplos donde apenas se encuentran algunos vecinos y la inmensidad del océano Atlántico.

La playa El Ancón es más familiar que las otras dos.

Las playas solitarias son uno de los lujos de la isla. Foto: Yanira Quintero

9. Templos con encanto

Menos conocida es la particular faceta arquitectónica que ha hecho que varios templos de la isla cuenten con reconocimiento internacional. Es en estos lugares donde realidad y leyenda se entremezclan creando un aura misteriosa. Curiosas formas geométricas dan forma a estructuras de culto a la fe y ruinas apenas sostenidas tras el paso del tiempo han conformado una de las rutas más especiales para quienes pasan unos días en Tenerife.

Un 'decorado' genial para una sesión de fotos.

El magnetismo se intensifica apenas quedando unas piedras. Foto: Rocío Eslava

10. Degustar Tenerife

La gastronomía canaria es uno de los grandes valedores del éxito turísitico de Tenerife. Las clásicas papas con mojo se tornan en producto gourmet cuando son tratadas con el respeto que merece su tradición, además y como no podía ser de otra forma, el producto del mar llena las mesas con pescados y mariscos cuya frescura dejan sin habla al comensal. Gracias al clima privilegiado de la isla, las fincas plataneras ahora comparten espacio con el cultivo del aguacate, una fruta tropical que se ha asentado de una forma excelente en el entorno.

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En el sancocho se combina el pescado con papas y una pella de gofio. Foto: Rocío Eslava

11. ‘El Rincón de Juan Carlos’

‘El Rincón de Juan Carlos’ uno de los mejores valedores de la cocina tinerfeña. Su salto a la categoría de 3 Soles Guía Repsol en este 2022 supone un espaldarazo a toda una vida ligada a los fogones con sabor a Tenerife. Su menú degustación combina la destreza propia de quien se ha formado en algunos de los mejores restaurantes de España y Europa con producto autóctono como el cherne, la quisquilla canaria o su clásico turrón de morcilla canaria. Un lugar en el que degustar cada palmo del territorio y notar el valor de la tradición hostelera de la familia.

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La familia al completo: Raquel, Jonathan, Ina, Juan Carlos y María José. Foto: Sofía Moro

12. Restaurantes de altura

La alta cocina tiene múltiples templos en Tenerife. ‘La Cúpula’ (1 Sol Guía Repsol) muestra las posibilidades a las que se puede llegar cuando se opta por innovar siguiendo la tradición, cómo el cochino negro o la papa canaria pueden dar pie a nuevas sensaciones sin despegarse de los sabores marcados en las mentes de los vecinos. La fusión bien interpretada entre el recetario italiano y el chileno conforman la carta de ‘Nub’ (1 Sol Guía Repsol), un restaurante en el que la despensa canaria adquiere nuevos matices gracias al bagaje de sus propietarios.

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El falso tomate de 'Nub'. Foto: Rocío Eslava

En el caso de ‘La Posada del Pez’ (Recomendado por Guía Repsol) el culto al producto marino de las aguas que bañan la isla adquiere una nueva dimensión gracias a las técnicas vanguardistas que aquí se desarrollan, una forma de ofrecer platos con ingredientes clásicos, pero de una forma nunca vista en esta zona. De una forma similar, aunque con un acento mucho más marcado, ‘Kensei’ se yergue como uno de los grandes representantes de la cocina japonesa en Tenerife, un espacio en el que es mejor entrar sin ideas preconcebidas en esta materia ya que, gracias a las reinterpretaciones que se dan a la tradición nipona, tan pronto se sirve un risotto nipón como un fish & chips asiático.

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'Usuzukuri' de lubina y 'tataki' de 'wagyu' en 'Kensei'. Foto: Sofía Moro

La versatilidad de la cultura gastronómica de Tenerife puede adquirir muchas caras. En ‘Silbo Gomero’ (Recomendado por Guía Repsol) el buen hacer de las abuelas de la isla es la guía que marca una carta marcada por la temporada y el apego al territorio. Y, como no podía ser de otra forma, los guachinches también tienen su dosis de protagonismo. En este caso el restaurante ‘San Diego’ se sirve de este concepto, único en el archipiélago, para ofrecer carnes y pescados a la brasa que nada envidian a los asadores de la península, además, su apuesta por aguacate local ha dado como resultado un conjunto de recetas que ya han traspasado los límites de las Islas Afortunadas.

La parrilla que meneja con maestría Isidro y donde experimenta con tiempos y maderas.

En la parrilla se experimenta con tiempos y maderas. Foto: Roberto Ranero

14. Descansar en el lujo

El alto volumen de turistas ha hecho que la oferta hotelera disponga de referencias para todos los gustos. Pueblos grandes y pequeños cuentan con posibilidades para el alojamiento de quienes buscan encontrar un centro de operaciones desde el que descubrir la isla. En San Cristóbal de La Laguna, uno de los municipios más populares de Tenerife, la rehabilitación de una antigua fábrica de tabaco ha creado uno sus hoteles más emblemáticos: ‘La Laguna Gran Hotel’. Decorado con un estilo colonial y una profusa vegetación, este cuatro estrellas aún refleja su pasado como factoría al tiempo que invita a sus huéspedes a disfrutar de cada uno de sus espacios. Mención aparte merecen sus suites, cómodas y con todo lo necesario para abandonarse al relax absoluto, capaces incluso de conquistar al excéntrico humorista Ignatius Farray, tinerfeño de pro que ha divulgado las virtudes de la isla y su pueblo, Granadilla de Abona, a través de sus espectáculos y programas.

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Las terrazas de las habitaciones dan a un gran patio central lleno de vegetación. Foto: Sofía Moro

Con un punto más en el estrato del lujo se revela el hotel ‘Royal Hideaway Corales Resort’, una auténtica proeza estilística que sumerge a quien traspasa su lobby en una cueva volcánica, combinando una de las facetas más bellas de la naturaleza isleña con una arquitectura hecha para el confort. Desde el exterior, las blancas plantas del hotel descienden hasta un mar que parece entrar en el edificio gracias a una serie de lagunas interiores y proyecciones del fondo del mar. En cuanto a las habitaciones, sus grandes dimensiones -la media es de 100 m2- hacen que los clientes se sientan como en casa e incluso algunas de ellas cuentan con piscinas privadas. Su oferta gastronómica, por otro lado, es uno de los pilares del hotel, ya que cuenta con diferentes restaurantes especializados donde disfrutar de auténtica gastronomía canaria, delicias italianas o la fusión de la cocina nikkei.

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Todas las habitaciones son espaciosas y cuentan con varias terrazas. Foto: Sofía Moro

15. Vinos ‘made in Tenerife’

Las limitaciones espaciales de la isla no suponen una excusa para la profusa producción vinícola que se desarrolla en Tenerife. Competidores en cuanto al volumen de hectáreas de cultivo con las explotaciones plataneras, lo cierto es que la variedad y calidad de los vinos que aquí se elaboran goza de una gran popularidad en España y el resto de Europa, una reputación que se remonta a los tiempos del comercio con las Américas, cuando los ingleses quedaron prendados de los canary wines. Bodegas como ‘Tajinaste’, ‘Ferrera’ o ‘Viña Zanata’ son algunos de los grandes representantes de esta tradición y sus vinos han conquistado las mesas de los mejores restaurantes del archipiélago y la península.

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La tradición vinícola de la isla se palpa en cada rincón. Foto: Roberto Ranero

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