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Lámparas LZF

Valencia Capital Mundial del Diseño 2022

Valencia como epicentro del diseño

Actualizado: 28/03/2022

Fotografía: Eva Máñez

La faceta artística más palpable de Valencia ha hecho que la ciudad sea reconocida como Capital Mundial del Diseño 2022. Una efervescente escena de artistas y estudios incipientes y la tradición heredada de los artesanos del siglo pasado han propiciado este nombramiento, convirtiendo a la ciudad del Turia en la referencia global de la materia durante este año. Una capitalidad que pretede crear una base sólida sobre la que impulsar el futuro de un sector productivo muy importante en toda la comunidad.
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“No es casualidad que Valencia sea la Capital Mundial del Diseño 2022”. Esta es la frase que más veces hemos pronunciado los que nacimos aquí y vivimos aquí por voluntad propia desde que supimos que la ciudad era la elegida para esa cita carismática. ¿Pero por qué no es casualidad? ¿Qué tiene de especial esta ciudad y su talento en el diseño? ¿Qué tenemos que no tengan otros? Bueno, para empezar, este reconocimiento se otorga porque se da por sentado que Valencia va a ser capaz de congregar aquí a lo mejor del mundo en el universo del diseño.

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No tanto porque tengamos a buenísimos diseñadores y a buenísimos ejemplos proverbiales de su talento. También porque la ciudad tiene disposición, hermosura, capacidad para acoger al de fuera y enseñarlo. Es algo así como las Olimpiadas, que no se las conceden a Japón, por ejemplo, porque tengan a los mejores atletas, sino porque se sabe que Japón tiene sensibilidad, pericia, capacidad y ambición para esa cita internacional. Pues en Valencia, lo mismo. Así que estamos esperando a lo mejor del diseño para que llegue a la ciudad y mostrarlos y mostrarnos, y que nos lean y que construyan el relato.

“La ciudad va a hablar por sí sola -dice el director de proyectos de esta cita, el arquitecto valenciano Miguel Arraiz- que es algo que Valencia puede hacer muy bien. Tiene gastronomía, lugares bonitos, maneras de vivir especiales y lúdicas, ocio, cultura, buen clima, mar…”.

Cambiar el relato

Hay muchas Valencias, muchos artistas, mucho talento. “Somos al diseño como las bandas de música en la comunidad, o los artistas falleros. Nos parece tremendamente normal que todo el mundo toque un instrumento o que haya cientos de artistas capaces de levantar piezas de 20 metros en mitad de un cruce. Eso es porque lo extraordinario nos parece normal, pero cuando levantamos la mirada no ocurre en tantos lugares. Quizás ese exceso de creatividad nos haga no ponerlo en valor. El cambio de relato no es seguir diciendo que somos los mejores, sino que vamos a ser capaces de construir un ecosistema potente que finalmente nos ayude a generar esas sinergias con otros lugares y con la industria. Los mimbres están, la masa crítica también, solamente falta usar la excusa de la capitalidad para focalizar toda esa energía dispersa”, apunta Arraiz.

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Propone ideas revolucionarias para que la capitalidad vaya un poco más allá: por ejemplo, convertir Valencia en la capital de las fiestas del fuego, invitar a un país cada año, igual que hace Arco, por ejemplo, y dejar que la ciudad cuente su propio relato al mundo, que hable, insiste, por sí sola.

Elegir las señas de identidad en el diseño es un trabajo complejo porque, efectivamente, Valencia, tan mediterránea, es muy variada, muy dispersa, muy expansiva. Pero hay algunos ítems que todos los expertos repiten cuando se les pregunta y que suponen un denominador común. La capacidad de colaboración, que tiene mucho que ver con todos los tejidos asociativos de la ciudad, sería uno de ellos. Y, junto a eso, la capacidad histórica de convertir esta creatividad en una forma de vida o negocio. Mosaico de Nolla, las etiquetas de las naranjas o, ya en la actualidad, todo el desarrollo tecnológico de la mano del diseño del sector cerámico y del mueble. Y un dato con todo esto: solo en la Comunitat Valenciana el diseño aporta más de 4.000 millones de euros.

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El diseño valenciano no ha tenido grandes estrellas, sus fallas no han tenido su Hemingway, por ejemplo, así que su fortaleza ha estado en lo que han sido capaces de construir entre todos. “Y eso es lo que no hemos sabido contar bien”, dice Arraiz. Este arquitecto acudió a la cita del Burning Man, en San Francisco, con David Moreno, escultor y artista fallero. Fue en marzo de 2016 cuando los organizadores de ese festival americano becaron su proyecto Renaixement. Allí llegaron con su pieza de madera. La experiencia, con todo lo que supuso, le dio una mirada especial hacia las señas de identidad del diseño valenciano.

Artesanía heredera

Otro ejemplo de esto que cuenta Arraiz es el de la creadora valenciana Mariví Calvo, responsable de la empresa LZF. Calvo estudió Bellas Artes y, por una carambola del destino, empezó a construir lámparas con chapas de madera. Hoy, 30 años después, sus diseños se pueden ver en restaurantes, casas, instituciones o restaurantes de todo el mundo, y ella tiene claro que Valencia era la mejor candidata. “La ciudad ha tenido mucha importancia siempre en diseño decorativo, ceramista, en vidrio, en seda, en carpintería (las fallas son eso, precisamente), en marroquinería… en un montón de industrias relacionadas con lo que ahora llamamos diseño. La zapatería, la juguetería… ¡Esos magos de los juguetes!”.

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“Otra cosa -apunta Calvo- es que se haya olvidado”. Las políticas de hace 40 años fueron devastando a estos grandes artesanos porque la artesanía se había convertido en folclore y solo quedaban los grandes firmas, pero ellos estaban ahí. Fue muy difícil sobrevivir, se les dio la espalda, importaban más las grandes superficies que los pequeños artesanos, y se los comieron. Y la tradición familiar tan grande que había se rompió.

La experiencia de Calvo es muy representativa. “Cuando estudié Bellas Artes, tras morir Franco, aquí hubo una explosión alucinante de arquitectura, pintura, diseño, música, para hacer iluminación, todo se mezcló y digamos que se retroalimentaba. Yo me fui a Nueva York en 1984, estuve seis años estudiando y me percaté de que allí estaba asentado el diseño gráfico, pero el de producto no. No veía ese diseño de producto que ya existía en Valencia. Con Martínez Medina, por ejemplo, que era súper potente, o con Luis Adelantado, o La Nave…”.

Tejer una red

En Valencia ha habido mucha gente haciendo cosas pequeñas y grandes, pero por su cuenta, desconectados, trabajando en solitario… Resulta muy difícil reconocer quién practica los oficios. “Así que me parece importante el reconocimiento de Valencia como capitalidad del diseño. Eso sí, tenemos que ver para atrás para ver el futuro”, dice Calvo.

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A ella, a Mariví y a la empresa que crecía, se fueron uniendo artesanos de todo tipo que se habían quedado fuera de sus centros de trabajo -por cierre-. “Aquí había un montón sin trabajo, los de la Lois, por ejemplo, cuando cerró. O los pintores de cerámica… Y muchas mujeres. Era lo que queríamos, lo que buscamos. Y fuimos ampliando”, apunta Mariví. Hoy los diseños de LZF pueblan restaurantes, hoteles, stands, oficinas, residencias privadas e incluso hospitales en buena parte del mundo, además de en Valencia. Suya es, por ejemplo, la iluminación de la barra japonesa 'Kaido' (1 Sol Guía Repsol), cuyo techo está salpicado de los especialísimos paneles decorativos de madera, los famosos Suns, fabricados en esta empresa valenciana.

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La lista de ejemplos es larga y heterodoxa, como la ciudad, en cuyo interior hay muchos lugares. Hay una Valencia recóndita, otra popular, otra muy conocida, otra más intrincada, y en todas ellas hay arte, diseño, talento en multitud de disciplinas. Valencia son muchas Valencias, muchas ciudades pequeñas dentro de esta ciudad luminosa y dispar. Recorrimos los barrios bajo la mirada de 10 fotoperiodistas valenciana en este artículo que cuenta lo que cualquier paseo por la ciudad puede dar de sí.

Un mapa vivo

La capitalidad quiere albergar todo esto: la frescura, el talento, la originalidad, lo nuevo, la tradición. Y, al margen del poderío, del despliegue de charlas, actos y eventos que van a salpicar la ciudad durante todo el año, ha surgido el Mapa del Disseny, que quiere mostrar los puntos físicos de la ciudad reconocidos por su diseño. Impulsado por València Capital Mundial del Diseño 2022 y Visit València, dirigido por la Agència Districte, el mapa es el paseo definitivo, el que cartografía la ciudad y la enseña “a través de sus galerías, restaurantes, museos, cafés, hoteles, tiendas, espacios creativos”, situados en todos los distritos: Ciutat Vella, Benimaclet, Extramurs, l’Eixample, Jesús, Patraix, Campanar, Poblats Marítims, Pla del Real o La Saïdia.

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Lo más especial de este mapa es que está vivo, que va ensanchándose, gracias a la participación colectiva, a través de una red de sugerencias. De esa manera, todo el mundo puede crear sus propias rutas del diseño. Arquitectura, bar, cafetería, espacios creativos, galerías, museos, hoteles, restaurantes, tiendas… Son los epígrafes con los que juega este mapa tan poco convencional, que quiere apartarse de lo tópico y lo típico y enseñar una Valencia más insólita.

A esto mismo se apuntaron ya los responsables de la capitalidad con una iniciativa preciosa: invitaron a ilustradores valencianos a confeccionar postales de cada uno de los barrios y salió la curiosa propuesta Greetings from Valencia. Y a contar la ciudad contribuyen otros tantos proyectos, personas, ideas, propuestas. Como la originalísima revista Graffica, que lleva años contando todo lo que hay que saber sobre el diseño gráfico, la creatividad y la cultura visual. O como los diseñadores del Estudio Savage, que nutren la ciudad y el mundo con sus creaciones -y ese máster en Artesanía Contemporánea que llevan a cabo-. Junto a ellos, mujeres ceramistas como Ana Illueca o Celia Collado y Patricia Soriano, con la cerámica de Cuit, o decenas de diseñadores de muebles, artistas falleros, escultores e interioristas que se han unido en esta aventura de la capitalidad.

Una aventura que, tal y como resume Xavi Calvo, el máximo responsable, pretende alejarse de los tópicos y crear un nuevo relato. “Hay una demanda real por redescubrir nuestro patrimonio y no son pocos los proyectos abordados desde el diseño que revisitan todo este imaginario perdido”. Valencia ha perdido el miedo a descubrirse.

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