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El confinamiento, además de ser la barrera necesaria para contener la pandemia, nos brinda ocasiones para reflexionar sobre nosotros y lo que nos rodea, para escuchar el silencio del día o de la noche, para relajarnos viendo pasar el tiempo.
En 1988 la cantautora norteamericana Tracy Chapman dejó a medio mundo atónito con un disco de debut lleno de frescura y melodías. Canciones como Baby can I hold you son capaces de arañar cualquier corazón y suponen un asidero en épocas en que abrazarnos y sostenernos unos a otros es algo que se nos antoja necesario y fundamental, aunque en muchos casos tengamos que hacerlo en la distancia.
Cuando la ciudad de Los Ángeles se convierte en la única acompañante de Anthony Kiedis, el cantante de la banda californiana, y la describe en su soledad, la de él y la de ella, Under the bridge puede perfectamente convertirse a su vez en una alegoría de los tiempos que estamos viviendo. Pero más allá del mensaje, la melodía y sensibilidad de la canción la convirtieron en uno de los mayores, y más inesperados, éxitos de Red Hot Chili Peppers.
Seguramente, una de las sensaciones más sorprendentes que experimentamos durante esta etapa de confinamiento, es el silencio que se apodera de la ciudad durante casi todo el día, pero muy especialmente durante la noche. Así que la canción compuesta por Paul Simon y convertida en un absoluto estándar de la música popular puede perfectamente ayudar a poner música a ese silencio.
El tema creado por Damon Albarn y Graham Coxon y publicado en el sexto álbum de Blur, 13, de 1999, describe la ruptura entre Albarn y su pareja de entonces, Justine Frischmann, cantante de Elastica. Y a su vez, la canción se inspiraba en la obra Tender is the night (Suave es la noche) del escritor norteamericano F. Scott Fitzgerald. Suavidad nocturna para una preciosa oda al recuerdo.
El tiempo nos habla, nos cuenta, y nosotros aprendemos de él. Contaremos historias acerca de estos días, aprenderemos de ellos, y bueno es que las relacionemos con la extrema sensibilidad y excelencia de un artista como Nick Drake, poeta y músico de culto, ignorado en su momento, el cambio de década entre los 60 y los 70, y autor de una obra corta pero maravillosa. Su disco de debut, Five leaves left, se abría con esta delicia.
No son pocos los que dicen que tras esta experiencia saldremos distintos o que al menos nuestra visión del mundo actual puede cambiar de manera importante. Esperemos que esos cambios sean para bien, aunque será difícil que lleguen al grado de brillantez de una canción como la que compuso el inmenso Sam Cooke y que incluyó en 1964 en su disco Ain’t that good news.
Quien también experimentó un renacimiento artístico que en parte sorprendió a un buen número de sus seguidores fue Bob Dylan en 1997. Tras casi siete años sin material nuevo, editó un disco como Time out of mind, unánimemente considerado una obra maestra y apertura de una nueva etapa vital y musical que le ha traído hasta nuestros días. Versionada posteriormente con éxito por Adele, una perla como esta hace que nos sintamos amados cada uno de nosotros.
El confinamiento no entiende de lugar y cada uno debe entender su casa como su entorno vital. Lo que no está de más es soñar, siquiera desde nuestras ventanas o terrazas, con estar sentados en el muelle de un puerto viendo el horizonte y el sol que va poniéndose en las aguas de la bahía. Otis Redding hizo de todo ello una maravilla eterna y nosotros debemos intentarlo como sea.
Poeta, cantor, compositor, pensador, el gran Leonard Cohen disfrutó en muchas épocas de su vida del placer de la introspección y del conocimiento profundo de sí mismo. Y de entre sus canciones, muchas, como este One of us cannot be wrong, incluida en su debut en 1967 Songs of Leonard Cohen, pueden ser la banda sonora perfecta para mirar al infinito y tratar de conocernos mejor, y de paso mejorarnos.
Ike & Tina Turner fueron una pareja de una maestría inabarcable en su creación artística y de una travesía infernal en su relación vital. Pero las joyas que nos dejaron siguen plenamente vigentes, más cuando todos sabemos que estas circunstancias que estamos pasando necesitan de la unión de nuestros esfuerzo. En 1970 el disco que llevaba este mismo nombre se convirtió en uno de sus mayores éxitos.
El legado de una familia como la que lleva el apellido Staples (a pesar de abandonar la última "s" para su nombre artístico) se antoja inmenso dentro de la cultura popular. Be altitude: Respect yourself, de 1972, es uno de sus discos fundamentales dentro de su etapa en el sello Stax, y la canción que en parte le da nombre, un impresionante canto a esa autoafirmación que ahora tanto necesitamos.
A pesar del título, Apocalypse es una de esas canciones que saben ir penetrando en cada uno de nosotros a golpe de simple y llana emoción. Un absoluto canto a la música que va llegando a nosotros en medio de un paisaje desolado. La banda texana debutó en 2017 con un disco de nombre igual que el grupo y canciones que, como esta, les abrían las puertas de personalidades sensibles.
Cierto que los hermanos Liam y Noel Gallagher han convertido su vida posterior a su banda Oasis en un combate de mucho odio y poco amor, pero no lo es menos que con su grupo fueron capaces de crear toda suerte de canciones adecuadas para los momentos más impactantes de nuestras vidas, desde himnos de estadio a mensajes de solidaridad o pruebas de delicadeza como este Talk tonight, cara B de uno de sus singles e invitación actual a conversaciones nocturnas hasta ahora aplazadas.
Todos querríamos no sufrir más sorpresas, saber que todo lo que está pasando y lo que está por venir lleva un camino trazado y controlado. Seguramente sea un sueño, pero de esto va esta playlist, de sueños musicales que nos permitan evadirnos. Ok Computer, de 1997, es seguramente la obra cumbre de la banda inglesa Radiohead, y el vídeo de esta deliciosa No surprises, con Thom Yorke literalmente con el agua al cuello, tan recordado como la propia melodía.
Pero resulta meridianamente claro que, a pesar de no poder evitarlo, debemos mantener el ánimo de los pequeños, de los mayores, de los que nos rodean. "Suele haber risas después del dolor" canta Mark Knopfler en esta delicada melodía, una pieza larga pero con una importante carga emocional incluida en uno de los discos de mayor éxito comercial de su banda Dire Straits, Brothers in arms, título que por sí mismo ya podría identificar estos tiempos.
Ya hemos insistido que seguramente sean estos tiempos propicios para abrirnos, para no postergar conversaciones a la luz de la luna que pueda entrar por nuestras ventanas y que nos ayuden a seguir cerca de los que nos rodean. John Legend, compositor, pianista y actor estadounidense acaba de publicar este single que encuentra su momento ideal como canción de amor cercano.
Otra voz de una calidad fuera de toda duda y que, acompañada exclusivamente de un piano, consigue altas cotas de delicadeza con una canción que fue el segundo single de su multimillonario en ventas segundo disco, 21, fue la de Adele, la cantante londinense cuyo éxito le ha llevado a convertir muchas de sus canciones en puros estándares de nuestra época. Buen momento para apreciar sus canciones en tiempos de reflexión.
Su reciente biografía cinematográfica ha vuelto a poner en primera línea a un cantante y showman que nunca ha dejado realmente de estarlo. Y es que Reginald Kenneth Dwight, esto es, Elton John, lleva desde 1969 editando discos que de una u otra manera ya forman parte de nuestra cultura. Su homónimo y segundo álbum se abría con esta canción sobre la inocencia de los sentimientos.
El trío inglés The xx se formó en 2005, debutó en 2009 y desde entonces se convirtió en una de las expresiones musicales más destacadas de los sonidos más ambientales creados en el entorno del llamado indie-pop. Su segundo disco, Coexist, de 2012, se abría con este minimalista single acerca de los sentimientos que nos embargan al estar enamorados. Todos buscamos nuestros ángeles a nuestro lado.
El león de Belfast tiene una carrera en la que ya es casi imposible mantener el ritmo de producción que siempre ha mantenido. Pero hay hitos, cómo no. En 1991 publicó su vigésimo primer disco, un álbum doble de nombre Hymns to the silence, y nos ofreció una espiritualidad musical que nos sirve de invitación a escuchar el silencio que hemos dejado en nuestras ciudades dando paso al canto de los pájaros.
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