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Entre el mar y los Pirineos, Osona se mantiene como una comarca aguerrida. Testigo de momentos históricos, en sus tierras no faltan los bosques donde desde tiempos inmemoriales se ha criado un cerdo de gran calidad. También el clima ha colaborado en favor de la excelencia gastronómica. La niebla que blanquea el paisaje invernal de Vic (esta zona es la que cuenta con más días de niebla al año en toda España) es pieza clave en la maduración artesanal de algunos embutidos. Quizá por estas condiciones climatológicas, o tal vez como parte de su carácter, los payeses continúan trabajando como hace más de cien años, criando unos cerdos cuya deliciosa carne sirve para la elaboración de sus afamados embutidos: butifarra, longaniza, fuet… Osona, epicentro de esta ruta, es una comarca además de paisajes naturales, como los que ofrece el Parque Natural del Montseny, el Espacio Natural de Guilleries-Savassona y el Parque del Castillo de Montesquiu. En contraposición, la llanura de Vic, en claro contraste entre tantos bosques y montañas, deja claro que aquí nada es uniforme.
Entrando por el sur, nuestra primera parada del itinerario es Viladrau, dentro del Parque Natural del Montseny. Se trata de un singular pueblo cuyas más de cien fuentes ofrecen un melodioso y constante murmullo del agua en sus calles. Desde aquí resulta interesante realizar distintas rutas de senderismo para descubrir los muchos encantos naturales del Parque Natural del Montseny, uno de los más conocidos de Cataluña. En realidad, Montseny combina muchos parques en uno: tiene bosques mediterráneos de encinares y pinares y otros propios de Centroeuropa, con robles, abetos o hayas. Tiene también llanos y cimas altas donde los contrastes climáticos están a la orden del día. Y, sobre todo, es un rincón que nos ofrece infinitas posibilidades de turismo activo.
A unos 20 kilómetros, enlazando varias carreteras, alcanzamos Sant Julià de Vilatorta. A principios del siglo XX el pueblo fue el destino de veraneo preferido de las familias barcelonesas acaudaladas, convirtiéndolo a día de hoy en un museo de fincas modernistas al gusto de la época. Actualmente, hay una ruta que incluye 25 de las más importantes, como la escuela El Roser, la torre Montseny o el hostal Ca la Manyana. Sant Julià de Vilatorta tiene también un parque bastante grande, el de las Set Fonts, por el que pasan varias rutas señalizadas para hacer senderismo o recorrerlas en bicicleta.
La siguiente parada en nuestra ruta es Vic. Podemos dar un paseo a pie por el centro histórico de la que es la capital de la comarca. Sus calles están repletas de edificaciones medievales que se intercalan con otras más recientes. Sus puntos clave están a relativamente poca distancia: el templo romano, las murallas del siglo XIV, la catedral y el Museo Episcopal, que conserva una de las mejores colecciones europeas de arte románico y gótico.
Vic es una ciudad próspera y eso se nota en el animado ambiente que ofrecen sus calles, donde abundan las tiendas. La Plaza Mayor, también llamada Mercadal, es el corazón de la actividad comercial. Sus arcos le imprimen un carácter especial y alojan varias terrazas que son un reclamo infalible para el descanso. Además, desde la Edad Media la plaza alberga un mercado que tiene lugar los martes y sábados. Alrededor de la plaza y regresando a las calles comerciales, tendremos ocasión de comprar los embutidos típicos de la zona, protagonistas de la Fiesta del Cerdo que se celebra en el siguiente punto de la ruta, Manlleu. La historia de este municipio está marcada por el río Ter, en cuyas orillas proliferaron las fábricas textiles que lo convirtieron en motor industrial catalán. De ese pasado quedan como testimonio el Museo Industrial o el embarcadero y paseo del Ter, actualmente punto de encuentro y ocio. Ya en el centro histórico es casi obligado que nos perdamos por las antiguas calles del Pont o Sant Domènech, y descubrir sus numerosas plazas.
Nuestra ruta finaliza en dos pueblos llenos de encanto. Tavertet, situado en lo alto de un risco de 200 metros y declarado Bien de Interés Cultural, cuenta con un fantástico conjunto de casas de los siglos XVII y XVIII, así como con otros monumentos interesantes como la iglesia de Sant Cristòfol, del siglo XI. Un poco más adelante, en Rupit, el pasado medieval cobra fuerza entre calles empedradas, el puente de Can Badaire o, a pocos kilómetros, la primitiva iglesia románica de Sant Joan de Fàbregues.
El cerdo es el protagonista absoluto de muchos de los platos autóctonos, como las albóndigas y los pies de cerdo. Un punto y aparte merecen los famosos embutidos de Osona. Entre ellos, la butifarra, que puede ser cocida (de huevo, de perol) o fresca. La base para ambas es la carne picada y salpimentada de espalda o pata de cerdo, aunque luego se le pueden añadir ingredientes como setas o ajo y perejil. Para apreciar su sabor, lo mejor es cocinarla a la brasa o la plancha. También hay muchos platos que llevan como ingrediente principal la butifarra, como los cocidos. Quizás el más típico es la butifarra con alubias, la botifarra amb seques, un plato que se hizo muy popular en Cataluña a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Comer butifarra significa sumar a la dieta un gran aporte de hierro y vitaminas del grupo B. Si además se eligen las alubias como acompañante, la cantidad de proteínas y hierro de origen vegetal que aportan se complementan con el elevado contenido que también tiene en proteínas y hierro la butifarra. Por su parte, las alubias son bajas en grasa y ricas en almidón, minerales y fibra, que favorece el tránsito intestinal.
Los embutidos, como la longaniza y el fuet, son una de las compras imprescindibles a lo largo de la ruta, aunque el resto de la gastronomía es igual de interesante. Son muy característicos los platos hechos con carne de caza y de cerdo. También otros productos típicos de la zona son la trufa, la patata del bufet y las judías de Collsacabra.
Entre los montes de Montseny se alzan el templo y el antiguo monasterio benedictino de Sant Marçal. La iglesia románica del siglo XI está situada a 1.145 metros de altitud y es el punto de inicio de numerosas rutas. Muy cerca está la Font Bona de Sant Marçal, nacimiento del río Tordera, y la Mesa de los Tres Obispos (una piedra circular que servía de reunión a los prelados de Barcelona, Vic y Girona).
El último fin de semana de septiembre se celebra, en Manlleu, la Fiesta del Cerdo y la Cerveza. Dos días dedicados a degustaciones de embutidos, cerveza de importación y demostraciones de cómo se cocina y se elaboran los productos derivados del cerdo. Además, algunos cocineros de Osona preparan platos especiales para la ocasión.
El Hotel Husa San Bernat, ubicado en el corazón del Montseny, está rodeado de bosques con castaños centenarios, hayas, encinas y cerezos. Sus habitaciones son lo más parecido a un balcón en pleno parque natural. El Parador Vic Sau es una tradicional masía catalana con vistas al pantano de Sau y la serranía de las Guillerías. Perfecto si elegimos practicar senderismo o hacer la ruta de las iglesias románicas.