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Sukalki

La costa de las delicias

Actualizado: 08/02/2016

La cornisa vizcaína se compone de históricas villas marineras, rías que ostentan el título de Reserva de la Biosfera, playas casi salvajes y acantilados de vértigo. Visitamos algunas de ellas desde Mungia, recorriendo la carretera de la costa hasta Ondarroa. Un paraíso de tranquilidad que se asoma al azul intenso del Cantábrico, y donde se degusta el mejor Sukalki.
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La ruta

Dicen que cada cocinero tiene su secreto para conseguir que en su cazuela se cocine el Sukalki más delicioso. Trataremos de descubrirlos en esta ruta con la que recorremos el norte de Bizkaia, desde Mungia, pasando por Plentzia hasta terminar en Ondarroa. Conoceremos, además de sus hermosas tierras, una gran variedad de deliciosos Sukalkis, un guiso de la zona a base de carne de ternera y verduras.

Comenzamos la ruta en la localidad vizcaína de Mungia, situada a 19 kilómetros de Bilbao. Antes de partir visitaremos aquí el parque Uriguen, de gran riqueza botánica, y el Landetxo Goikoa, el caserío más antiguo de Bizkaia (de principios del siglo XVI). Se encuentra integrado en el parque de la mitología Izenaduba Basoa, un espacio que profundiza en el conocimiento del universo mitológico vasco. También nos acercaremos hasta la casa-torre de Torrebillela, fortaleza medieval y actual casa de la cultura; la plaza de los Fueros, lugar de mercados y encuentros; el palacio Urgoiti, y las villas de veraneo del barrio de Larrauri.

Mungia, prados cercanos a la costa.
Mungia, prados cercanos a la costa.

Nos dirigimos al primer pueblo costero de nuestro itinerario, Plentzia, uno de los puntos de obligada visita en cualquier recorrido por la costa vizcaína. Disfrutamos de una de las playas más bellas de Bizkaia, situada junto a la desembocadura de la ría de Plentzia. Su casco viejo, del siglo XIII permanece casi igual que cuando la villa fue fundada en 1236 por Lope Díaz de Haro, Señor de Vizcaya. Podemos acercarnos a conocer el templo de Santa María Magdalena, el portal-arco de Santiago, única puerta de la primitiva muralla que se conserva, y algunos elementos de la torre de Múgica-Butrón. Terminamos la visita de Plentzia con un tranquilo paseo por el camino que bordea la ría.

A la siguiente localidad, Bakio, llegamos dejando atrás un paisaje verde en el que destaca el impresionante esqueleto de lo que fuera Lemoiz, la central nuclear inconclusa de la comarca del Gran Bilbao. Bakio fue, a principios del siglo XX, el lugar de veraneo preferido de la burguesía bilbaína, como atestiguan las villas que recorren el paseo marítimo. Su playa, con casi un kilómetro de largo, es una de las preferidas de los surfistas. Además encontramos aquí otro tesoro que debemos probar: el txakoli, vino blanco típico del País Vasco. Un dicho popular afirma: “El txakoli, de Bakio o de Getaria”. El valle lo encontramos repleto de viñedos y cada año, por San José, se celebra una feria para presentar la nueva cosecha.

Txakoli.
Txakoli.

Bakio fue, a principios del siglo XX, el lugar de veraneo preferido de la burguesía bilbaína, como atestiguan las villas que recorren el paseo marítimo

Desde Bakio continuamos para llegar a uno de los parajes más espectaculares de la costa vizcaína: el islote coronado por la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. La leyenda cuenta que San Juan Bautista llegó desde el puerto de Bermeo hasta la ermita dando tres pasos gigantescos. Las huellas permanecen grabadas en el camino, la última de ellas la encontramos en la escalera de acceso a la ermita. Se dice que si introducimos el pie en una de estas marcas, tendremos buena suerte. Además no debemos olvidar hacer sonar la campana de la ermita trece veces para pedir un deseo o ahuyentar los malos espíritus.

Por la misma carretera accedemos a Bermeo, que en el siglo XV fue la población más influyente de Bizkaia. Hallaremos un interesante patrimonio monumental bien conservado y uno de los puertos pesqueros más importantes de la costa vasca. Aquí, durante las fiestas patronales, somos testigos del concurso de Sukalki, elaborado con conejo en lugar de ternera. Merece la pena dar un paseo por su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico. Los templos de Santa Eufemia y de Santa María, el arco de San Juan y el claustro de San Francisco, en otro tiempo usado como mercado, nos marcan el itinerario a seguir. Paseamos por el puerto viejo, rehabilitado, que cuenta con numerosas tabernas donde podemos ir de potes o degustar algunas de las conservas de pescado que dan fama a la localidad. No podemos perdernos la escultura de la ola de acero de Nestor Basterretxea y las figuras de bronce de Enrique Zubia al pie de la torre de Ercilla.

Continuamos más tarde por el borde de la ría Urdaibai en dirección a Mundaka, donde disfrutamos de las panorámicas de las ermitas de Santa Catalina y Ogoño. Además, en Mundaka está otra de las playas favoritas de los amantes de las olas. Seguimos hasta la torre Madariaga, en Busturia, donde tenemos el Centro de Biodiversidad de Euskadi, muy cerca del maravilloso paraje de Urdaibai, declarado Reserva de la Biosfera.

Kortezubi
Kortezubi

Nuestra ruta continúa hasta Gernika-Lumo, localidad donde probamos un delicioso Sukalki de rabo de toro. Paramos obligatoriamente delante de la casa de Juntas para contemplar el Árbol de Gernika, un roble que simboliza las libertades y derechos tradicionales de los vascos y bajo el cual se juraban los fueros vizcaínos. Podemos acercarnos también al Museo Euskal Herria y al parque de los Pueblos de Europa, con sendas esculturas de Eduardo Chillida y Henry Moore.

Más adelante, en Gauteguiz-Arteaga, descubrimos el castillo de Arteaga, un palacio neogótico levantado a mediados del siglo XIX por Napoleón III y Eugenia de Montijo, que cuenta con unos preciosos jardines y, a pocos kilómetros de allí, nos topamos con Kortezubi, municipio con interesantes alicientes histórico-artísticos, como la cueva de Santimamiñe, un santuario rupestre con pinturas del periodo magdaleniense, y el bosque encantado de Oma, pintado por Agustín Ibarrola.

Parque Europa, Gernika.
Parque Europa, Gernika.

Retomando la carretera de la costa pronto veremos el pueblo de Elantxobe, asomado al cabo Ogoño y a varios acantilados. Sus casas, construidas de forma escalonada sobre el monte son en sí toda una atracción, al igual que su puerto del siglo XVIII, donde se concentra la actividad pesquera. Cerca tenemos la iglesia parroquial de San Nicolás de Bari, patrón de los marineros.

La ruta la finalizamos en Ondarroa, junto a la desembocadura del Artibai. Allí, el Zubi-Zaharra (Puente Viejo), da entrada al mercado y al casco antiguo, donde visitamos la iglesia de Andra Mari (Santa María), protagonista absoluta de esta villa.

El sabor

Sukalki no quiere decir otra cosa que guisado o guiso. Viene de la palabra vasca sukalde, que significa cocina o fogón. Hay tantas variantes de este guiso como familias, txokos o sociedades gastronómicas… La receta tradicional pasa por pochar las cebollas, añadir pimiento verde picado y zanahoria. Después, se añade la pulpa de los pimientos choriceros puestos a remojo el día anterior y la carne de ternera (zancarrón, aguja o falda) en trozos grandes. Tras rehogar todo para sellar la carne, se añade vino blanco o coñac.

Se deja cocer en cazuela tres horas, sin añadir agua, ya que la carne va soltando su jugo y se hace en él. Posteriormente se trocea la carne en partes más pequeñas, que se añaden de nuevo a la cazuela. Se preparan las patatas cortándolas en trozos grandes. Y con todos los ingredientes ya en la cazuela se deja cocer a fuego lento.

Este plato es rico en proteínas de origen animal. Posee cantidades importantes de fósforo, hierro, potasio, zinc y vitaminas como B12 y vitamina B3. Una ración cubre más de la mitad de las ingestas diarias recomendadas de hierro para una persona adulta. La carne, al ir acompañada de hortalizas y patata, ayuda a equilibrar el perfil energético de este plato.

Más información

Productos de la zona

En esta zona es tan típico el txakoli como el surf. Esta Denominación de Origen nos trae este peculiar vino, fruto de una tierra que mira al mar. Destacan sus aromas primarios, de intensidad media, con una amplia gama de matices en los que predominan las notas de fruta, junto con otras florales y herbáceas.

Visita obligada

Desde la carretera que une Gernika y Arteaga, se llega al bosque de Oma. Allí, en plena reserva de Urdaibai, el artista Agustín Ibarrola pintó y esculpió sobre los pinos distintas figuras, creando una obra que puebla el bosque de habitantes mágicos. El dramaturgo Pedro Villora situó en ese lugar la acción de su tragedia Electra en Oma.

Fiestas

A finales de junio, por San Pedro, diez días de fiestas anteceden al Sukalki Eguna, popular concurso gastronómico que se celebra anualmente en el parque Uriguen de Mungia. En las mesas un único menú para todos los asistentes: Sukalki, pimientos verdes y ensalada. Las fiestas concluyen con una tradicional quema de pañuelos

Alojamiento

En Bermeo, el Hotel Txaraka no ofrece grandes lujos ni servicios, sólo un agradable descanso en pleno puerto de esta villa. El Hotel Gernika está situado en la localidad del mismo nombre, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, lo que permite realizar multitud de escapadas para conocer el encantador entorno de esta comunidad.