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No podemos bañarnos en sus calas, pero contemplar la bravura del mar invernal rompiendo en las rocas es una experiencia igualmente recomendable. La Costa Brava, en Girona, cuenta con unos paisajes espectaculares pero en verano a menudo están muy masificados. Por eso es todo un acierto visitarlos en invierno, mucho más tranquilos pero también con encanto. Si llegamos hasta Cadaqués, por ejemplo, podremos ver la casa de Salvador Dalí sin hacer largas colas.
105 kilómetros de pistas esquiables, infinitas formas de descargar adrenalina, paisajes de película y todo ello a menos de una hora en coche de la Alhambra. No podemos garantizar que no vayan a sonar villancicos en las instalaciones pero, sin lugar a dudas, la oferta de ocio que nos propone la estación de esquí de Sierra Nevada es una de las más interesantes de estas fechas. Los amantes de la nieve encontrarán aquí su paraíso particular.
¿Qué mejor lugar para aislarse del mundanal ruido que un desierto? Paseando por el paisaje lunar del las Bardenas Reales es imposible pensar en compras navideñas y calles abarrotadas. Para rizar el rizo, podemos alojarnos en el hotel 'Aire de Bardenas' y solicitar una de sus habitaciones 'cubo', totalmente independientes, sin vecinos al otro lado de la pared y con un patio con vistas exclusivas e incluso jacuzzi.
Después de todo un año de trabajo, nada mejor que reponer energías en un balneario. Una de las opciones más originales son las 'Termas Pallarés', en Alhama de Aragón. Además de los tratamientos habituales tenemos la posibilidad de bañarnos en un lago termal, que se mantiene 28 grados durante todo el año. Para disfrutar de este balneario también disponemos de tres hoteles distintos, uno de ellos, el impresionante 'Gran Hotel Cascada', de cinco estrellas.
Probablemente es uno de los pueblos más bonitos de España pero lo cierto es que en verano pude llegar a perder algo de encanto por la cantidad de turistas que hay. Por eso es una buena alternativa para las fechas navideñas, mucho más solitario que de costumbre e igual de bello, incluso con mal tiempo. Esta villa medieval guarda auténticos tesoros como la Colegiata de Santa Juliana o las torres de Merino y Don Borja. Muy cerca de aquí, además, tenemos la cueva de Altamira.
Viajar a Mallorca es siempre una apuesta segura. Aunque solo los valientes podrán darse un chapuzón, las temperaturas aquí son mucho más suaves que en la península, lo que nos permitirá pasar unas agradables navidades. Además de conocer la capital y su impresionante catedral, también podemos acercarnos hasta Port de Sóller, uno de los mejores enclaves costeros de la isla, y alojarnos en el lujoso hotel 'La Residencia'.
Aunque el invierno es una de las mejores épocas para visitar este impresionante Parque Nacional, no es un destino muy demandado en Navidad, por lo que tenemos la tranquilidad asegurada. En los meses de diciembre y enero es cuando se produce la mayor concentración de aves migratorias en el parque y podemos ver, por ejemplo, a miles de flamencos juntos, un auténtico espectáculo. Podemos aprovechar la visita para acercarnos a conocer Huelva, a solo 30 km.
¿Por qué no celebrar estas fiestas visitando uno de los pueblos más pintorescos y curiosos de España? Esta población tiene la particularidad de haber construido parte de su casco urbano alrededor de una inmensa roca, de forma que encontramos casas bajo la piedra o incluso horadadas en su interior. Setenil, además, se encuentra a escasos 20 minutos de otro lugar lleno de encanto, Ronda, separado en dos mitades por un desfiladero de 150 metros.
Un bosque, unas vistas difíciles de olvidar, el canto de los pájaros, el rumor del viento, una chimenea, tu pareja y tú. Es lo único que encontrarás en este plan perfecto para pasar unas navidades románticas en uno de los alojamientos más originales que puedas imaginar. Las cabañas en los árboles de Zeanuri, en Bizkaia, son una auténtica delicia, una experiencia única que puede vivirse también en invierno, gracias a su acogedor interiorismo.
¿Qué lugar mejor para despedir el año que el fin del mundo? El cabo Finisterre desprende magia por los cuatro costados y visitarlo es una forma original de celebrar las fiestas navideñas. Es un auténtico placer contemplar el Atlántico desde aquí, embravecido a menudo en estas fechas. La visita es una excusa perfecta para conocer pueblos marineros de Costa da Morte como Corcubión, Muxía o Camariñas.