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Todas las etapas del Camino de Santiago Madrileño

De la capital del reino a la Gloria

19/11/2024 –

Actualizado: 19/10/2022

Aunque se trata de una de las rutas xacobeas menos transitadas, el Camino de Santiago Madrileño descubre al peregrino las virtudes naturales, históricas y arquitectónicas de algunas de las ciudades y pueblos más destacados de Castilla. A través de este recorrido se conecta Madrid con Segovia y Valladolid, previo paso por multitud de pueblos en los que el legado se respira a pesar de la despoblación. Planificar cada etapa es fundamental para saber qué ver y cuánto tiempo es necesario dedicar a cada lugar, así se podrá susurrar al oído del apóstol todos los detalles de la travesía.
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Etapa 1: Madrid ciudad

Como no podía ser de otra forma, el Camino de Santiago Madrileño comienza en la iglesia homónima de la capital, a escasos metros de la Catedral de la Almudena y el Palacio Real. A pesar de que su nombre oficial es iglesia de Santiago y San Juan Bautista de Madrid, las referencias al apóstol prevalecen gracias al friso de la entrada y la obra de Francisco Rizi en la que se le representa como Santiago Matamoros.

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Desde este punto parte la ruta hacia la capital xacobea cruzando los barrios más populares de Madrid y bordeando lugares como el convento de las Comendadoras de Santiago el Mayor, la Plaza Mayor y Cava de San Miguel. Caminando por Bravo Murillo se advierte el cambio de la parte histórica de la ciudad a la más moderna, protagonizada por la silueta de las Cinco Torres. Es aquí donde la ruta se encauza hacia el extrarradio conformado por los barrios de Montecarmelo y Fuencarral, punto en el que el Camino enlaza con el Anillo Verde siguiendo el itinerario marcado por el cruceiro y el mojón de granito que indica que Santiago de Compostela está a tan solo 665 kilómetros.

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Etapa 2: de Madrid a Colmenar Viejo

Por el concurrido Anillo Verde que circunda Madrid discurren simultáneamente, aunque a diferente ritmo, ciclistas, paseantes y los peregrinos que se dirigen a la Plaza del Obradoiro. Esta senda marca el inicio de la segunda etapa del Camino de Santiago Madrileño, una ruta en la que las fincas ganaderas y el bosque mediterráneo, con el Monte del Pardo como ejemplo paradigmático, copan el paisaje que rodea la ciudad. Con la Sierra de Guadarrama como objetivo, los peregrinos guían sus pasos a través del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, territorio por el que se extienden los caminos que llevan a la localidad serrana de Colmenar Viejo, destino final de esta etapa y donde se asienta la ermita de Santa Ana, templo idóneo para descansar y acoplar el ánimo al espíritu de la ruta xacobea.

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Etapa 3: de Colmenar Viejo a Cercedilla

Partiendo desde Colmenar Viejo, los pies dejan el asfalto para asentarse sobre vías pecuarias. Antes de llegar a este terreno, donde es más habitual cruzarse con ganado que con transeúntes, es recomendable descubrir la villa madrileña otorgándole el tiempo que merece, sobre todo para contemplar la basílica de Nuestra Señora de la Asunción, uno de los edificios religiosos más destacables de la zona.

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Ya con la marcha emprendida, el puente del Batán, que salva el paso del Manzanares, es otro de los iconos de este tramo del Camino de Santiago Madrileño, sobre todo tras la restauración que palió el olvido al que se había visto sometido. Tras varios kilómetros de recorrido se alcanza Manzanares, localidad que alberga un patrimonio digno de ver con esmero, como el castillo de los Mendoza o la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves, antes de dirigirse a Cercedilla, punto final de esta etapa.

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Etapa 4: de Cercedilla a Segovia

Más vale haber descansado para afrontar la cuarta etapa del Camino de Santiago Madrileño, pues se trata del tramo más duro de todo el recorrido. El motivo es el ascenso a puerto de la Fuenfría, el Everest de todas las rutas xacobeas al ser el punto de mayor altura con sus 1792 metros. Durante el ascenso se transita por sendas históricas como la Vía XXIV, la calzada romana llamada Antonina, o la calzada borbónica, por donde la realeza llegada a la La Granja de San Ildefonso. En caso de que los peregrinos quieran profundizar en la historia de estos caminos, el Centro de Visitantes Valle de La Fuenfría ofrece todos los detalles relacionados con este histórico enclave de la sierra. Ya del lado segoviano y cuesta abajo, los pinares de Valsaín alivian la llegada al Real Sitio de la Granja.

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Etapa 5: de la Sierra de Guadarrama a Segovia ciudad

En este ilustre pueblo segoviano se revelan algunos de los mejores escenarios del Camino de Santiago Madrileño. Por un lado, el esplendor natural de las Pesquerías Reales, creadas para que Carlos III diese rienda suelta a su afición, muestra las virtudes del lado castellano de la Sierra de Guadarrama; por otro, La Granja de San Ildefonso, residencia estival histórica de la realeza, en la que un paseo por sus jardines y fuentes aportan entusiasmo a base de belleza al peregrino. Tras los kilómetros correspondientes entre bosques y fincas ganaderas se llega a Segovia, ciudad imprescindible del Camino al albergar algunos de los monumentos de todo el país.

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El insigne acueducto da la bienvenida a quien se acerca, aunque no se puede pasar por alto un selfie junto al Diablillo, una mirada sobre la Casa de los Picos, una vuelta de reconocimiento por la Plaza Mayor, donde observar la catedral y la estatua al poeta Antonio Machado, o la estatua de Luperca amamantando a Rómulo y Remo, recordando el vínculo de Segovia con Roma. Imprescindible detener el rumbo cuando se pasa junto al Alcázar para disfrutar del mirador de sus jardines, desde donde contemplar la hoz del Eresma, el Monasterio de Santa María del Parra y la iglesia de la Vera Cruz. En caso de disponer del tiempo suficiente, los peregrinos pueden reponer las energías empleadas en el camino en alguno de los restaurantes de la ciudad, donde el cochinillo y otros manjares locales aportan la fuerza necesaria para continuar con la senda.

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Etapa 6: de Segovia ciudad a Coca

La combinación de medievo y despoblación es la tónica habitual del recorrido que cubre la distancia que separa Segovia de Coca. Como ejemplo del primero, el mencionado alcázar e iglesias como la de Vera Cruz, que algunas fuentes señalan que fue construida por los caballeros de la Orden del Santo Sepulcro en 1208. Ya en pleno campo castellano, los cultivos de cereal y las planicies son una constante mientras se atraviesan los pueblos que llevan hasta Santa María la Real de Nieva. La localidad es punto clave del Camino de Santiago Madrileño al contar con uno de los mejores conjuntos de relieves y capiteles en el claustro del monasterio de Nuestra Señora de la Soterraña. Toda una proeza de estilo gótico castellano que bien merece una visita.

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Tras la parada los pasos siguen hasta Coca, pueblo de referencia de la comarca dada la antigüedad del asentamiento, ya que lleva habitado desde tiempos de los romanos y el pueblo celta de los vacceos. Como edificios reseñables se alzan su castillo, construido en el siglo XV en estilo gótico-mudéjar, y la la torre de San Nicolás, atalaya defensiva que dominaba todo el territorio del valle del Eresma.

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Etapa 7: de Coca a Sahagún

La salida desde Coca se adentra en la conocida como Tierra de Pinares, vastas extensiones de bosque que interrumpen el ritmo de los campos de cereal hasta las inmediaciones de Puente Duero, punto intermedio de esta etapa del Camino de Santiago Madrileño. Tras cruzar la estructura que da nombre al barrio de la capital vallisoletana y siguiendo la senda xacobea se alcanza la localidad de Simancas, histórica villa a orillas del Pisuerga y punto en el que historia y desgracia se dan la mano en este Camino.

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Además del Archivo General de Simancas y la iglesia del Salvador, el Monumento a las Siete Doncellas destaca en el centro del pueblo. Se trata de un homenaje a las jóvenes que dieron nombre al municipio, cuya aciaga leyenda asegura que se cortaron las manos para no formar parte del harén de Abderramán II. Sin embargo y a pesar de tan macabro recuerdo, existe un lugar en el que el espanto alcanza un nivel superior. A pocos kilómetros, la localidad de Wamba alberga el osario más grande de España en las inmediaciones de la iglesia de Santa María de la O -datada en los tiempos del rey godo Recesvinto, nacido en la villa y coronado en Toledo en el año 672-. Alrededor de 3.ooo calaveras y sus correspondientes esqueletos decoran las paredes del osario, despertando el interés de los centenares de turistas que llegan hasta aquí ávidos de tan morbosa estampa. Se trata de una parada casi obligatorio antes de continuar rumbo a Sahagún, donde el Camino de Santiago Madrileño enlaza con el Francés hasta la meta final en Santiago de Compostela.

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