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Sopla el viento de la tramontana que difumina las nubes. Un camino agreste atraviesa viñedos y campos de cultivo, acantilados que esconden pequeñas calas y pinares que manchan las suaves colinas. Los hitos los marcan el arte románico, el trajín de un puerto pesquero y la gastronomía de mar y montaña.
Aquí no vale el coche. No existe el tráfico ni los ruídos. El ritmo lo impone el paisaje, el único protagonista, bien lo sabía Salvador Dalí y también Josep Plá. Y nosotros sabemos que para descifrar toda esa esencia que atesora la Costa Brava nuestro mejor aliado es la bicicleta. Así que enfúndate el culote, ponte el casco y listo para pedalear.
Desde el Alto al Bajo Ampurdán y desde la abrupta costa a la campiña interior, nuestro recorrido ciclista, en cuatro etapas, combina tres itinerarios distintos para todos los públicos y alejados del tráfico motorizado: EuroVelo 8, una red europea de caminos que bordea todo el Mediterráneo, desde Cádiz a Atenas, cruzando once países en una travesía de 6.000 km; Pirinexus, que conecta el sur de Francia con Cataluña en siete etapas y en una ruta circular de 353 km y Vías Verdes de Girona, a través de senderos que recorren toda la provincia en ocho trayectos con diferente niveles de dificultad.
Nuestra expedición ciclista estará comandada por la empresa 'Centre Biker Girona', que organiza todo tipo de actividades cicloturistas por la provincia, y que nos surtirá con todo el equipo y material necesario guiándonos a través del Ampurdán más profundo. Mireia, que lidera nuestro grupo, comprueba que todo esté a punto, despliega un mapa de Cataluña y nos explica las cuatro etapas que vamos a recorrer para descubrir el encanto otoñal de la Costa Brava. "Que nadie se asuste, que el recorrido es sencillo y no van a faltar las paradas gastronómicas estratégicas. No todo iba a ser pedalear", sentencia Mireia mientras se sube a su bici de BTT.
El autobús de 'Centre Biker Girona' nos deja en Capmany, casi en la frontera con Francia, rodeada de viñedos y cellers dedicados a la producción del vino de la D.O. Empordà. Desde aquí pedaleamos rumbo sureste por una pista de gravilla a través de un paisaje cambiante que nos va mostrando bosques de pinos, campos de cultivo de trigo, arroz, maíz y olivos hasta llegar a una meseta regada por canales.
A los tres kilómetros, Peralada nos recibe con el majestuoso castillo de los Rocabertí (siglo XIV), de estética renacentista, erigido entre exóticos jardines y árboles centenarios. Después de un chute de frutos secos y barritas energéticas, continuamos por la senda agrícola del Camí Natural de la Muga (Pirinexus) hasta Castellón de Ampurias.
La antigua capital de la comarca conserva todo su carácter medieval y su famosa iglesia de Santa María (siglo XIII) a la que llaman la "catedral de l´Empordà". Nuestra travesía a golpe de pedal prosigue por la Vía Verde junto a la costa para adentrarse en los humedales de Parque Natural de las Marismas del Ampurdán.
Una estupenda excusa para detenernos a observar aves migratorias o para dar un paseo por las dunas de la solitaria playa de Can Martinet, a solo 3 km de Sant Pere Pescador, donde el viento sopla con fuerza y los kitesurfistas lo saben. San Martín es la última parada estratégica antes de llegar a las ruinas de Ampurias.
Desde la Plaça de la Vila, copada de restaurantes, disfrutaremos de una vistas privilegiadas de todo el golfo de Rosas con los Pirineos al fondo. Un guía grecolatino nos recibe a las puertas del yacimiento al grito de "¡Salve!" y nos muestra este estratégico asentamiento heleno y romano con 2.500 años de historia y vistas al Mediterráneo.
Nuestra segunda etapa comienza en la localidad de Estartit, construida desde el tradicional barrio de pescadores frente a las islas Medas, de extraordinario fondo marino, y los terrenos pantanosos de la desembocadura del río Ter. El macizo calcáreo del Montgrí nos protege de la Tramontana hasta llegar a Torroella de Montgrí por la campiña del Bajo Ter.
Masías con fincas elegantemente cercadas por cipreses, campos de trigo y colinas protegen pueblos de aspecto feudal como Gualta, Fontanilles, Fontclara, Palau Sator o Peratallada que colorean una acuarela rural que rivalizaría con la mejor estampa de la Toscana. Uno de los mejores miradores lo encontramos desde lo alto de la Torre de las Horas (siglo IX), en la villa de Pals.
Las calles estrechas y tortuosas de Peratallada conforman uno de los conjuntos monumentales de mayor importancia del Ampurdán, declarado Conjunto Histórico Artístico por sus muestras de arquitectura medieval como la Torre del Homenaje y la iglesia de San Esteve. En la plaza del Castillo (siglo XI) nunca faltan los pintores que tratan de inmortalizar la escena costumbrista ni las coquetas tiendas de artesanía frecuentadas por turistas.
Rumbo sur, la ruta Pirinexus bordea ahora la zona de las Gavarras hasta Torrent para seguir la senda de gravilla hacia Palafrugell. El skyline de la villa lo dibuja el campanario inacabado de la iglesia parroquial de San Martín y la torre modernista de Can Mario, donde podremos visitar el Museo de Escultura Contemporánea de la Fundación Vila Casas y el Museo del Corcho.
Mireia nos guía ahora por la vía verde del Tren Petit mientras nos cuenta que este recorrido ferroviario en desuso (6 km) conectaba antiguamente las localidades de Palafrugell y Palamós pasando por La Bisbal del Ampurdán.
De vuelta al Mediterráneo, nos topamos con la playa del Castell, el arenal dorado más virgen de la Costa Brava rodeado de acantilados de granito, dunas y pinares que se extienden hasta la orilla. Después del chapuzón otoñal –esto es la Costa Brava– rematamos la etapa en la localidad portuaria de Palamós. Nos olvidamos de la bici por un rato para pasear junto a los tradicionales trenyines (barcos) y redes de pesca, descubrir el Museo de la Pesca, la lonja de pescado y darnos un homenaje en forma de gamba roja. Que nos lo hemos ganado.
El primer tramo de este recorrido une las poblaciones de Santa Cristina de Aro y Llagostera siguiendo la vía de tren abandonada, Carrilet II, que conectaba Girona con Sant Feliu de Guixols (39 km). La suave llanura litoral da paso ahora a un macizo granítico y boscoso donde abunda la encina y el alcornoque que abastecería a la industria del corcho de la comarca durante siglos.
En el territorio agreste de las Gavarras (28.000 ha) se acumula un desnivel considerable hasta llegar a Llagostera, situada sobre una loma con estupenda panorámica de la depresión de la comarca de la Selva. Además de su pasado gótico –faltaría más–, destacan de esta villa valiosos ejemplos de arquitectura modernista como el casino, fruto del esplendor de la industria corcho-taponera del siglo XVIII.
Desde Llagostera podemos tomar la vía verde de la Ruta Termal hasta Caldas de Malavella o continuar con el Carrilet II hasta Girona. Decidimos tomarle el pulso a la depresión de la Selva, excavada por fallas, depósitos de aguas termales y terrenos arcillosos que hoy conforman una amigable estepa ideal para surcar en bicicleta. Cassá de la Selva nos muestra el camino hacia Girona, pasando por Quart, que alberga otro interesante museo, el de la Alfarería.
Por fin arribamos a la capital de la provincia por uno de los cuatro ríos que la bañan, el Onyar, y concluimos nuestra aventura sobre ruedas con un apacible paseo a pie por el Barri Vell en busca de los escenarios donde se rodaron películas y series como Juego de Tronos.
Nuestro recorrido cicloturista no exige una preparación especial pero sí una práctica habitual de la bici. En cuanto al equipo, 'Centre Biker Girona' te proveerá con todo lo necesario, desde bicicleta BTT, casco y suministros para cuando flaquean las fuerzas además del alojamiento y la reserva de los restaurantes.
Recuerda llevar siempre un culote, si no quieres estar pensando en el sillín durante toda la ruta; una chaqueta cortavientos y chubasquero; calzado con suela rígida, si no tienes especial para ciclismo; gafas de sol, guantes y un bidón con agua.
El 'Hotel Molí del Mig' (Camí del Molí, s/n, Torroella de Montgrí. Tel. 972 75 53 96; desde 70 euros) es un elegante complejo edificado en torno a un antiguo molino del siglo XV y el lugar perfecto para descansar en medio de la llanura del Bajo Ter. Diseño de vanguardia y fino restaurante para deleitarse con la gastronomía de mar y montaña del Ampurdán.
'Hotel Meliá Girona' (Barcelona, 112, Girona. Tel. 912 76 47 47; desde 80 euros). La internacional cadena cuenta con un cuatro estrellas cerca de la estación de AVE con habitaciones amplias y cómodas, agradable personal y un centro para el almacenamiento y reparación de las bicicletas.