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Viajes 2021: Sant Climent de Taüll al anochecer.

Destinos de moda para viajar en 2021

Paseos por la España vaciada (y otras ideas para viajar en 2021)

Actualizado: 31/12/2020

Destinos al aire libre y de naturaleza, mundo rural, lugares de proximidad y sostenibles, turismo inteligente y aniversarios. Estos son algunos de los destinos indispensables que se preparan para recibir a los viajeros durante el 2021.
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1. Ayllón: Periplo encendido del rojo al amarillo

No hacía falta que llegase la pandemia para que estas tierras estuvieran vacías de gente. Las estadísticas señalan que esa enorme parte de la España vaciada, que se extiende al suroeste de Castilla y León y se prolonga hacia el norte de Castilla-La Mancha, es una de las más vacías del continente: su densidad de población es menor que la de Siberia. Soledades y calma a espuertas, por lo tanto, el destino soñado para los que quieren aislarse sin renunciar a su afición a los viajes.

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En tan amplio territorio se asienta el Ayllón, comarca situada a los pies de la sierra del mismo nombre, prolongación del Guadarrama al este de Somosierra. Su naturaleza acoge maravillas como el hayedo del puerto de la Quesera, hermano del madrileño de Montejo, justo al otro lado de la montaña. Nieves, hielos y tiempo áspero ocupan ahora la serranía, por lo que hay que tener mucho cuidado a la hora de emprender una excursión y adentrarse en sus alturas.

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Quedan los pueblos, en la que ahora la vida urbanita se fija con el mayor interés. El mundo rural cotiza al alza en tiempos de pandemia. El paisaje de estas poblaciones destaca sobre todo por una cosa: el color encendido de sus casas. Algo menos de una docena, los llamados pueblos rojos, espolvorean las tierras segovianas con su personalísima arquitectura popular en el que los tonos carmesí dan nombre a su conjunto: Los pueblos rojos.

El Santuario de Hontanares, a las afueras de Riaza, es el punto de partida de una ruta que tiene paradas obligadas en Becerril, Martín Muñoz de Ayllón, Villacorta y, sobre todo, Madriguera, la niña bonita de la comarca. Aquí las casas fabricadas en tierras ricas en minerales férricos son multitud y justifican el porqué del nombre de estos pueblos. Aunque el negro no es el único color. También resisten algunos edificios amarillos, por las tierras ricas en cuarcitas doradas, e incluso negros, que denotan el uso de la abundante pizarra de la zona en su construcción. El remoto y destartalado El Muño es buen ejemplo de ello.

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2. Fuerteventura: Paréntesis en la isla del viento y la arena

Hubo un tiempo en que venir a esta isla era un castigo. Es lo que pensaron para el díscolo Don Miguel de Unamuno, desterrado por los prebostes de la dictadura de Primo de Rivera a una isla perdida. Pronto se cumplirá un siglo de aquel exilio a un lugar que casi ni aparecía en los mapas.

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Fuerteventura hoy sí que lo está. Que se lo pregunten si no al ejército de windsurfer y kitesurfistas que desde hace años llenan con los mil colores de sus velas y cometas la playa de Sotavento. Para muchos, es la mejor del mundo y también, de las más tranquilas. Más aún en estos tiempos de pandemia, en los que es más que difícil encontrarse con gente en este playazo de seis kilómetros, salpicado por los lagunazos que deja sobre la arena la bajamar.

El interior no desmerece a la costa. Desde el viaje a la punta sur, señalada por el faro de Punta Jandía y con parada obligada en Morro Jable, para recuperar fuerzas en el restaurante 'Charly' (Plaza Cirilo López, 1) a base de sus quesos de la isla y pescados del día; y la remota Cofete, playa escondida en la que se asegura se escondieron los nazis y ahora territorio exclusivo de las tortugas que vienen a hacer sus puestas.

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La carretera que sube desde La Pared es otro imprescindible de la isla canaria más desértica, "isla africana, roca sedienta al sol", la describió Unamuno. La ruta cruza desiertos y malpaíses, deja atrás pequeños oasis y esquiva montañas mostrencas como las de Cardón, Chilegua y Hendida. Allí resisten al viento los molinos de inconfundible silueta y se refugian en las quebradas pueblos que apenas han cambiado desde entonces. Betancuria y, sobre todo, Antigua, son dos de ellos.

Continúa la ruta rumbo norte en un viaje que parece interminable, no en vano Fuerteventura es la segunda isla canaria más extensa. Tindaya y su montaña, tan sagrada como conflictiva, dan paso al Parque Natural de Corralejo, casa de las hubaras, singulares parientes de las avutardas, y las dunas; sí, porque el viento las mueve y da vida. La isla de Lobos, cuyo nombre señala que un día la poblaron focas, es brillante punto final para este periplo de arenas, montañas resecas y calma, mucha calma.

3. Boi Taüll: Por la Gloria del Patrimonio de la Humanidad

En estos días de cualquier otro año, por la enrevesada carretera que sube más allá de San Joan de Boí, solo pasaban a todo trapo potentes vehículos cargados de esquíes y con gente vestida de colores estridentes, rumbo a Boí Taüll, muy recomendable estación de esquí. La pandemia ha vaciado las rutas de esta comarca del Pirineo catalán conocida en el mundo por un singular conjunto monumental.

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Son las iglesias románicas de la Vall de Boí, que el reciente 30 de noviembre pasado han celebrado el 20 aniversario de su declaración de Patrimonio Mundial. Dos décadas del reconocimiento de la Unesco a un conjunto de templos únicos enclavados en un espectacular escenario natural en el que reina el Parque Nacional de Aigües Tortes y Lago San Mauricio, destino predilecto del excursionismo y actividades al aire libre de los Pirineos.

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San Joan de Boí, Santa Eulàlia d’Erill la Vall, Sant Feliu de Barruera, Santa María de Cardet, l’Assumpció de Cóll, la Nativitat de Durro, y la ermita de Sant Quirc de Durro componen una constelación de arte, religiosidad e historia sin parangón en el mundo. No es exageración, es una realidad de obligada visita. Especialmente estos días en los que se agradece la falta de personal en la visita de los templos.

San Joan y las siluetas de un pastorcillo con sus ovejas recortados en hierro a tamaño natural componen una estampa navideña en la que no suele faltar la nieve. Unos kilómetros más arriba se alcanza el apogeo de Taüll. En el centro del pueblo, el campanario de Santa María se asoma por encima de los tejados, llamando la atención a los turistas para que se maravillen con el retablo mayor dedicado a Santa María con sus fantásticas tallas en madera policromada.

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En la entrada del pueblo echó sus raíces hace nueve siglos la iglesia de Sant Climent. Subir a su campanario es asunto de cuidado, aunque merece la pena contemplar el panorama que se abre a sus pies. Muchas más miradas y selfies origina el singular mural situado frente a la iglesia. Realizado con algo tan navideño como los huevos de Pascua, es obra de la original artista ucraniana Oksana Mas.

Lo mejor aguarda en el interior del templo. Se trata de un videomapping que muestra el proceso de elaboración y cómo eran las pinturas románicas que cubrían las paredes del templo hasta que fueron arrancadas para llevarlas al Museu Nacional d'Art de Catalunya, en Barcelona. Las autoridades del valle reclaman su regreso al sitio donde siempre estuvieron.

4. Costa Quebrada: Los regates del litoral cántabro

Como gritos de piedra naufragada, los urros surgen de la espuma que bate el Cantábrico. Los de Santander presumen de esta porción litoral que se extiende entre Cabo Mayor y Cuchía que, aseguran, no tiene parangón en toda la costa cántabra. No les falta razón. Torturado día a día por galernas y marejadas, el paisaje es una sucesión de acantilados, playas, islotes y despeñaderos arruinados en el que se impresiona todo el que lo recorre.

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Están tan orgullosos de esta costa, que el Gobierno de Cantabria ha elevado su candidatura a la Unesco para ser incluida en la Red Mundial de Geoparques. El instrumento reconoce la relevancia paisajística y es un poderoso atractivo turístico. Lo merece sin duda, aunque antes debieran subsanarse algunos defectillos, como la adecuación y señalización del camino costero y, especialmente, la liberación de aquellos lugares pegados a la costa que han invadido el terreno público.

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A escasa distancia de la ciudad de Santander, a pie, en bici y en coche se puede llegar a rincones únicos y playas escondidas entre los pliegues rocosos en este tiempo más solitarios que nunca. El Centro de Interpretación del Litoral de 'La Maruca' es el lugar donde puede entenderse el porqué de esta costa. Más allá aguardan sorpresas como la ermita de la Virgen del Mar, con sus tranquilas playas y la tan imprescindible como inclasificable 'Bambara Tavern' (Av Virgen del Mar s/n. San Román de la Llanilla).

Lo mejor, y más deportivo, íntimo y en contacto absoluto con la naturaleza es recorrer el camino del litoral, que visita los lugares más emblemáticos. Si vamos en coche, aparte de los lugares resulta obligado tomar los desvíos que llevan a Somocuevas, Portio, Arnia y Covachos.

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Los dos últimos son la apoteosis de esta costa. Rodeadas de agua, las rocas se hacen filo de cuchillo, urros llaman a estos islotes. Obleas de piedra, murallas, atalayas, islas que se agarran a la costa con una estrecha barra de arena. A sus pies, las olas incansables recorren un suelo alicatado por costillas de piedra de dimensiones ciclópeas que la marea es capaz de tragar. Las dunas del Parque Natural de Liencres y el conjunto de la ría de Mogro, con sus cerradas pinadas, son contrapunto sereno de los regates con los que esta costa juega con el Cantábrico.

5. Camino de Santiago: El júbilo de realizar un viaje irrepetible

En 2021 no será lo mismo. "Esta mañana llegaron... 1 peregrino". Es lo que apareció en la página de la Oficina de Acogida de Peregrinos, registro oficial de quienes recorren el Camino de Santiago, el 9 de diciembre, día en que se escribieron estas líneas. No será lo mismo el próximo año, porque en 2021 la festividad de Santiago Apóstol cae en domingo, lo que significa que será Año Jubilar.

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El Año Santo, Jacobeo o Jubilar supone que todos quienes visiten el sepulcro del Apóstol el año en que la festividad de Santiago, 25 de julio, coincida con domingo, alcanzarán la Indulgencia Plenaria: la bula la promulgó el Papa Alexandro III en 1179.

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Han pasado once años desde el último Xacobeo y, privilegios cristianos aparte, lo que sí supondrá el Año Santo es la multiplicación de quienes acudan a Santiago de Compostela, respecto a este 2020 que se acaba. Según la citada Oficina, unos 350.000 peregrinos realizaron el Camino en 2019. La mitad de ellos fueron españoles. Se estima que este 2020 a punto de concluir, la pandemia ha reducido el número de quienes han recorrido la también llamada Vía Láctea a menos de la cuarta parte.

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La inminente llegada de la vacuna levantará las cifras. También ayudará el que desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2021 habrá una media de diez actividades diarias relacionadas con el Xacobeo, según aseguran desde la Xunta de Galicia. Con vacuna o sin ella, hay que considerar que, si no se cometen imprudencias, el Camino de Santiago es destino seguro. Transcurre el 80 % por el campo y el mundo rural, añadiéndose las medidas anticovid puestas en marcha en los albergues de peregrinos, como reducción de aforos, distanciamiento social, uso de mascarillas en su interior y obligación de llevar saco de dormir propio.

Primer Camino Cultural Europeo, Patrimonio de la Humanidad y Premio Príncipe de Asturias de la Concordia son algunos de los reconocimientos de esta ruta que lleva a Santiago de Compostela a través del interior de nosotros mismos. Cerca de 800 kilómetros, que deben realizarse a pie, lo que supone un mínimo de 30 días apartado del mundo, si se recorre el ramal clásico, el más popular, también llamado Francés, que arranca en Roncesvalles o Somport y pasa por Pamplona, Burgos y León entre otros lugares.

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No es el único. El Camino Portugués, la Vía de la Plata, el Camino Inglés, el del Norte y el madrileño son algunos entre la docena de ramales que permiten recorrer el Camino de Santiago iniciándolo en la puerta de nuestra casa. Como se hacía cuando los primeros peregrinos, hace unos cuantos siglos.

6. Málaga: turismo inteligente y sostenible con muchos museos

Este 2020 que se extingue, Málaga ostenta el título de Capital Europea de Turismo Inteligente. Iniciativa de la Unión Europea, el galardón supone el reconocimiento y desarrollo del turismo innovador de determinadas ciudades del territorio europeo, entre las que también han estado Helsinki, Gotemburgo y Lyon. Se priman cuatro categorías: sostenibilidad, accesibilidad, digitalización, patrimonio cultural y creatividad, virtudes cuyo conjunto ha dado en llamarse turismo inteligente.

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La capital malagueña fue merecedora del galardón para todo este año. Ha causa de la pandemia y la imposibilidad de poner en práctica las medidas que promocionan este tipo de turismo, la propia Comisión Europea ha permitido ampliar la titularidad del reconocimiento de la ciudad andaluza hasta septiembre de 2021. Desde el Ayuntamiento malagueño aseguran que van a llevarse a cabo todas las actividades previstas para este año, en busca de una promoción de los principales atractivos de la ciudad, entre los que destacan una oferta cultural de relumbrón y una cuidada gastronomía de proximidad.

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Incrementada de manera espectacular los últimos años, la oferta cultural de Málaga ha hecho que la Organización Mundial de Turismo la haya bautizado como la 'Ciudad de los Museos'. Referencia absoluta del artista, la apertura del Museo Picasso fue el punto de partida para la llegada de otras notables instituciones. Entre sus próximas exposiciones destacan las que estarán dedicadas a Miquel Barceló y James Turrell.

Desde la inauguración de la sucursal del Centro Pompidou parisino, el cubo de cristal de su original sede es un golpe de color que alegra el hermoso paseo del Muelle 1, con el que la ciudad se abrió al mar. En la programación para 2021 destaca la exposición Un siglo de arte español. Junto a ellos, también sacan músculo el Museo Ruso de San Petersburgo, el Museo Carmen Thyssen, el Museo de Arte Flamenco, el Museo de la Semana Santa, el Museo del Vino, el Museo del Vidrio y así, hasta 40 espacios museísticos.

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7. La catedral de Burgos: Ocho siglos y como si nada

El 21 de julio de 2021 es la fecha. Entonces se cumplirán exactamente ochocientos años de la colocación de la primera piedra de la catedral de la capital burgalesa, por el rey castellano Fernando III y el obispo burgalés Mauricio. Aunque ya existía un templo desde al menos el siglo VI, la construcción de la Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María, que así es su nombre completo, se inició en 1221.

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Considerada cumbre del gótico y una de las más hermosas de España, brilla después de su reciente y prolongada restauración. La ciudad se apresta a festejar el centenario con una amplia batería de celebraciones que incluyen actos tan variados como una exposición sobre el propio Fernando III y el inicio de la Vuelta Ciclista a España.

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No acaban en los blancos muros del templo los atractivos que convierten en obligado el ir a Burgos el próximo año. El cercano Museo de la Evolución Humana, donde se conservan los fósiles del yacimiento de Atapuerca, como la catedral castellana catalogados Patrimonio de la Humanidad, el Monasterio de las Huelgas y la Cartuja de Miraflores son paradas obligadas.

Junto a ellos, otra constelación no menos importante de monumentos, importantes estos para las papilas de locales y visitantes. 'Cobo Estratos' (de la mano del chef Miguel Cobo), 'Casa Ojeda' (1 Sol Guía Repsol 2020), 'La Favorita' y los más populares, 'Morito', 'Gaona', 'Casa Pancho', 'Los Herreros' y 'El pez de San Lorenzo', entre otros, obligan a quitarse el sombrero... y la mascarilla.

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