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Destinos imprescindibles para viajar en 2023

Las nuevas capitales del turismo

19/11/2024 –

Actualizado: 29/12/2022

Fotografía: Marga Estebaranz

Un destino para cada uno de los doce meses del año. Seis ciudades que darán que hablar y seis lugares plenos de naturaleza, tradiciones y calma. Unos y otros desbordan gastronomía, cultura, efemérides, experiencias y atractivos de proximidad. España, destino turístico imbatible, tiene como objetivo principal para el año que ahora empieza esta docena de destinos imprescindibles para viajar en 2023.
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1. Málaga

Incluida por los Readers Choice Awards 2022 entre las mejores ciudades del mundo, Málaga es destino preferente de los estos tiempos teletrabajadores tan de moda, que se unen a los tradicionales visitantes de la urbe. La apuesta cultural malagueña es lo más sobresaliente de los últimos tiempos. Se la ha llegado a denominar la ciudad de los museos -en apenas dos décadas Málaga ha pasado de cuatro, a contar con 40 museos y centros expositivos- y se complementa con la profunda restauración realizada en este periodo en el entorno portuario.

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El Centro Pompidou de Málaga acoge diferentes muestras a lo largo del año. Foto: Daniel Pérez

Junto a los selváticos jardines del Paseo del Parque, uno de los jardines de especies exóticas más notables del continente, el Palmeral de las Sorpresas, zona de esparcimiento que, desde su inauguración en 2011, es obligado punto de encuentro de los malagueños. A lo largo del muelle lleva al singular Cubo, el Centro Pompidou, inicio del Muelle 1, destino del mejor shopping y terraceo de la ciudad, que se prolonga hasta la Farola de Málaga. El restaurante de ‘José Carlos García’ (2 Soles Guía Repsol) tiene buena culpa del bendito ajetreo del lugar. En este muelle se alza la capilla de la Inmaculada Concepción, rodeada de un bucólico espacio ajardinado.

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La capital andaluza 2023 está marcada por el Año Picasso, efeméride internacional que recuerda el 50 aniversario de la muerte de su hijo predilecto. El Museo Picasso será epicentro de las celebraciones con dos grandes muestras en torno al genio español. Picasso: cuerpo y materia y El eco de Picasso. El Museo Casa Natal de Picasso organiza por su parte Bernardí Roig: El último rostro y La Afonía del Minotauro, integrada por tres exposiciones simultáneas en las sedes de la propia casa natal, el Centre Pompidou y Colección del Museo Ruso.

El Museo Picasso, el más visitado de Andalucía. Foto: Museo Picasso Málaga.
El Museo Picasso, el más visitado de Andalucía. Foto: Museo Picasso Málaga.

Otras instituciones malagueñas, como la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, el Museo Interactivo de la Música y la Orquesta Filarmónica de Málaga han puesto en marcha su propio programa de actividades en torno a la figura del malagueño universal.

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2. Cuenca

Este año el dicho “quedarse mirando a Cuenca” se queda corto. Este año hay que ir a saborear a la ciudad manchega. Después de dos intentos por lograrlo, a la tercera ha sido denominada Capital Española de la Gastronomía 2023. El nombramiento lo realiza la Federación Española de Hostelería y la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo. Reconoce la riqueza de la cultura culinaria de Cuenca, que se une a su resto de atractivos.

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Vista de la hoz del Huécar con la parte histórica de la ciudad al fondo. Foto: Ramón Peco

El fantasioso casco viejo conquense, la naturaleza sobre la que se alza y subrayan las hoces de los ríos Huécar y Júcar, la intensa relación que la ciudad mantiene con el arte desde hace seis décadas… son tantos, que apenas hay espacio para enunciarlos. Enclavada en lo alto de un peñón de roca labrado por los ríos Huécar y Júcar, la situación de la ciudad antigua responde a la posición defensiva típica del siglo VIII, en tiempos de la invasión musulmana. Una geografía urbana sin apenas espacio que ha determinado su elemento más característico, los rascacielos, concentrados, sobre todo, en el barrio de San Martín y la calle Alfonso VIII, su emblema más conocido son las Casas Colgantes.

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Recuperadas de la ruina hace seis décadas gracias al esfuerzo de un vanguardista colectivo de artistas, con Fernando Zóbel, Gustavo Torner y Gerardo Rueda a la cabeza, se convirtieron en sede del Museo de Abstracto Español de Cuenca. Meritoria acción que fue faro del arte y referencia de modernidad en el rancio franquismo

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El acceso más recomendable a la ciudad antigua es el puente de San Pablo. Con 120 años, es heredero del construido a comienzos del siglo XVI entre la ciudad vieja y el convento de San Pablo, hoy transformado en Parador Nacional. De una centena de metros de longitud, cuelga 60 metros sobre la hoz del Huécar. Es el lugar más recurrente de vecinos y visitantes. En Cuenca, hacerse un selfie desde aquí, con las Casas Colgantes al fondo, es religión.

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Una constelación de maestros gobierna los fogones conquenses y dan una vuelta de tuerca a morteruelos, zarajos, asados, quesos, truchas y carnes de caza de toda la vida. Jesús Segura con su cocina de secano en el restaruante 'Casas Colgadas', es uno de ellos; José Ignacio Herráiz en cuyas maneras se percibe la huella de ‘elBulli’, donde ha trabajado; Ángel Gómez cabalga sobre platos como su tulipa de morteruelo mientras, en los figones del antiguo convento de San Pablo, Miguel Ángel Martínez seduce con platos como manitas de cerdo con bacalao al horno. En fin, saborear Cuenca.

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El comedor de 'Casas Colgadas' tiene vistas a las espectaculares Hoces del Huécar. Foto: Alfredo Cáliz

3. Pirineo de Huesca

En invierno, para disfrutar de la nieve y sus estaciones de esquí. En primavera, para descubrir monumentos, localidades y tradiciones únicas. En verano, para encaramarse a las cimas más altas y hermosas de todos los Pirineos. En otoño, para sumergirse en su universo boscoso vestido de gala. Cualquier momento del año y cualquier excusa son buenos para no hacer caso al reciente y galardonado anuncio del turismo oscense que recomienda No vengas a Huesca.

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De la Selva de Oza, en la linde navarra, al valle de Castanesa, la porción oscense más occidental, los valles de la provincia aragonesa se abren al sur para regalar lo que tienen, que no es poco. Por esperar a que llegue la primavera, tres de ellos, el abierto por el río Aragón, el de Tena y el de Benasque, tienen en su cabecera una constelación de estaciones de esquí irrenunciables: Astún, Candanchú, Cerler, Formigal y Panticosa. Pistas de todos los niveles y colores en mitad de un paisaje blanco de ensueño. A su alrededor, todo lo que ofrece el esquí moderno: gastronomía de proximidad, alojamientos únicos y una marcha sin parangón.

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El valle de Arán, sin embargo, es destino del verano. Con su epicentro en Torla, aguas arriba se abre en espacios como Otal, Bujaruelo y Ordesa. Palabras mayores. El que este último cañón estuviese seleccionado en 1918 para ser el primer parque nacional español da pistas de su valía. No importa que, debido a la presión de Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa y, a la sazón, senador vitalicio y amigo personal del rey Alfonso XIII, se declarase unos meses antes al Parque Nacional de la Montaña de Covadonga.

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El Valle de Ordesa es uno de los espacios naturales más sobresalientes de Europa. Es fácil comprobarlo con solo alcanzar el aparcamiento en la entrada del cañón. Mayor fundamento tiene aventurarse por caminos únicos como la Senda de los Cazadores, la de las Flores y la rutas de los Miradores, y realizar las excursiones de los cercanos Añisclo y Escuaín. Montañas afuera, son parada obligada Jaca y su Museo Catedralicio, la rupestre San Juan de la Peña y la admirable colección de capiteles de su claustro, y poblaciones tan encantadoras como Aínsa, Benasque, Torla y Sallent de Gállego.

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No faltan en el Pirineo oscense puntos de restauración tan remarcables como el singular ‘Callizo’ (1 Sol Guía Repsol), en Aínsa; ‘Casa Frauca’ (Recomendado por Guía Repsol), en Sarvisé; ‘La Cocina de Jaca’ y ‘El Montañés’ (ambos en la categoría de Recomendado por Guía Repsol), en Biescas. Para descansar, nada mejor que el ‘Hotel Balneario de Panticosa’, cuyas maravillas ya disfrutaron los conquistadores romanos; el reconvertido ‘Hotel Monasterio de Boltaña’ y, dentro de pocas fechas, el establecimiento de lujo que abrirá sus puertas en la antigua estación internacional de Canfranc.

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4. Ría de Vigo

Acabado el Año Jacobeo más multitudinario de la historia, dejemos descansar a Santiago de Compostela. Aunque sin olvidar las tierras gallegas. Al sur de sus costas, la ría de Vigo, la más meridional de todas las gallegas, es buen destino para este 2023. Guían dos escritores: el francés Julio Verne y el recién desaparecido Domingo Villar.

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Una extraña escultura de bronce sorprende a los paseantes de los jardines de As Avenidas, frente al Real Club Náutico de Vigo. Un hombre barbado descansa sobre una extraña silla, cuyas patas son los tentáculos de un pulpo gigante. A ellas se encaraman los niños que pasan por el lugar. Singular escalada en la que se esfuerzan los pequeños vigueses, con este monumento la ciudad rindió homenaje a Julio Verne en 2005, centenario de la muerte del escritor.

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Vigo abunda en miradores. Todos ofrecen espectaculares vistas de esta ría y a ellos suele asomarse Leo Caldas a rumiar sus investigaciones. Es el caso del Paseo de Alfonso y el de la ermita de Nosa Señora das Neves, en lo alto de la colina A Guía. A Pedra, el casco antiguo de la ciudad, es la que más sabor tiene. No solo por sus calles en cuesta y las casas empedradas que las flanquean, también por los bares y puestos de mariscos que seducen al paseante. ‘Maruja Limón’ (2 Soles Guía Repsol) y ‘Detapaencepa’ (Recomendado por Guía Repsol) son dos buenos ejemplos. Como también lo es ‘El Eligio’ (Solete Guía Repsol), con unas navajas inolvidables.

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Desde Vigo conviene tomar uno de los transbordadores que cruzan a la otra orilla de la ría. Aguardan la populosa Cangas del Morrazo, la villa más marinera de la ría, que no ha perdido sabor en su casco antiguo. Y Moaña. Sobre una pequeña cala desordenada de piedras de la localidad se alza la iglesia románica de San Martiño, a su lado, el ordenado cementerio, contempla al otro lado de la ría a la ciudad de Vigo “tendida como un animal dormido al borde del agua”, Domingo Villar dixit.

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La bahía de Vigo desde la fortaleza. Foto: Alfredo Cáliz

Península del Morrazo adentro aguarda Hío, pueblito conocido por acoger al cruceiro más famoso y elaborado de Galicia entera. Tallado en un único bloque de piedra por el artesano Ignacio Cerviño en 1872, la contemplación de la multitud de figuras que lo adornan debe hacerse con parsimonia. Más allá la salvaje la escondida playa de Melide y la Costa da Vela, enfrente del Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas. Cíes, Ons y Sálvora merecen un viaje. Creado hace 20 años, sus islas son un mundo aparte. Cada una diferente de las demás, todas brindan experiencias tan elementales como recomendables.

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Acampar en las Cíes, bañarse en playas inolvidables como la remota Melide, la nudista de Figueiras y la de Rodas, tantas veces declarada la mejor playa del mundo; sentir al Atlántico en la solitaria Sálvora; practicar senderismo hasta el Alto do Príncipe y la Silla de la Reina, en la isla de Monteagudo, o al Mirador de Fedorentos y al Buraco do Inferno, en Ons, otra de estas islas que parecen navegar en el Atlántico.

Desde el Mirador el Sillón de la Reina, al fondo el fino puente y la playa que separan dos de las islas.

Desde el Sillón de la Reina se tiene una preciosa imagen del archipiélago. Foto: Hugo Palotto

Es tiempo de volver a tierra firme. En la orilla sur de la ría de Vigo se suceden íntimas playas hasta Monteferro. A sus pies la ensenada de Panjón. A Madorra es la playa donde Villar escribe que aparece el marinero ahogado con las manos atadas en A Praia dos afogados. Más allá, Playa América se prolonga hasta Bayona. Un grupo escultórico al lado del puerto recuerda que aquí fue donde primero se supo del descubrimiento de América, al alcanzarlo en 1493 la carabela Pinta, comandada por Martín Alonso Pinzón. Algo más allá, las murallas de la fortaleza de Monterreal llaman la atención. En su interior aguarda el ‘Parador Nacional Conde de Gondómar’, uno de los más selectos de la red hostelera y buen lugar para la parada.

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Una réplica de 'La Pinta' flota en el puerto de Baiona. Foto: Alfredo Cáliz

5. Modernismo catalán

El movimiento artístico y, sobre todo, arquitectónico que encontró especial acomodo en Cataluña hace un siglo, ha puesto más de moda a Barcelona esta temporada. Como Capital Mundial de la Arquitectura, Barcelona apuesta en este 2023 por el estilo que mejor la identifica. La actualidad del modernismo la subrayará la Vuelta Ciclista a España, que el mes de agosto tendrá, como primera etapa, una contrarreloj por las calles de la Ciudad Condal donde se localizan algunos de sus principales edificios.

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Barcelona, una de las ciudades más turísticas del mundo. tiene en 2023 una fecha clave. Foto: Manu Mitru

A la cabeza del movimiento, sus dos colosos: Antonio Gaudí y Lluís Domènech i Montaner, discípulo y maestro, que se disputan la supremacía del arte modernista catalán. El creador de la Sagrada Familia levanta mayor expectación, pero los organizadores del evento arquitectónico, al que se aúna el Año Domènech i Montaner, consideran que la tendencia puede empezar a cambiar. Este año la Sagrada Familia será trending topic, lo que hará aumentar aún más el número de turistas del que es el segundo monumento más visitado de España, después de La Alhambra de Granada. El impulso que va a recibir la basílica, iniciada por Gaudí, ha puesto al templo en el radar de los viajeros.

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La Sagrada Familia se yergue como la gran referencia del modernismo catalán. Foto: Xavier Torres Bachetta

El plan de ruta de las obras señala importantes avances para 2023. Se concluirán las torres de los cuatro evangelistas, que culminarán a 135 metros de altura. Unidas a la Torre de María, ya finalizada, La Sagrada Familia contará con cinco de las seis torres principales que imaginó Gaudí. Respecto a la sexta, la Torre de Jesucristo, está prevista su conclusión en 2026, centenario de la muerte de Gaudí. Entonces, con 172,5 metros de altura, se convertirá en el punto más alto de Barcelona y la iglesia más alta del mundo.

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Sus obras preven un avance significativo durante el año 2023. Foto: Xavier Torres Bachetta

Durante muchos años, Doménech i Montaner arrastró un pesado malditismo a causa de su implicación con el catalanismo. A pesar de que espacios tan emblemáticos como el Palau de la Música y el antiguo Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, considerado el recinto modernista más grande del mundo, surgieron de su cabeza. Sant Pau fue diseñado como una auténtica ciudad sanadora, con jardines, instalaciones e incluso túneles de comunicación, en busca del mayor confort para sus pacientes.

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Cada torre de cada pabellón tiene un motivo distinto. Foto: Xavier Torres Bachetta

Además de La Sagrada Familia, el Palau de la Música y el Hospital de la Santa Creu, una ruta de urgencia por los emblemas del estilo modernista debe recorrer las principales obras de Gaudí, Domènech i Montaner, Puig i Cadafalch y otros arquitectos contemporáneos. También tiene paradas en el Parque y la colonia Güell, La Pedrera, Casa Batlló, Casa Domènech, Castells dels Tres Dragons, Casa Amatller y así hasta un centenar largo de construcciones, además de comercios del más variado tipo y otros elementos como bancos y farolas callejeras.

La azotea de Casa Milà es uno de los atractivos turísticos más populares de la ciudad condal. Foto: Shutterstock.
La azotea de Casa Milà es uno de los atractivos turísticos más populares de la ciudad condal. Foto: Shutterstock.

6. Sierra de Tramontana

Desde el remoto cabo Formentor a la protegida isla Dragonera, la Sierra de la Tramontana ocupa el noroeste de Mallorca. Casi un centenar de kilómetros, decenas de poblaciones cuidadosas con sus tradiciones culturales y gastronómicas, calas recónditas, caminos históricos que recorren barrancos y acantilados. Poblaciones como Sóller, Deià, Valldemossa o -la menos conocida- Fornalutx, reúnen las condiciones preferidas de la tendencia turística instalada tras la pandemia.

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Entre los que primero comprobaron estos atractivos del mundo rural y de naturaleza de la Tramuntana destacan la escritora francesa George Sand y el pianista polaco Frédéric Chopin. Pasaron el invierno de 1838 en la Real Cartuja de Valldemossa. Aunque el músico vino para curarse la tuberculosis con los aires puros de la Tramontana, los amantes fueron los más tempranos turistas internacionales de la sierra mallorquina, cuando la palabra turismo aún no había sido acuñada.

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La arquitectura de la Sierra de Tramontana es perfectamente reconocible. Foto: Sergio Lara

Chopin no tuvo empacho en señalar a este lugar como “el más hermoso del mundo”. La Cartuja apenas ha cambiado desde entonces. Su conjunto monumental alberga unos espectaculares jardines, la iglesia, el claustro y el Palacio del Rey Sancho, menos la Cartuja y su tejido urbano. También se conserva la celda número 4, la habitación de Sand y Chopin, y el salón donde el músico tocaba el piano que se hizo traer desde Polonia. Una efeméride para apuntar: el Festival Internacional Chopin, en agosto.

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En la otra cara del turismo, la Tramontana ofrece un mundo de posibilidades a los más activos, del barranquismo al ciclismo. Destaca una completa red caminera, como el GR221, sendero de gran recorrido de 85 kilómetros, que transita por los puntos destacados de la serranía. El Camino del Archiduque es otro rumbo inevitable para los senderistas que vengan a Mallorca.

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Los más hedonistas y quienes busquen un lugar exclusivo para el descanso también tienen sitio en Tramontana. Es el caso del emblemático ‘Hotel Formentor’, en la actualidad bajo el paraguas de un holding hotelero internacional. La historia de este hotel, inaugurado en 1929 y que ha visto pasar a huéspedes tan ilustres como Churchill, Grace Kelly, Chaplin, Audrey Hepburn, Plácido Domingo y Carlos Fuentes, da razones para conocerlo. También su excepcional situación en el extremo del alejado cabo Formentor.

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Otro proyecto que abrirá el verano de 2023 pertenece a Richard Branson, quien en ‘Son Bunyola’ concluye un hotel que se unirá a las tres lujosas villas ya existentes, perdidas en una enorme finca agrícola. Si ya se han agotado las reservas, tal vez quede alguna habitación en los también novedosos ‘Son Net’, en Puitpunyent, o en ‘La Residencia Blemond’ de Deià. Para reponer fuerzas, nada mejor que el brillo de los soles de ‘El Olivo’ (2 Soles Guía Repsol) y ‘Es Racó d’es Teix’ (1 Sol Guía Repsol), en Deià; ‘Béns d’Avalla’ (2 Soles Guía Repsol), en Sóller, y ‘Can Toni Moreno’ (1 Sol Guía Repsol), en Banyalbufar.

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Existen diversas rutas senderistas apatas para todo el mundo. Foto: Javier Martínez Mansilla

7. Madrid

Cuarta ciudad del mundo más atractiva como destino turístico, según el informe anual de Euromonitor. Las tres primeras posiciones las ocupan, por este orden, París, Dubái y Ámsterdam. Barcelona ocupa la novena plaza. Pero… ¿Qué tiene Madrid, que todos quieren ir a verla? Pregunta fácil y difícil, cuya respuesta habla de mil madriles únicos y recurrentes. Una ciudad que combina con estilo uno de los espacios que concentran mayor número de museos del planeta, con la contundencia de un cercano bocata de calamares. Un bosque asalvajado, el de la Casa de Campo, donde viven conejos, zorros y rapaces a una parada de metro del centro, con una de las más pobladas ofertas de la élite gastronómica nacional. El Madrid de los Austrias, El Rastro

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El Paisaje de la Luz, el espacio castizo que incluye el Paseo del Prado y el Buen Retiro, es el mayor atractivo de la Villa y Corte. En 2022 fue incluido en la lista de lugares Patrimonio Mundial de la Unesco. No hay que perderse el Palacio de Cristal en El Retiro. Junto con su vecino, el Palacio de Velázquez, recuerdan la Exposición de las Islas Filipinas de 1887. Muy cerca, la estatua del Ángel Caído es referencia absoluta del malditismo madrileño.

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Da igual la época del año, los paseos por el Retiro siempre son un acierto. Foto: Sofía Moro

Al Paisaje de la Luz se le caen los museos de los bolsillos. El último, la Serrería Belga, acaba de abrir sus puertas el pasado diciembre. Aunque este Año Picasso se llevará la palma el Museo Centro de Arte Reina Sofía, donde se expone la más monumental, emblemática e importante obra del malagueño: el Guernica. Hay más. Un estadio de fútbol al que llegan a diario miles de visitantes para ver… ¡sus obras! Inmerso en una transformación radical, que lo convertirá en el más moderno del mundo, los alrededores del Santiago Bernabéu se colapsan a diario de autobuses plenos de turistas, que se bajan ansiosos por tirarse un selfie con el fondo del bosque de grúas.

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La recién remozada Puerta del Sol y su entorno central abunda en legendarios puntos de restauración: ‘Lhardy’ (Recomendado por Guía Repsol), ‘La Mallorquina’, la churrería ‘San Ginés’, ‘Casa Ciriaco’, ’Casa Lucio’ y el gastroespacio del antiguo mercado de San Miguel están entre los más aclamados.

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¿Quién puede cruzar la Puerta del Sol y no entrar en 'La Mallorquina'? Foto: helena Poncini

8. Llanes y el oriente asturiano

Ya les hace falta una buena mano de pintura. Los Cubos de la Memoria, intervención artística de Agustín Ibarrola en el puerto de Llanes, realizada entre 2001 y 2002, necesita un retoque. Esta original actuación, que llenó de figuras fantásticas el malecón que defiende de los envites del Cantábrico al puerto de la localidad asturiana, muestra cómo el azote del mar diluye poco a poco sus trazos. Algo que no parece importar a las gaviotas, cuyas figuras es curioso contrapunto con la creación del artista vasco. Ellas saben que lo fundamental está al otro lado, cuando los barcos desembarcan los pescados y algo siempre les cae.

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Al otro lado de la ría los vecinos señalan a los visitantes cuál es la casona familiar donde escribió gran parte de su obra Corín Tellado. La escritora asturiana, la más prolífica de las españolas -¡más de 5.000 títulos!-, se especializó en lo que dio en llamarse novela rosa, literatura de consumo que arrasó en las primeras décadas del franquismo.

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El casco antiguo de la villa conserva unas cuantas casonas de indianos, varias casas palaciegas y tranquilos rincones entre los que se alza la basílica de Santa María del Concejo y el torreón. En la calle principal destacan las hechuras modernistas del Casino. Murallas afuera de Llanes, la costa oriental asturiana regala sorpresas como las playas de Toró y la de Gulpiyuri, y fenómenos tan singulares como los bufones de Pría y Arenillas, túneles abiertos en los acantilados por los que los días de galerna penetran las olas y surgen, por el otro lado abierto en la costa, en forma de violentos chorros de muchos metros de altura.

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La iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, al borde mismo de la ría de Barro, es referencia absoluta del oriente astur. Considerada uno de los templos costeros más hermosos de España, compone junto a su cementerio una imagen inolvidable. Cosen estos parajes y las espesuras costeras sucesivos senderos, que componen una tupida red con abundantes referencias históricas y culturales. Entre ellos, el Camino del Norte, ruta que lleva de Irún a Santiago por el litoral cantábrico. Solo queda reponer fuerzas. ‘El Retiro’ (2 Soles Guía Repsol), en Pancar, y ‘Casa Pilar’ (1 Sol Guía Repsol), ‘El Cuchareru’ y ‘Parrilla La Veguca’ (ambos Solete Guía Repsol), en Llanes, son buen lugar para ello.

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9. Ponferrada y El Bierzo

Ponferrada es lugar de parada y fonda este 2023. La capital berciana acaba de presentar su marca turística Mil maneras de vivirla, en la que muestra su cara como destino turístico inteligente. En ella se ofrece una visión actual de los atractivos de la villa leonesa y su comarca.

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Sin salir de la ciudad, el impresionante Castillo de los Templarios es parada obligada. En su interior aguarda la bella exposición permanente de libros facsímiles y, en el mes de junio, no debe olvidarse la Noche Templaria. El Museo del Bierzo, ubicado en el antiguo Palacio Consistorial y la Real Cárcel, el Museo del Ferrocarril, que enseña la relación de este medio de transporte con la intensa actividad minera ponferradina, y el Museo de la Radio completan la oferta museística de la ciudad.

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Murallas afuera, Las Médulas debe ser el primer destino. Su tremendo paisaje las hace inconfundibles y remite a su no menos tremenda historia. Hasta hace poco uno se podía encontrar por la comarca con alguno de los últimos oreiros. Buscadores de oro de fortuna, se pasaba la vida tamizando los ríos de las comarcas leonesas y orensanas. Eran los últimos herederos de los romanos que hace dos milenios convirtieron la región en el reservorio de oro más importante del Imperio romano. Sus torres descarnadas y derrumbes terrosos surgen en un paraje escondido. Son la obra de ingeniería más potente de aquellos tiempos y fue la mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio romano, que alteró por completo este territorio. El pasado noviembre salió a la luz el descubrimiento de una importante mina subterránea, hasta ahora escondida bajo la espesa vegetación. De momento se está investigando y pronto formará parte del patrimonio arqueológico de Las Médulas y podrá ser visitada.

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Este es lugar para recorridos amables como la Senda de Las Valiñas y la Senda perimetral, cortos pero provechosos paseos entre pitones de tierra rojiza y castaños centenarios. El cercano Monte Teleno debe ser el destino de los visitantes más activos. El ascenso a la otrora sagrada montaña de los astures, punto culminante de los montes de León, es una esforzada marcha de gran belleza.

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Las montañas hacia Galicia y el Teleno, escondido de la niebla. Foto: Alfredo Cáliz

En el fondo de los valles alrededor del monte, una constelación de pueblos deliciosos como Peñalba de Santiago, Balboa, Compludo y otros muchos llevan a Villafranca del Bierzo por un territorio sembrado, que aún muestra las heridas de las viejas minerías de carbón, donde crecen viñedos que producen caldos con denominación de origen de reconocidos aromas afrutados e intenso color.

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Este clarete es el primer proyecto en el Bierzo leonés de Mario Rovira. Foto: Daniel Pérez

Punto imprescindible del Camino de Santiago, Villafranca del Bierzo conserva la iglesia de Santiago la Puerta del Perdón. El templo berciano fue la salvación para incontables peregrinos que, enfermos y heridos, se quedaron a mitad de Camino sin alcanzar Compostela. Cruzar la citada puerta de este rotundo ejemplo del románico leonés suponía para aquellos desdichados, incapaces de proseguir su camino, ganar el Jubileo. La Colegiata de Santa María de Cluni, la calle del Agua, el castillo de los marqueses de Salamanca y la iglesia de San Nicolás del Real son visitas que deben preceder a una parada en la Plaza Mayor de la villa.

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10. Valencia

El buen clima, el coste de la vida en comparación con otras capitales españolas y un catálogo de atracciones, entre las que se eleva la Ciutat de les Arts i les Ciencies, han hecho que la capital del Turia haya sido elegida la mejor ciudad del mundo para vivir, según el City Ranking 2022, informe elaborado InterNations, la mayor organización de expatriados del mundo, que señala los mejores y peores donde vivir.

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La Ciutat de les Arts, un imprescindible. Foto: Luis Rubio

El mismo año pasado, la influyente consultora financiera Money.co.uk declaró a Valencia la ciudad más saludable del mundo, según su estudio anual, que valora un amplio número de factores entre los que se incluyen índices de la contaminación atmosférica, la seguridad ciudadana, la cantidad de horas de luz solar, el grado de atención sanitaria, áreas verdes y para práctica deportiva como carriles bici, oferta cultural y otros.

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El buen clima es uno de los grandes reclamos de la capital del Turia. Foto: Eva Máñez

El prestigioso certamen The World’s Best Restaurants celebrará en la ciudad la entrega de premios y la lista anual de los mejores restaurantes de su 21ª edición el mes de junio. Al evento acudirán los más renombrados chefs internacionales, quienes impartirán diferentes sesiones, abiertas a todos los públicos, para realizar experiencias gastronómicas basadas en sus creaciones. Los propios 50 best señalan la valía de la cultura gastronómica de la región a partir de platos tan inmortales como la paella, el all i pebre, las angulas y pescados, y la orxata de xufa.

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Es de sobra conocido el buen hacer de los valencianos con los arroces. Foto: Eva Máñez

Los más de 300 días de sol anuales son especialmente disfrutables en las cercanas playas entre las que destaca la histórica Malvarrosa y su histórica barriada, donde, por cierto, hay que ver la Casa Museo de Vicente Blasco Ibáñez. Ya en el afamado arenal, es obligado empalmar con el más grande artista que encontró aquí su inspiración. Este año se conmemora un siglo de su muerte. El Centenario Sorolla reúne una serie de eventos en torno a la figura del pintor de la luz y del Mediterráneo.

La ubicación del lugar es perfecta.

La playa de la Malvarrosa alberga un gran arenal donde descansar y comer junto al Mediterráneo. Foto: Eva Máñez

El turismo de la ciudad incluye la ruta de los lugares ligados a Joaquín Sorolla. La casa natal de la calle las Mantas, la Escuela de Artesanos y la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, donde se formó. La catedral, el casalicio de la Virgen de los Desamparados, la Lonja de la Seda, recién declarada por la Unesco Valor Universal Excepcional, son otros lugares. Junto a la Malvarrosa, la playa de El Cabanyal fue otro lugar recurrente de Sorolla. Sus cuadros reflejan cómo se repartían sus orillas chiquillos desnudos jugando en el agua con los pescadores que sacaban las barcazas ayudados por bueyes.

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El Cabanyal es uno de los barrios más populares de la ciudad. Foto: Eva Máñez

Parada mayor de la ruta es el Museo de Bellas Artes, donde cuelga una importante colección de pinturas del creador del luminismo. El mes de junio se inaugurará una de las magnas exposiciones del centenario, organizada en colaboración con la Fundación María Cristina Masaveu Peterson, importante colección privada que cuenta con numerosos óleos del artista.

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La oferta cultural valenciana cuenta con diversoso museos y espacios culturales e históricos. Foto: Eva Máñez

11. Santander

La imagen era familiar en todos los puertos del Cantábrico, no sólo en Santander. Durante siglos, eran niños pobres, marginados y desescolarizados, que mataban el tiempo en la orilla del muelle a la espera de que los turistas tirasen unas monedas al agua para, rápidos para ser los primeros, zambullirse y sacar el óbolo mordido entre los dientes. Ya son historia. Los recuerdan Los Raqueros, en el muelle de Pereda, junto al Real Club Marítimo de Santander. Cuatro críos de bronce, obra del escultor José Cobo Calderón, que son referencia de la capital cántabra.

Playa de Langre (Santander. Cantabria)
La furia del Cantábrico para tu primer chapuzón. Foto. Shutterstock.

Muy cerca, los dos volúmenes cubiertos de brillantes baldosas cerámicas, asemejan una base intergaláctica colgada sobre el mar. Contrastan con la fachada principal de la capital cantábrica abierta a la bahía de Santander. Las singulares formas, diseñadas por el arquitecto italiano Renzo Piano, se han convertido en icono de la capital cántabra. En tan solo cinco años desde su inauguración en 2017, el Centro Botín se ha integrado en el eje cultural de la cornisa cantábrica, junto con el Guggenheim, de Bilbao, y el Centro Niemeyer, de Avilés.

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Inaugura su calendario expositivo con una intervención de la artista visual estadounidense Roni Horn, que crea un diálogo entre la singular arquitectura del centro, la luz que recibe y el flujo de visitantes del lugar. Muy en su estilo personal, expondrá un conjunto de dibujos, esculturas, fotografías, esculturas y libros.

A la espera de los cursos de verano de la Menéndez Pelayo y del Santander Music Festival, evento multidisciplinar que referencia en estío a la capital, llega la primera muestra que realiza en España Tino Sehgal, artista británico afincado en Alemania, llenará el Botín con su inmersivas situaciones construidas. El plato fuerte será una nueva entrega del ciclo expositivo Itinerarios, que presenta las obras de los artistas internacionales merecedores de una beca de arte de la Fundación Botín.

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Jesús Sánchez es uno de los tótems gastronómicos de Cantabria. Foto: Sofía Moro

Todo ello abre el apetito. Un buen lugar para saciarlo es ‘El Muelle’, en el mismo centro de arte, traslación del ‘Cenador de Amos’ (3 Soles Guía Repsol), del chef Jesús Sánchez, de la también cántabra Villaverde de Pontones. También son grandes destinos gastronómicos ‘La Bodega del Riojano’ (1 Sol Guía Repsol), ‘Cañadío’ (2 Soles Guía Repsol), la ‘Casona del Judío’ (2 Soles GUía Repsol) y, si todavía no es hora de la comida, ‘Casa Lita y Solórzano’, con sus imbatibles pinchos con vermú.

12. La Palma

Un año después de concluir la erupción del volcán de Cumbre Vieja y 450 días desde que el monstruo comenzó a vomitar humo, cenizas, lava y otros materiales, todavía hay vecinos de La Palma que no han podido regresar a sus casas. O a lo que quedó de ellas.

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Se ha reabierto la carretera sobre los campos de lava entre Puerto Naos y Todoque. Se la habían llevado los ríos ardientes. La comunicación del oeste de la isla canaria quedó partida en dos. Ahora se trabaja en abrir nuevas carreteras y levantar las poblaciones destruidas. Todavía queda mucho. La belleza de la Isla Bonita la convierte en destino que no se puede pasar por alto. Por todo lo dicho, ir ahora a La Palma es contribuir a su reconstrucción.

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El casco viejo de Santa Cruz de la Palma, con el Ayuntamiento, el Palacio Salazar y las balconadas floridas, son referencias obligadas. Tazacorte, Los Llanos de Aridane y Los Sauces son poblaciones plenas de tipismo. Aunque si por algo destaca, es por su naturaleza, una naturaleza que en 2002 hizo que la isla entera fuese reconocida por la Unesco Reserva Mundial de la Biosfera. Veinte años más tarde, La Palma tiene protegido más del 30 % de todo su territorio. Es por esto que el senderismo es uno de los ganchos de la isla. Lugares como el Cubo de la Galga, el Bosque de los Tilos, los Nacientes de Marco y Cordero, la ruta de los volcanes y el barranco de las Angustias se incluyen en los catálogos de las agencias internacionales de trekking.

El salto de agua al llegar a los Nacientes de Marcos y Cordero te sorprenderá.

El bosque de Tilos es una maravilla natural única. Foto: Noelia Ferreiro

Desde la pasada primavera, se complementan con una nueva ruta que, en tan poco tiempo, se ha convertido en la más solicitada por los turistas: la subida a Cumbre Vieja. Es un sendero carente de dificultades de dos kilómetros y medio. Lleva hasta el mismo cono volcánico, todavía humeante. El recorrido hay que realizarlo con un guía.

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La protección del medio natural palmero incluye a sus cielos. La isla entera fue la primera Reserva Starlight del mundo, un territorio donde se cuidan los firmamentos, para evitar la contaminación lumínica. Esto favorece la observación de las estrellas. Repartidos por el territorio isleño hay dieciséis miradores astronómicos, que se complementan con la visita al Centro de Visitantes del Roque de los Muchachos, en la cumbre de Taburiente, donde se explica la intensa relación de la isla con el espacio.

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Aterrizados de nuevo en La Palma, la mejor pista para hacerlo son sus especialidades gastronómicas. Lógica cocina de proximidad, fusiona la ancestral canaria con la peninsular y la latinoamericana con toques portugueses y bereberes. Los escachos, polines, garbancitas y chicharrones se combinan con la amplia variedad de pescados, tan sabrosos como sorprendentes son sus nombres: vieja, cherne, alfonsiño, salema, morena…

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Las aguas atlánticas ofrecen pescados muy apreciados como el cherne. Foto: Rocío Eslava

Dos direcciones para saborearlos a tope: ‘El Duende de Fuego' (Recomendado por Guía Repsol), en Los Llanos de Aridane, donde el chef Pedro Hernández del Castillo crea la que llama cocina conceptual readaptada, y ‘El Jardín de la Sal’ (Recomendado por Guía Repsol), en las salinas de Fuencaliente, en cuyos fogones Juan Carlos Rodríguez Curpa practica una cocina tan arriesgada como agradecida. Un ejemplo: ternera asada al chocolate con sal.

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En 'El Duende de Fuego' rinde homenaje a la cocina canaria con ingredientes como la cabra. Foto: Rocío Eslava

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