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Mayo de 2017. Un coche y un hombre aparecen carbonizados a menos de una hora en coche de Barcelona. La investigación del asesinato llevará hasta lo más insospechado: la Guardia Urbana. Un crimen real que Netflix ha convertido en la historia de El cuerpo en llamas, todo un thriller dramático de relaciones, venganzas y juicios desgranado en 8 episodios.
Así es como el conocido como ‘Crimen de la Guardia Urbana’ ha pasado de las páginas de sucesos de los periódicos al streaming, con Úrsula Corberó y Quim Gutiérrez encarnando una versión ficticia de Rosa Peral y Albert López en esta serie escrita por Laura Sarmiento (Intimidad).
La serie de Netflix se puso como objetivo dar la máxima verosimilitud posible a una historia que es ficticia pero que bebe directamente de la realidad. Un compromiso que se tradujo también en las localizaciones del rodaje, seleccionadas en distintos lugares del área metropolitana de Barcelona como centro de operaciones.
La ciudad condal tenía que ser una de las grandes protagonistas de El cuerpo en llamas: la trama se desarrolla en el seno de la policía local, que lleva el nombre de Guardia Urbana de Barcelona (GUB). La capital de Cataluña aparece como escenario principal en el desarrollo de las relaciones entre los personajes principales, su actividad profesional y la investigación del crimen.
Uno de los que más aparece es el Parque de Atracciones del Tibidabo (capítulo 3, 6 y 8), auténtico estandarte de la ciudad. Podemos ver detalles de su tiovivo de fondo (3), su noria (6) e incluso vemos a Úrsula Corbero y Quim Gutiérrez disfrutando de su reciente montaña rusa (8).
Otro lugar que muchos barceloneses y visitantes reconocerán en la serie es el Mirador de Miramar, en Montjuic. En este espacio de jardines con una estupenda visita en lo alto a la ciudad es donde se produce una accidentada detención en el capítulo 3.
No lejos de Montjuic encontramos la zona de edificios que funciona como el exterior de la comisaría de los Mossos d’Esquadra en El cuerpo en llamas: entre la Torre Llevant y Torre Ponent, en la Zona Franca. El interior de la comisaría se montó y rodó en el Polígono Industrial de Can Magarola (Mollet del Vallés).
Muy cerca de allí es donde también se reúnen los policías cuando quieren ir a comer o tomar algo. Ese bar de confianza (se aprecia en los capítulos 4 y 5), donde también se conocen Pedro y Rosa en la serie, es realmente en sus exteriores el 'Bar Litoral', en el núcleo de Can Tunis.
En cuanto a la dinámica judicial y la Audiencia de Barcelona, los exteriores que hacen las veces del “Palacio de Justicia” se rodaron en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona (capítulo 7), mientras que los interiores se rodaron en la sede del Foment del Treball Nacional, en Via Laietana.
Pero hay más detalles de Barcelona: el equipo de la serie rodó exteriores en la zona del Port Vell, el Passeig de Can Tunis, donde se realiza un control de alcoholemia (capítulo 1), o en la Plaza Joan Llongueras, lugar en el que se produce un encuentro de chicas en una terraza con visita inesperada (capítulo 5).
Pero la historia de El cuerpo en llamas abarca también otros lugares de la provincia de Barcelona. Uno de los lugares que no podían faltar en la serie es el Pantano de Foix, presa en la que se descubrió el coche calcinado que arrancó el caso real. Allí mismo se rodaron algunas secuencias. Más allá del suceso, el Pantano es un lugar de una interesante fauna y flora por descubrir, sobre todo para hacer una ruta a pie que lo rodee, con el Castillo de Castellet de fondo y en la que es más que probable el avistamiento de aves.
En El cuerpo en llamas podemos ver distintos detalles de la zona del pantano, a unos 50 minutos de Barcelona. Cuando los personajes van en moto recorren también la carretera misma del Pantano de Foix, que pasa por el embalse y los bosques que hay en la zona.
La trama de la producción de Arcadia Motion Pictures para Netflix arranca también en su primer episodio con una cena de agentes en una marisquería en frente de la playa. El encuentro se produce realmente en el restaurante 'El Portinyol' (Arenys de Mar), con una decoración de estilo clásico y cocina mediterránea.
Si seguimos fuera de Barcelona, nos encontraremos también con otros dos escenarios recurrentes de El cuerpo en llamas: las cárceles. La de mujeres que vemos en la serie, sobre todo en su patio, corresponde realmente a una escuela en Caldes de Montbui, mientras que la de hombres se hizo en su interior en el Parc Audiovisual de Catalunya, en Terrassa, espacio con distintos platós donde se han rodado otras películas como [•REC]² o Mientras duermes.
Cuando en la serie vemos que se celebra el Día de Sant Jordi (capítulo 7) y una persecución a unos manteros (capítulo 2) estamos en La Rambla…pero de Manresa. Es en el Passeig de Pere III donde vemos a los protagonistas regalarse rosas y libros.
Así se completan los lugares más destacados del rodaje de El cuerpo en llamas, una mezcla de localizaciones reales y reconstrucciones para una trama de investigación, pasión y crimen basada en hechos reales. Una ficción de fondo muy real que se puede ver en Netflix desde el 8 de septiembre.