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Lluvia de limonada en Ciudad Real.

fiestas de la Pandorga

Un baño de limonada en Ciudad Real

Actualizado: 01/07/2016

Hay fiestas que a pesar de ser conocidas, se da la paradoja de que siguen siendo un secreto para mucha gente. Un buen ejemplo es la Pandorga, que se celebra el 31 de julio en Ciudad Real. Aunque en los últimos años los festejos se han ampliado varios días. Muchos de los que acuden desde toda España a esta fiesta popular, que se celebra desde hace siglos, lo hacen el día anterior, cuando se realiza el concurso de Limoná. Más conocido como la Zurra.
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Este festejo, en el que miles de jóvenes se lanzan limonada bajo los rayos del sol de verano, es una fiesta espontánea. Surgió en forma de concurso de limonada, pero poco a poco ha ido creciendo hasta convertirse en un fenómeno masivo que trastoca la quietud que vive la ciudad en época estival.

Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.
Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.

La zurra es una celebración que principalmente disfrutan los jóvenes y que está a caballo entre unos sanfermines exprés y la tomatina. Aunque aquí no hay encierros y los tomates son sustituidos por litros y litros de limonada que empapa los cuerpos de los que se acercan al recinto ferial de la ciudad.

Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.
Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.

En un ambiente embriagador, en el que la música atronadora que pinchan los dj pone la banda sonora al encuentro, se da rienda suelta al humor. Aunque el signo distintivo de las fiestas de la Pandorga es el pañuelo de hierbas, no es difícil ver a jóvenes usando sandías como sombrero improvisado. Un aquelarre diurno que planta cara al sopor de las ardientes temperaturas de La Mancha.

Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.
Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.

Esta no es una fiesta a la que se pueda ir a curiosear sin pretender mojarse. De hecho, las fotografías que acompañan a este artículo fueron realizadas con el riesgo de que en cualquier momento alguien lanzara un cubo de limonada al fotógrafo. La zurra no goza de la simpatía de una parte de la ciudad, que piensa que desvirtúa la celebración local más importante del año. Pero, al fin y al cabo ningún evento complace a todo el mundo por igual.

Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.
Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.

El recinto ferial comienza a vaciarse al atardecer. Entonces, muchos jóvenes se dirigen al centro de la ciudad. De hecho el visitante puede sorprenderse al ver a miles de personas deambulando por las calles completamente empapadas en vino, como si se tratase de sátiros despistados que buscan a Baco. No hay que olvidar que estamos en una tierra dedicada en gran medida a la producción de la uva. Muy cerca de aquí están localidades vinícolas como Valdepeñas o Tomelloso. Por eso no debe extrañar que durante un día triunfe empaparse en vino.

Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.
Gente disfrutando de la fiesta de la limonada.

La Pandorga

No está claro el origen de esta fiesta de la Pandorga, aunque se sabe que se desarrolla desde hace siglos. La parte más tradicional está dedicada a la ofrenda de flores, frutos y productos del campo a la patrona de Ciudad Real. Un acto que se produce en la Catedral de Santa María del Prado. En los jardines en los que se encuentra el templo, el Pandorgo, una figura ancestral elegida cada año entre los habitantes de la ciudad, preside junto a la Dulcinea los actos en los que se realizan bailes de coros y danzas de la tierra.

Al caer la noche una gran verbena se desarrolla hasta altas horas de la madrugada en la Plaza Mayor y sus inmediaciones, aunque muchos marchan a las dos de la mañana a correr los toros de fuego. Un espectáculo multitudinario cuyo nombre lleva a engaño, pues los toros no son tales. Se trata de voluntarios ataviados con una armadura metálica plagada de pirotecnia.

Durante una hora corren por las calles expulsando fuego y provocando carreras desenfrenadas y gritos. Cuando las llamas se apagan la ciudad vuelve al silencio poco a poco y el sol del 1 de agosto toma la ciudad. Más silenciosa que de costumbre porque muchos duermen hasta la tarde intentando reponerse del frenesí.

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