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En la antigüedad era habitual mirar al cielo para orientarse o para calcular el tiempo. Aquella práctica se terminó convirtiendo en un saber para cada vez menos interesados aunque, hoy en día, la tendencia es a la inversa. Aumentan las personas atraídas por conocer las claves para descifrar los cielos.
No es necesario ser un experto para disfrutar de una buena noche de observación astronómica. Ni tampoco hace falta disponer de material sofisticado. A simple vista se pueden localizar estrellas, planetas y constelaciones y no hay nada más gratificante que mirar con tus propios ojos la belleza del firmamento.
Además, existen apps con mapas estelares a tiempo real, una experiencia que, si se vive acompañado, se engrandece. De ahí que proliferen quedadas, encuentros y actividades con monitores expertos que te orientan en la noche estrellada para que no se te escape ni el más mínimo detalle.
Más aún teniendo en cuenta que "España es el lugar ideal para hacerlo porque es el país con mejores condiciones de cielo nocturno de Europa debido a su distribución demográfica y las cualidades de ciertos lugares, como el propio Montsenc o la isla de La Palma", nos confirma Salvador J. Rivas, director científico del Parc Astronòmic de Montsenc, en Lleida.
Los primeros días de agosto, en los que las Lágrimas de San Lorenzo hacen su aparición, son una ocasión perfecta para introducirse en el mundo de la astronomía. Esta lluvia de estrellas (Perseidas), que va creciendo en intensidad hasta llegar a su apogeo (lo que este año coincide con las noches del 11, 12 y 13 de agosto), se extiende durante prácticamente todo el mes. Un fenómeno que invita a alejarse del mundanal ruido y la excesiva contaminación lumínica de las grandes ciudades para perderse en alguna de las mejores zonas de nuestra geografía donde contemplar la bóveda celeste y sus maravillas.
Junto con Chile y Hawái, Canarias es uno de los tres mejores lugares del planeta para la observación astronómica. Los cielos más limpios y claros de toda Europa se encuentran en estas islas, referentes internacionales del astroturismo. No en vano cuentan con tres reservas Starlight, un certificado avalado por la Unesco que acredita la escasa contaminación lumínica de la zona y el cuidado puesto en su conservación.
En las Canarias, si de cazar estrellas se trata, no hay un emplazamiento mejor para ver y sentir el cielo en la tierra que la isla de La Palma. Al caer la tarde, debido a su peculiar clima y orografía, un manto de nubes la rodea por debajo de sus cumbres, lo que produce una increíble sensación, además de proteger sus cimas de la iluminación de las poblaciones costeras.
No extraña que el Observatorio Astronómico Internacional del Roque de los Muchachos, con una de las baterías más completas de telescopios del mundo, se encuentre precisamente aquí.
La oferta cultural de la isla en torno a la astronomía es extraordinaria, gracias también a los observatorios de Tenerife y Lanzarote. Pero, si se quiere conocer un telescopio gigante por dentro y aprender de la mano de expertos cómo funciona el universo, el observatorio ofrece visitas guiadas diurnas durante todo el año. Eso sí, una advertencia para las familias con niños: Por motivos de seguridad no está permitida la entrada a los menores de 12 años. Tendrán que esperar.
El cielo de la Sierra del Montsec y el valle de Àger, en Lleida, es otra reserva Starlight ineludible para los turistas de las estrellas. Desde mediados de los años noventa, sus inmejorables condiciones meteorológicas y la escasez de contaminación lumínica la han convertido en un lugar muy querido por aficionados y profesionales.
Joan Oró, ilustre científico y asesor de la NASA, puso en marcha, junto a un colectivo amateur, el Parque Astronómico del Montsec, uno de los pocos lugares de Europa donde uno puede quedarse embobado viendo la Vía Láctea en todo su esplendor.
Sus instalaciones incluyen un Parque de Telescopios, en el que disfrutar de la observación diurna y nocturna, y el llamado Ojo del Montsec, un planetario 3D con cúpula retráctil. Las visitas pueden extenderse hasta las 2 de la madrugada y son perfectas para iniciar a los niños en la astronomía, ya que la entrada es gratuita para los menores de 5 años.
El prepirineo catalán es un enclave no solo para disfrutar de noche. Dos hermosos ríos, el Noguera Pallaresa y el Noguera Ribagorzana, y frondosos bosques de encinas y robles invitan a disfrutar también de la naturaleza a pleno sol.
Entre las actividades que ofertan los establecimientos hoteleros de la zona, las rutas de senderismo y prácticas deportivas como la escalada, la espeleología, el kayak, la bicicleta de montaña y el parapente son de lo más recomendables. El desfiladero de Mont-rebei, sin ir más lejos, es digno de una película de Indiana Jones, un camino excavado en la montaña que conecta el valle de Àger con el puente de la Montaña siguiendo el curso del río Noguera.
Si las emociones fuertes no son lo tuyo, puedes pasear por las encantadoras callejuelas de la villa medieval de Àger, o pasar unos días de retiro monacal en el Monasterio de las Avellanas de Os de Balaguer, una abadía del siglo XII restaurada para ofrecer comodidades del siglo XXI. Su recomendable restaurante, con preciosas vistas al claustro, completa un día redondo.
Las islas Atlánticas de las costa gallega no solo son un auténtico paraíso donde disfrutar de unas playas de ensueño, sino también, uno de los mejores lugares de España para contemplar la noche estrellada. Estos cuatro archipiélagos: Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, situados frente a las costas de Pontevedra y A Coruña, conforman el Parque Nacional Marítimo Terrestre de las islas Atlánticas de Galicia. Un lugar dominado por roca y océano, cuyo clima es menos riguroso de lo que cabría esperar.
De todas ellas, las Cíes (Monteagudo, Faro y San Martiño) destacan, además de por su gran belleza, por poseer La Playa de Rodas, "la mejor playa del mundo", según el periódico inglés The Guardian.
El espacio posee certificación Starlight y está altamente protegido. Por eso, el acceso al parque está limitado a 2.200 personas al día, que deben reservar su billete en alguno de los barcos que prestan este servicio con distintos horarios y tarifas. La preservación del entorno es vital y el respeto a la fauna y flora es tan elevado que los vehículos están desterrados: los visitantes solo pueden disfrutar de las islas caminando.
Para disfrutar del cielo estrellado de este privilegiado entorno el camping de la isla de Faro organiza actividades nocturnas de observación en verano y en Semana Santa. La cercana isla de Ons, la única habitada de todo el parque natural, acaba de inaugurar recientemente el primer camping autosostenible de Galicia, con zona de glamping y propuestas tan interesantes como aprender a orientarse en la noche a través de las estrellas.
Sierra Morena está considerada la reserva Starlight más grande del mundo, más de 400 kilómetros de cielos despejados entre las provincias de Huelva, Sevilla, Córdoba y Jaén.
Ideal para combinar con rutas de senderismo, la zona cuenta con una red de miradores perfectamente habilitados (con tomas de luz y aparcamiento incluidos) desde los que observar la bóveda celeste y multitud de actividades relacionadas con la astronomía.
En la Sierra Norte de Sevilla encontramos un enclave privilegiado: el cerro del Hierro en San Nicolás del Puerto (de libre acceso y con opción de visita guiada), que ofrece una vista inigualable del eclipse lunar que tendrá lugar el 7 de agosto, y de la Osa Mayor en todo su esplendor. Además, es un lugar repleto de senderos, túneles y cuevas, con formaciones rocosas sorprendentes que también permite, a escasos kilómetros, disfrutar del río Huéznar.
En Jaén, aparte de miradores como los de la aldea de Los Guindos, las Minas del Centenillo y el Control de la Cabrera, están el Observatorio Andaluz de Astronomía, en Alcalá La Real, y el Observatorio de la Fresnedilla, en el corazón de la Sierra de Cazorla, dos instalaciones modestas pero perfectamente equipadas para la investigación, la docencia y la divulgación.
Pero quizá los lugares más propicios para el astroturismo sean los Llanos de Espiel y el Valle de los Pedroches, ambos en Córdoba. Los Llanos es uno de los mejores puntos para disfrutar la magnificencia de la Vía Láctea en verano y para deleitarse con las estrellas fugaces tan frecuentes en estas fechas, un lugar con aparcamiento, de fácil acceso, amplio y completamente llano.
Los Pedroches, además de ser el lugar de procedencia de uno de los jamones de pata negra más exquisitos de todo el país, tiene unos cielos completamente despejados y una amplia oferta de casas rurales que ofrecen paquetes y rutas relacionadas con la astronomía.