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El frescor del río Tajo y los jardines y huertas de Aranjuez hacen de la villa del sur de la región destino recurrente para los madrileños. Lo que no saben muchos es que se puede navegar en sus aguas. No se trata de hacerlo en una de las históricas falúas del imprescindible Museo de Falúas Reales, es algo tan sencillo como deslizarse por la corriente del Tajo a bordo de una piragua, un kayak o de los más lúdicos dragones -canoas de diez tripulantes-, en los que el trabajo en equipo se convierte en una experiencia divertida.
El Club Escuela de Piragüismo Aranjuez alquila estas embarcaciones y organiza una amplia serie de actividades que incluyen cursillos, travesías y competiciones acuáticas. El río Tajo está considerado el must de las aguas tranquilas de España. Esto es porque en la zona elegida para la navegación no hay rápidos ni corrientes que sean una amenaza para los piragüistas.
Navegar bajo los sotos y por el que está considerado Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad y bogar junto a los Jardines de Aranjuez son opciones irresistibles que, además de quitar los calores, abren el apetito. Concluida la navegación, llega la hora de descubrir que la gastronomía arancetana es mucho más que fresones y espárragos.
Aunque solo sea por su nombre, el pequeño museo situado en la localidad de El Berrueco invita a visitarlo estos días. Cercano al embalse del Atazar, el Museo del Agua y del Patrimonio Hidráulico muestra el pasado, presente y futuro de uno de los pantanos más importantes de la zona centro, que es fundamental para el abastecimiento de agua de la región madrileña.
Una maqueta de la Mancomunidad del Embalse del Atazar muestra la geografía y principales accidentes de la comarca, incluyendo la famosa Senda del Genaro, sendero de gran recorrido que bordea el pantano y que puede realizarse por etapas.
En plena Sierra Norte, el embalse del Atazar es un destino estival por excelencia y no solo por las actividades de navegación que se practican en sus aguas, todas respetuosas con el medio natural y sin motor, como la vela y las piraguas.
Lo es de manera especial durante las últimas semanas de julio, cuando se celebra un concierto nocturno de piano flotante. Al anochecer y sobre una plataforma situada frente a la orilla, la compañía francesa Le pianO du lac ofrece su nuevo espectáculo Flota Idónea, a cargo de Violette Prévost, conocida como la pianiste rouge, la flauta de Sabine Figuet y la danza de Mónica Cofiño. Un espectáculo refrescante, inusual e hipnótico.
Son las manchas de agua más altas de Madrid. También las más numerosas; hasta 242 de estos humedales han catalogado los científicos, aunque en verano algunas están secas. Conservan su naturaleza sin cambios las más espectaculares. Se trata de las lagunas de Peñalara. Enclavadas bajo el pico del mismo nombre, es la parte más protegida del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y su entorno. En sus alturas, el calor brilla por su ausencia.
La Laguna Grande es, como dice su nombre, la masa de agua más importante de Peñalara. Es la que está más cerca del puerto de los Cotos y se llega a ella en un paseo de entre 30 minutos y poco menos de una hora. Su perímetro está protegido para preservar el manto vegetal y también la fauna que acogen sus aguas, entre la que destacan especies de anfibios que solo existen aquí.
Mayor esfuerzo exige alcanzar la Laguna de los Pájaros. Recomendable marcha de gran fondo que regala un recorrido por el paisaje más alpino de las montañas del centro de la Península Ibérica. Esta laguna es la más alta de todas, ya que su superficie se extiende a 2.000 metros de altura. El camino para llegar a ella pasa por otras lagunillas y pequeñas cataratas y saltos de agua.
Para escapar este verano del asfalto capitalino, la Comunidad de Madrid acaba de presentar la propuesta turística 14 imprescindibles de la Sierra de Guadarrama. Un recorrido por los más de 600 kilómetros de naturaleza y cultura al alcance de la mano que se sitúan en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama y su entorno, así como en la Reserva de la Biosfera de la Cuenca Alta del Río Manzanares.
A través de un territorio que abarca 13 municipios y que alberga desde vestigios históricos y monumentales a especies tan sobresalientes como el águila imperial, la cabra montés y la mariposa isabelina, la ruta propone visitas a lugares tan emblemáticos como el Valle de La Barranca y Manzanares el Real y su pedriza.
El valle de La Barranca es uno de los destinos propuestos. Referencia del senderismo en el Guadarrama, se sitúa al norte de la población de Navacerrada. En su punto más destacado, el mirador de Las Canchas, el entonces presidente de la región madrileña, Alberto Ruiz Gallardón, declaró en 2001 la futura inclusión de la Sierra de Guadarrama en la red de parques nacionales, el must de los espacios protegidos españoles. No se produjo hasta doce años más tarde.
El mirador de Las Canchas es uno de los objetivos habituales de los senderistas y ciclistas de montaña que recorren los caminos y pistas de La Barranca. Comparten camino con quienes quieren disfrutar en el parque de aventuras arbóreo aquí situado.
La Barranca también es uno de los puntos más apreciados de la Sierra de Guadarrama por los montañeros madrileños. Desde aquí se inician rutas tan entretenidas como la que recorre la cuerda Las Cabrillas, la que lleva al singular Dinosaurio y esforzadas ascensiones como las de El Peñotillo y La Maliciosa. En sus alturas corre el aire y el mercurio del termómetro no alcanza alturas de Everest.
Por la armonía de sus formas y el perfecto estado de conservación que luce, este castillo situado en la localidad de Manzanares el Real es el emblema de la región madrileña. Construido hacia 1475 por orden de don Diego Hurtado de Mendoza, I Duque del Infantado, fue finalizado por su hijo Íñigo López de Mendoza, con la participación del afamado maestro arquitecto de los Reyes Católicos, Juan Guas.
En el castillo, considerado una de las joyas de la arquitectura medieval del Reino de Castilla, se realizan representaciones teatrales en las que se divulga la vida y costumbres que regían en el Renacimiento español, cuando los Mendoza habitaban el castillo.
No puede pasarse por alto el cercano roquedo de la Pedriza de Manzanares. Fue Íñigo López de Mendoza, marqués de Santillana y el autor de las famosas Serranillas, uno de los primeros que recorrió sus vericuetos. Hoy transitan los caminos y suben a sus peñas excursionistas y escaladores que llegan de todas partes, atraídos por la belleza de este conjunto rocoso único.
Este yacimiento arqueológico, situado en el término municipal de Collado Mediano, se localiza junto a la calzada romana Vía 24 que cruzaba la Sierra de Guadarrama por el puerto de la Fuenfría. Unía Titulcia con Segóbriga y los expertos calculan que estuvo en funcionamiento entre los siglos I y IV de nuestra era.
Unas excavaciones realizadas en 2003 en el paraje El Beneficio permitieron localizar los restos de una mansión romana. Hasta la fecha se han determinado diferentes estancias como un área termal de baños, una cocina, un comedor y salas de dormitorio. Se ha construido un centro de interpretación del yacimiento. Todos los sábados y domingos el área de Turismo del Ayuntamiento de Collado Mediano organiza visitas guiadas en dos turnos matinales.
Visitado Miaccum, no se puede dejar de conocer la calzada que fue su razón de ser. El tramo de la Fuenfría compone una de las vías romanas mejor conservadas de España. El recorrido de su enlosado hasta el puerto de la Fuenfría da la oportunidad de refugiarse en los espesos pinares serranos de esta parte de la sierra.
La Sierra de Guadarrama fue, en 1903, el primer lugar donde se esquió en España. Desde entonces el deporte blanco ha tenido un papel decisivo en el desarrollo turístico y económico de los municipios serranos. El Museo del Esquí Francisco Fernández Ochoa, situado en la plaza Mayor de Cercedilla, cuenta esta apasionante historia.
Desde los tiempos de pioneros como Manuel González Amézua y los noruegos Birgen Sörensen y Sigurd Christiansen, hasta el propio Paquito, primer deportista español ganador de una medalla de oro en unas olimpiadas. Precisamente este año se cumple medio siglo de la gesta, sucedida en los Juegos Olímpicos de Sapporo en 1972.
El aumento de las temperaturas por el cambio climático y las obligaciones medioambientales del parque nacional han colocado a la veterana estación del puerto de Navacerrada a las puertas de la extinción. Visitar estos días tan calurosos este pequeño, pero atractivo, museo es una manera de rendir homenaje a aquellos pioneros y de refrescarse con las imágenes de los esquiadores de un tiempo donde nadie sabía qué era el calentamiento global.