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Muchas veces desconocida para el gran público, la costa de la comarca de Ferrolterra esconde un paraíso: su fachada abierta al océano Atlántico. Acantilados, faros, bosques que dan directos al mar y playas vírgenes conviven con arenales más turísticos, pero que, pese a recibir cada año miles de visitantes, sobreviven casi sin domesticar. Abiertas a la bravura del mar, casi desafiando la grandiosidad del Atlántico, encontramos playas en las que desconectar y, si se da el caso, disfrutar sobre una tabla. Auténticos templos del surf, están sembradas de escuelas en las que iniciarse o perfeccionarlo.
Resulta difícil seleccionar entre los más de 25 arenales de la comarca, pero hemos decidido quedarnos con siete imprescindibles de los municipios de Ferrol y Valdoviño. Si partimos de Ferrol y recorremos el litoral, nos los encontraríamos por este orden: Doniños, San Xurxo-Esmelle, Santa Comba, Ponzos, A Frouxeira o Valdoviño y Pantín.
Los bañistas locales mantienen que algunas zonas de Valdoviño, Pantín o Doniños llegan a masificarse en los días centrales del verano, pero incluso para eso la perspectiva que les da este paraíso atlántico es diferente: tener otra toalla a cinco metros implica que la playa está llena y toca buscar otro refugio, siempre de aguas transparentes, sin ápice de contaminación y a tiro de piedra de Ferrol.
"Si buscas Benidorm, aquí no lo vas encontrar", dice gráficamente Pablo Romero, Occy, leyenda viva del sur y enamorado de las olas de su tierra. Presume de que "todas son impresionantes, de una belleza increíble y muy naturales" y de que aquí se puede practicar surf todo el año, "hay olas más de 300 días al año; y para todos los niveles, desde iniciación a nivel avanzado". Hay playas para practicar surf por toda Galicia, pero ninguna zona en la que tantas sean aptas ni con tanta calidad.
A apenas 10 minutos en coche de Ferrol encontramos la playa más popular de todas, la de los ferrolanos por excelencia. Sus 1.900 metros de arena fina y aguas transparentes la convierten en la más extensa del municipio. Es también la mejor comunicada y de mayor accesibilidad, con un gran aparcamiento que raro día se llena. Una pasarela de madera surca las dunas y facilita buscar el rincón que mejor se adapte a los gustos del bañista.
Solucionadas las necesidades más mundanas, ofrece también las puestas de sol más hermosas del verano ferrolano y un chiringuito a pie de arena abierto todo el año para sentarse a disfrutar del mar: el 'Alpendre de Doniños', aunque todos lo conocen como el bar de Pichu. Frente al resto de arenales más vírgenes que no cuentan con este servicio, en verano en Doniños incluso suele abrir un segundo local en el arenal, convirtiendo esta playa en la favorita para pasar el día, tomarse unos bocadillos y esperar a la puesta de sol.
Es también la playa más surfera de todas. En su escuela de surf, Spot, da clases Occy, aunque es habitual que recorra todos los arenales de los alrededores en busca de la mejor ola del día. "Por calidad de olas, la mejor es Doniños. Aparte, porque funciona con el viento del Noroeste, que es predominante en Galicia", explica. Añade que "hay más días de olas en Doniños que en las playas de muchas zonas de Galicia juntas".
Si algo caracteriza a Doniños es la amplitud de posibilidades que ofrece al visitante. Para los amantes de la naturaleza, pegada a la playa hay una laguna que ha sido declarada refugio de caza y está protegida e incluida en la red Natura 2000 como lugar de importancia comunitaria. Y también tiene su componente cultural, pues en la parte central de la playa se conservan los restos de un antiguo castillo.
A dos minutos en coche de Doniños nos encontramos con San Xurxo y Esmelle, el mismo arenal, pero dividido en dos por tan solo unas rocas. Si optamos por ir a pie, una hermosa ruta de senderismo que transcurre entre pinares, acantilados y pequeñas calas une ambas playas. Ofrece vistas panorámicas envidiables de la costa, el Cabo Prior y las Islas Gabeiras.
San Xurxo y Esmelle están en mar abierto, pero es mucho más calmo, característica que las convierte en destino ideal para familias con niños pequeños. Es la más tranquila y familiar de todas y, pese a la elevada afluencia, entre las dos cuentan con más de dos kilómetros de largo y arena fina, de modo que es difícil que haya aglomeraciones.
No faltan los servicios. En San Xurxo, durante buena parte del año está abierto 'Casa Claudina', un local a pie de playa en el que tomar platos de cocina gallega. En la parte de Esmelle, cada verano sigue abierto uno de los pocos campings de la zona, con bajada directa a la playa y muy cerca de otro de los arenales que se debería visitar, A Fragata. Tampoco falla la opción de practicar surf. Su longitud y que en una zona sople el viento de Noroeste y en la otra del Sur hacen de ella una playa "muy completa, con muchas posibilidades de coger olas en diferentes condiciones".
Las playas San Xurxo y Esmelle a un lado y la de Santa Comba al otro, convierten el Cabo Prior y su mirador en lugar estratégico para disfrutar de las vistas del litoral ferrolano. En su parte más alta alcanza los 153 metros y forma impresionantes acantilados de hasta 100 metros de altura. Alberga un faro en activo desde 1853 y los restos de una antigua batería militar ahora abandonada, y cada año gana peso como observatorio de aves marinas.
A la sombra del Cabo Prior nace esta playa de kilómetro y medio de longitud, una de las de peor acceso de la zona y, precisamente por eso, una de las menos concurridas e ideal para quien busque sensación de soledad. Totalmente rodeada de naturaleza excepto por la pista de acceso, da la sensación de encontrarse totalmente aislado y en una playa virgen. Es ventosa y de fuerte oleaje y, al mismo tiempo, de arena fina y aguas turquesa.
Una de sus singularidades es la capilla de Santa Comba, construida en medio del islote de A Illa do Medio y a la que tan solo puede accederse a pie en bajamar a través de una escalera construida hace años por los propios vecinos. Se trata de una ermita románica del siglo XII que cada julio se convierte en punto de peregrinación para romeros y atesora hermosas leyendas, como la que relata que la imagen de Santa Comba y su hijo, San Silvestre, llegaron navegando en una barca de piedra.
Es, junto con Santa Comba, la menos masificada y más virgen de la zona, la de mayor apariencia salvaje, con un paisaje natural que impresiona por su belleza y ayuda a desconectar del mundanal ruido, pues está rodeada de montañas y desde la arena no se ve ni una casa.
Playa nudista en una esquina y refugio ideal para familias que buscan tranquilidad en otra, es también la última del municipio de Ferrol, en el límite con Narón y kilómetros antes de la costa de Valdoviño en la que están el resto de nuestras imprescindibles.
Ponzos es punto de partida ideal para comenzar una ruta de senderismo, la Ruta Ártabra –también puede empezarse en Santa Comba–, que llega hasta la playa de Campelo (Valdoviño), y para practicar surf. Los más avezados destacan la calidad y fuerza de sus olas.
El cabo de Punta de Frouxeira, en el Espacio Natural de la Laguna y el Arenal de Valdoviño, alberga uno de los faros más recientes de Galicia: construido en 1992, empezó a guiar a los barcos por esta costa escarpada en 1994. Pintado en tonos azules y blancos, su simbiosis con el mar bravo de la zona y la espuma de las olas que rompen con los acantilados deja una estampa perfecta.
Justo debajo, persisten las ruinas de una antigua batería militar y por un lateral puede accederse a sus túneles, que datan de principios del siglo XX. Pese a las décadas de abandono, todavía se pueden recorrer y permiten llegar a terrazas con espectaculares vistas de los acantilados y el Atlántico.
Al pie de Punta Frouxeira también están las conocidas como calas de Meirás, entre las que se encuentra la playa de Os Botes, de pequeño tamaño y en la que desemboca un pequeño riachuelo. Más resguardada de los vientos y la bravura del Atlántico que la mayoría de los grandes arenales de la zona, cuando sube la marea, una pequeña zona queda aislada y se convierte en una especie de mini piscina natural.
Conocida como Valdoviño o A Frouxeira, es la playa más larga de Ferrolterra y la tercera más grande de Galicia, con tres kilómetros de largo. Es la más turística de todas, cuenta con varios campings, proximidad a todo tipo de servicios y varios chiringuitos a pie de playa. Pese a la cantidad de bañistas –sobre todo público familiar– y surfistas, su longitud permite moverse con soltura y no chocar con la toalla del vecino. Además, toda la vida se concentra en su lado derecho, quedando el izquierdo como un entorno prácticamente natural.
Está ubicada en un complejo dunar con flora y fauna variadas y únicas, conocido como la Laguna de la Frouxeira y declarado zona de especial protección para las aves (ZEPA) y humedal de importancia internacional desde 1993. Las dunas separan la playa de una laguna de 1,6 kilómetros de largo y 500 metros de ancho y especial valor ornitológico.
Un paseo por una de las orillas de la Laguna y una pasarela de madera que recorre la playa casi en su totalidad hacen que sea más accesible y foco de atracción de visitantes también en invierno, para quienes buscan deleitarse con la belleza del mar embravecido con total seguridad. Otro de los templos del surf. Desde la experiencia de 24 años practicando surf, 20 de ellos entrenando, Occy, destaca que en Valdoviño se pueden encontrar distintos tipos de mar; y en otoño e invierno su parte izquierda es una de las mejores para los principiantes.
La meca del surf por excelencia es conocida a nivel internacional por albergar una de las pruebas puntuables para el campeonato del mundo de la World Surf League, que cada año marca el final del verano, pero en 2021 se adelantó a junio y julio. Durante todo el año es visita obligada para los amantes de este deporte acuático por ser la playa que más mar recibe de toda la costa. Pantín nunca falla, siempre hay olas, pues por poco mar que haya, siempre habrá una ola que cabalgar.
Haciendo honor al nombre con el que la bautizó Vicente Irisarri, figura clave del surf patrio, "la factoría de olas", el mar siempre da espectáculo en Pantín. Como complemento, la arena dorada y fina anima al relax y la desconexión. Además, cuenta con amplio aparcamiento en el que recientemente se ha instalado un bar que la hace, si cabe, más atractiva.
Rodeada de playas que destacan por su longitud, apenas llega al kilómetro de largo –escasos 950 metros–. Ser más corta no le resta belleza ni majestuosidad y compensa la falta de metros con la proximidad de la cala de Porto Carrizo, accesible a pie en bajamar y apta para el nudismo. A poca distancia nos encontramos con varios arenales paradisíacos, destacando Baleo y, ya en el límite con el municipio de Cedeira, Vilarrube, más íntimas y con menor afluencia.