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Tesoros medievales que resisten al paso del tiempo; castillos y fortalezas que protegen el curso de ríos como el Tajo o el Guadiana, y parajes naturales pintados por llanuras que contrastan con lagunas, humedales y bosques mediterráneos que se reparten por la serranía. Sus pequeñas localidades son la mejor prueba de que Castilla-La Mancha no es sólo un territorio de paso. Estos son diez pueblos imprescindibles para (re) descubrir Castilla-La Mancha.
La princesa de Éboli solo podía asomarse a esta plaza durante una hora al día desde su balcón en el Palacio Ducal (siglo XVI), donde permanecía confinada por orden de Felipe II. Esa plaza a la que se asomaba recibe hoy el nombre de la Hora y es uno de los lugares más emblemáticos de Pastrana, nuestra primera parada en territorio manchego. Estamos en la comarca de la Alcarria, en la localidad que Camilo José Cela describió como “una gran ciudad dormida”. Así lo hizo en su famoso libro Viaje a la Alcarria.
Ni es una gran ciudad, más bien un coqueto pueblo medieval, ni está dormida, a no ser que el viajero se pase por aquí un día entre semana de invierno. Lo descubrimos indagando por sus calles empedradas que conducen a lugares tan emblemáticos como la fuente de los Cuatro Caños, la iglesia de la Colegiata de la Asunción, que alberga el Museo de los Tapices, los conventos de Santa Teresa de Jesús y de San Juan de la Cruz, los arcos, la sinagoga judía o la casa de la Inquisición.
Es innegable que cualquier viaje por las Castillas tendrá sabor medieval. Nuestra siguiente parada nos lleva a Sigüenza. Más allá de La Mancha, este pueblo manchego es considerado uno de los más bonitos de España, que guarda en su casco histórico un conjunto monumental con elementos arquitectónicos que van desde el románico hasta el neoclasicismo. El majestuoso castillo, que data del siglo XII, domina esta localidad de la provincia de Guadalajara y hace de faro para el viajero que llega por carretera. ¿Dónde dormir? Esta fortaleza ha sido reconvertida en Parador Nacional de Turismo para sumergirse de lleno en el medievo y seguir este periplo histórico por el entramado urbano de Travesañas.
Callejeamos por este laberinto para encontrar localizaciones como la catedral de Santa María de Sigüenza, de estilo gótico, la Plaza Mayor, donde se celebran pintorescos mercadillos medievales, la Casa del Doncel o el barrio ilustrado de San Roque. ¿Para comer? Estamos en uno de los santuarios del cordero, aderezado por las hierbas aromáticas como seña de identidad de una gastronomía tradicional de Guadalajara, que alcanza aquí una dimensión aparte en restaurantes como ‘El Doncel’ (2 Soles Guía Repsol) y ‘El Molino de Alcuneza’ (1 Sol Guía Repsol).
El Puente Romano invita al visitante a entrar en esta villa, cuyo casco viejo ha sido declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1982. Alcalá del Júcar, en la provincia de Albacete, es uno de esos pueblos con encanto que gusta a primera vista, con sus calles estrechas y casas encaladas repartidas por la ladera, donde también se esconden cuevas como la del Diablo. El recorrido por el pueblo es siempre en ascenso hasta llegar a la cima de esta localidad, coronada por el castillo de origen árabe del siglo XII.
Desde la azotea de su torre se disfruta de unas vistas privilegiadas del lugar, regado por las aguas del Júcar, donde sobresalen monumentos como la iglesia de San Andrés, la Plaza de Toros o la Ermita de San Lorenzo. En 1986, el pueblo fue galardonado por su iluminación artística, sólo por detrás de la Torre Eiffel y la Gran Mezquita de Estambul. Un motivo más para esperar el atardecer aquí y lo que venga después.
Llegamos a la Ciudad del Teatro. Así ha sido nombrada Almagro por conservar y venerar su Corral de Comedias. El recinto ha sido declarado Monumento Nacional y es uno de los mayores reclamos turísticos de toda Castilla-La Mancha. Hablamos del teatro mejor conservado del Siglo de Oro español, utilizado para espectáculos de este arte durante los siglos XVI y XVII. Fue redescubierto en 1954 y hoy se conserva tal cual se inauguró para albergar el Festival de Teatro Clásico de Almagro.
Más allá de la escena, descubrimos esta localidad de 10.000 habitantes, donde reluce el conjunto arquitectónico que rodea su magnífica Plaza Mayor, que guarda su teatro, en un paseo por el Barroco y por puntos clave como la Antigua Universidad y Convento de Nuestra Señora del Rosario, el Palacio de Medrano, el Convento de Santa Catalina (Parador de Turismo) o el de la Encarnación y las iglesias de San Blas, de Madre de Dios o de San Bartolomé.
Sin salir de la provincia de Cuenca, nos acercamos hasta Alarcón. Esta localidad está situada, también, a orillas del río Júcar y llama la atención del viajero nada más llegar por su complejo sistema defensivo, que domina la llanura. En él destaca su castillo, las murallas y las diferentes torres que rematan el cerro, que se yergue sobre los meandros del Júcar.
Atravesamos su fotogénico arco de entrada para curiosear por las calles adoquinadas hasta descubrir sus cuatro iglesias y la plaza del Infante Don Juan Manuel. Su castillo, levantado en el siglo XVI, se ha convertido en Parador Nacional y su vista panorámica en una de las más populares de la zona para contemplar la presa del Hechicero y la puesta de sol.
Otro de los pueblos más bonitos de Castilla - La Mancha que nunca fallan en las listas de “más bonitos de España”. Si al lector le preocupaba no encontrar uno de los escenarios más típicos de La Mancha, ahora entra en escena Consuegra. Los trece molinos de viento sobre la llanura dorada son uno de los máximos exponentes turísticos de este territorio.
Estas construcciones nos trasladan a las páginas de Cervantes y las aventuras del famoso hidalgo contra los gigantes. Aún conservan la misma maquinaria del siglo XV, pero algunos de ellos han sido reacondicionados para albergar museos y centros de interpretación. Han hecho de Consuegra una de las paradas obligadas en la ruta del Quijote. Además de los molinos sobre el cerro Calderico, en este pueblo tampoco podía faltar su castillo medieval de rigor para maravillar al visitante.
Al norte de la provincia de Guadalajara aparece esta villa, en su tiempo, considerada una de las plazas más importantes de la corona de Castilla. Atienza es otro reducto medieval de bandera, donde destacan puntos como la Plaza del Trigo, la iglesia de San Juan o de Santa María del Rey, el museo de la Santísima Trinidad y su sistema defensivo, dominado por su fortaleza, construida entre el siglo XI y el XII. En la actualidad se encuentra en ruinas y se muestra como un eco del pasado cuyo origen fue musulmán y su esplendor, cristiano. Atienza aparece como pieza clave en el Poema del Mío Cid y como escala en la ruta de la Lana del Camino de Santiago. A pesar de sus pequeñas dimensiones, esta localidad de 398 habitantes cuenta con un área de autocaravanas y punto de carga eléctrica para vehículos.
Bosques frondosos, desfiladeros y montañas de la Sierra del Segura dibujan el marco natural de este pueblo que no parece de La Mancha. Ayna llama la atención del viajero por su exuberante escenario, donde irrumpe la impresionante garganta tallada por el río Mundo sobre la que está construida esta localidad de la provincia de Albacete. Muchos la han bautizado como la Suiza manchega y su mejor foto se toma desde el Mirador del Diablo.
Su pintoresco casco histórico se ha convertido, a su vez, en lugar de peregrinaje para los amantes del cine, ya que en sus calles se rodó la célebre película de José Luis Cuerda Amanece que no es poco. En los alrededores se encuentra la Cueva del Niño, donde se conservan diversas representaciones de animales del Paleolítico que datan del 16.000 a.C.
Por fin descubrimos el principal exponente de los llamados Pueblos Negros. Entramos en plena sierra de Ayllón, en la provincia de Guadalajara y en una de las zonas más desconocidas de España. Nuestro destino, Valverde de los Arroyos. La pizarra negra es la base de la construcción de este reducto rural de apenas 88 habitantes que aparece entre los valles y bosques que se extienden bajo el Pico Ocejón. Es este uno de los techos de la comunidad y su entorno, un paraíso para amantes de las rutas en la naturaleza. La más popular conduce hasta las chorreras de Despeñalagua o una cascada con una caída de más de cien metros de altura. No todo iban a ser castillos y molinos.
El Cerro de la Paz está vertebrado por calles retorcidas en cuesta y excavado por casas cueva. Sobre él se presenta otro de los escenarios más buscados de La Mancha. Hablamos de los molinos de viento que permiten al pueblo de Campo de Criptana competir con el de Consuegra. Hoy se conservan 10 de los 34 que se llegaron a ver por esta localidad de la provincia de Ciudad Real. Su cuidada arquitectura es una espléndida muestra de que las típicas construcciones manchegas con casitas de teja árabe pintadas de blanco y añil nunca pasarán de moda. Además de los molinos, es famoso por ser la localidad que vio nacer a Sara Montiel.
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