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Miravet, in Tarragona Catalonia Spain. .

Pueblos bonitos de Cataluña

Cataluña en 17 pueblos súper apetecibles

19/11/2024 –

Actualizado: 27/07/2022

Es complicado hacer una selección de pueblos bonitos en Cataluña. Aun así, los 17 que hemos elegido son una pequeña muestra de los diferentes paisajes y arquitecturas, tanto modernas como antiguas, que se pueden encontrar si recorres este territorio del noreste de España.
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Descubre los pueblos más bonitos de Cataluña:

1. Cadaqués (Girona)

Si se piensa en la Costa Brava, uno de los lugares idílicos que nos vienen a la mente es Cadaqués. Está situado en la comarca del Alto Ampurdán y tiene 2.820 habitantes. Es un antiguo pueblo pescador rodeado de murallas que durante el siglo XX se convirtió el hogar de Salvador Dalí y su musa, Gala, y también en el destino preferido de artistas y escritores como Pablo Picasso, Antonio Miró, Federico García Lorca o Luis Buñuel. Por eso al recorrer las calles de esta localidad se respira arte y puedes visitar edificios como la Casa-Museo Salvador Dalí, situado en la bahía de Portlligat, al lado del puerto.

Cadaqués: casas blanca y cala

Cadaqués destaca como la perla de la Costa Brava. Foto: Alfredo Cáliz

Pero centrándonos en el casco histórico, al que se accede a través de Es Portal, uno de los arcos de entrada de la muralla -de la cual actualmente solo queda la torre de vigilancia, Es Baluard, en la que ahora se ubica el ayuntamiento-. Durante el recorrido se disfruta de las bonitas casas blancas revestidas del rastell (piedras extraídas del mar y colocadas en forma de espiga) con puertas y ventanas azules en la fachada, y las siempre bellas buganvillas y otras enredaderas que acentúan el encanto de la villa. Entre las calles más bonitas están Es Call, estrecha y con un arco; Santa María, una calle curva con casas adornadas; y Silvi Rahola, en la que las tapas de los servicios públicos están pintadas como si fueran cuadros por los propios vecinos.

Cadaqués: buganvillas por sus calles

Las calles encaladas hacen que cada flor de la buganvilla brille con luz propia. Foto: Alfredo Cáliz

De visita obligada es la iglesia de Santa María, de estilo gótico tardío. Está situada en lo alto del pueblo, razón por la que se convierte en el mejor mirador desde el que gozar de las bonitas vistas de la villa. Más hacia la costa, en la zona del paseo marítimo, se pueden ver casas de estilo modernista, propiedad de los indianos. Y si por algo destaca esta zona de Girona es por sus playas y calas, las que puedes encontrar en el mismo Cadaqués o, a tan solo 15 minutos en coche, en el Parque Natural del Cap de Creus, el punto más oriental de la península.

2. Camprodón (Girona)

Sin salir de la provincia de Girona, en el Pirineo de la comarca del Ripollés, está Camprodón, una localidad de 2.435 habitantes que en su día fue un punto estratégico importante por albergar el Monasterio Benedictino de San Pedro (siglo XII), uno de sus lugares de interés turístico actual. Ha sido un pueblo muy atacado por los franceses a lo largo de la historia. El otro punto más destacado de Camprodón es el Puente Nuevo, construido sobre el río Ter, igualmente en el siglo XII, y que formaba parte del camino que llevaba hasta La Cerdanya.

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El puente sobre el Ter facilitaba el camino hasta Cerdanya. Foto: Flaminia Pelazzi

En este pueblo de montaña también puedes visitar la iglesia de Santa María, que tiene una mezcla de estilos gótico, románico y barroco, y en la que se conserva la arqueta de Sant Patllari; o la antigua fábrica de galletas Birba, uno de los símbolos del pueblo, situada en el centro de la villa. La actual fábrica la puedes encontrar en las afueras. Y de la misma manera que no puedes irte de Camprodón sin comprar una caja de galletas Birba, tampoco debes olvidarte de visitar el Museo de Isaac Albéniz, el famoso compositor y pianista español nacido en esta población en 1860. Hay varios paseos con casas señoriales, ya que la burguesía catalana estableció su base de vacaciones en esta población del Pirineo, y no pasan desapercibidas las fuentes, que encontrarás a lo largo del municipio.

3. Tossa de Mar (Girona)

Volviendo a la costa, en la comarca de La Selva, está Tossa de Mar, un municipio que cuenta con 5.930 habitantes. Lo más destacado de esta localidad de la Costa Brava es el castillo, construido en el siglo XII, del que solo quedan sus murallas y algunos torreones. Si vas subiendo por el Passeig de la Vila Vella, gozarás de unas impresionantes vistas al pueblo y a la playa Grande. De hecho, Vila Vella es el nombre que recibe el casco histórico medieval que está rodeado por las murallas y que sobresale al mar, el Cap de Tossa. Vila Vella gusta por sus casas de piedra, adornadas con plantas y flores, y por sus calles empinadas y estrechas con pavimento hecho de guijarros.

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En esta zona debes visitar la iglesia de Sant Vicenç, de estilo gótico y construida en el siglo XV. De ella solo se conserva una parte de la cubierta, la que corresponde al ábside y a la sacristía. Cerca hay una estatua de Ava Gardner (hecha en 1998), quien estuvo filmando la película Pandora y el holandés errante en 1950. Si subes hasta lo más alto de la muralla llegas al faro de Tossa, que se construyó sobre las ruinas del castillo en 1917. Perderse por las calles pintorescas de la zona antigua será toda una experiencia, aunque si queréis un poco de ayuda, en la plaza del Pintor Vilallonga hay un mapa en el que están marcadas las casas históricas del pueblo. No te olvides de visitar la Villa romana dels Ametllers.

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Los fondos marinos de Tossa de Mar son uno de sus grandes reclamos. Foto: SuperDive

La playa más bonita de Tossa de Mar es la cala Es Codolar. Tiene solo 80 metros de arena, está envuelta de acantilados y goza de un rico fondo marino, ideal para los amantes del esnórquel. La más popular y concurrida es la playa Grande, de 400 metros de longitud. Queda al norte de la población y, a continuación, encontramos la playa Mar Menuda, más pequeña y tranquila. En los alrededores de Tossa hay multitud de calas, a las que se llega andando o en coche, en las que disfrutar de un día de playa.

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Las aguas cristalinas son una constante en sus playas. Foto: Shutterstock.

4. Besalú (Girona)

Más al norte, en el interior, en la comarca de La Garrotxa (Girona), está Besalú, un bonito pueblo medieval de 2.502 habitantes. Está situado a orillas del río Fluvià y precisamente el puente que lo cruza es uno de los puntos turísticos más destacados del municipio: el Puente de Besalú. Fue construido en el siglo XI con el objetivo de atravesar el río y, desde entonces, ha sufrido muchas reconstrucciones y restauraciones, pero sigue siendo una de las entradas a uno de los cascos antiguos más espectaculares del mundo. Tiene siete arcos sustentados por grandes pilares que puedes ver con más detalle si bajas y das un paseo por la orilla del río. Al pasar el puente llegas a otro de los lugares más destacados del pueblo, el barrio judío, con calles empredradas, casas de piedras…

Las calles del pueblo han sido escenario de 'Werstworld', 'Juego de Tronos' y 'El Perfume'.

Pasear por estas calles resulta hipnótico. Foto: Alfredo Cáliz

Las zonas más destacadas de la judería son la calle Pont Vell, la calle Rocafort y las escaleras de la Baixada de la Mikweh, que te llevan hasta la antigua sinagoga y la Mikvé, el lugar en el que se realizaba el ritual de baño de los judíos. Otro de los puntos de interés de Besalú es el Monasterio de Sant Pere, que puedes ver en la plaza Prat de Sant Pere. Fue construido en el siglo X y está muy bien conservado, con una girola con cuatro columnas con capiteles decorados. En la misma plaza hay otras construcciones románicas que están muy bien conservadas: la Casa Llaudes y la Casa Cornellà.

Besalú está envuelto por naturaleza.

Los vestigios medievales pueblan la localidad. Foto: Alfredo Cáliz

5. Castellfollit de la Roca (Girona)

A tan solo 15 minutos de Besalú se encuentra Castellfollit de la Roca, un pueblo que está construido sobre un kilómetro de acantilado -de más de 50 metros de altura- que se formó por una colada de lava y la erosión de las aguas de los ríos Fluvià y Toronell hace más de 200.000 años. Por todo esto, antes de entrar en el pueblo, es recomendable verlo desde lejos. De hecho, puedes bajar hasta los ríos y allí tendrás unas vistas privilegiadas de la Cinglera de Castellfollit, como también se le llama al lugar, y podrás cruzar los puentes. Una vez hechas las fotos de rigor, puedes dirigirte al casco antiguo en el que callejear por sus calles empedradas. Muchas de las casas del pueblo están construidas con piedras volcánicas extraídas de las canteras cercanas.

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Y, entre tanta historia, se erige la Torre del Reloj, construida en 1925 con una fuente en la parte inferior, la imagen de San Roque, el escudo de armas de la población y un reloj en la parte superior. El siguiente edificio que deberías visitar es la iglesia Vieja de Sant Salvador, que data del siglo XII, pero ha sufrido varias reconstrucciones. Se puede subir a la torre, desde la que tienes unas bonitas vistas del pueblo. También está la iglesia Nueva de Sant Salvador que, como su nombre indica, es de reciente construcción. Y al final del pueblo está el Mirador Josep Pla, desde el que se puede disfrutar de unas vistas espectaculares.

6. Peratallada (Girona)

Cerca de Begur -que bien podría estar en esta lista también-, en el municipio de Forallac (comarca del Bajo Ampurdán), está Peratallada, un pequeño pueblo de apenas 420 habitantes que conserva perfectamente la historia medieval por sus calles llenas de encanto. Es una localidad pequeña y, al llegar, te encuentras con parkings en los que dejar el coche, ya que Peratallada se puede visitar a pie en poco tiempo. Lo primero que harás es cruzar el Portal de la Virgen, el arco de la muralla mejor conservado y, a partir de ese momento, podrás callejear por esta bonita villa medieval con casas y calles hechas con piedras y mucha vegetación decorando la bonita estampa. ¡No vas a dejar de hacer fotografías!

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Entre los lugares más destacados de Peratallada está la plaza de Les Voltes, en la que hay unos arcos de piedra a modo de porticones para acceder. Esa es la zona con más vida de la población y en la que puedes encontrar bares y restaurantes. Otro punto de interés turístico es la Iglesia románica de Sant Esteve, construida a finales del siglo XII. Para ir hasta uno de los sitios más fotogénicos del pueblo, sigue la calle de la Roca y llega al cruce con la calle Hospital, donde hay un bonito arco y una casa cubierta de enredadera. Al final de la calle de la Roca está la plaza dels Esquiladors, desde donde podrás ver la Torre del Homenaje, una de las partes que mejor se conservan del castillo de Peratallada, que está construido sobre una roca y del que se tiene constancia desde el año 1065. No te vayas sin pasar por la calle Mayor.

7. Tivissa (Tarragona)

Este pueblo está situado en la comarca de Ribera d’Ebre, provincia de Tarragona, y actualmente cuenta con 1.639 habitantes. Suele estar en las listas de los pueblos más bonitos de Cataluña por varias razones, ya que no solo dispone de varios puntos de interés dentro del municipio, sino que también a su alrededor hay joyas artísticas que visitar y que fueron reconocidas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998, como el poblado ibérico del Castellet de Banyoles -declarado Monumento Histórico artístico en 1978- y pinturas rupestres en varias cuevas de la zona: Cueva del Pi, Cueva del Ramat, Cueva del Cingle y Cueva del Taller.

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Al realizar un recorrido por el pueblo hay varios lugares que no deberías olvidarte. Empieza por la iglesia de Sant Jaume, en la que verás varios estilos arquitectónicos. Está formada por tres zonas: la Iglesia Antigua (siglos XIII-XVIII), la Capilla del Rosario (siglo XVIII) y la Iglesia Nueva (siglo XIX). La más rica, arquitectónicamente hablando, es la primera, ya que contiene rasgos del gótico y del renacimiento, sobre todo. Otro punto imprescindible de la ruta por Tivissa es el mirador de la plaza Baranova, la que está justo delante de la Iglesia de Sant Jaume y que era el antiguo cementerio parroquial.

En el pueblo encontramos varias casas antiguas, como el ayuntamiento y el antiguo hospital; y Ca l’Eloi -con un arco de medio punto y un escudo del año 1470-, Cal Rei y Ca l’Hostal, de 1587 y también con una puerta con un arco de medio punto. También es interesante ver las puertas de entrada a la ciudad, sobre todo el Portal d’Avall, construido en 1365. A dos kilómetros de Tivissa está la Ermita de Sant Blai, del siglo XIX y construida sobre otra más antigua. Si te gustan las exposiciones, en el mismo pueblo está el Espacio Ilercavonia, donde encontrarás más información sobre el patrimonio histórico y cultural íbero.

8. Las Casas de Alcanar (Tarragona)

Las Casas de Alcanar no es un pueblo como tal, es un barrio de unos 1.500 habitantes situado a cuatro kilómetros del núcleo urbano de la población de Alcanar, en la comarca del Montsià (Tarragona). Su encanto está en que es un bonito pueblo de pescadores rodeado de montañas y playas. De hecho, a su alrededor hay unos 12 kilómetros de playas muy bien consideradas, algunas de ellas cuentan con el Diploma de Calidad de la Generalitat de Catalunya y la Bandera Azul Europea. Lo que más te va a gustar es pasear por sus calles, en las que verás detalles de esa aldea de pescadores, y llegar hasta el puerto y las playas, entre las que destaca la playa del Marjal.

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Un sitio de interés del pueblo es la iglesia parroquial, construida en el año 1862 en honor al patrón de los pescadores, San Pedro Pescador. A unos 15 minutos en coche encontramos el poblado ibérico de la Moleta del Remei, uno de los más importantes de la zona, con restos que visitar y unas bonitas vistas a la comarca del Montsià. Antes de irte de Las Casas de Alcanar, no te olvides de ir a algún restaurante y pedirte un buen arroz del Delta del Ebro.

9. Prades (Tarragona)

Con apenas 600 habitantes, Prades es un pueblo de interior, a 1.000 metros sobre el nivel del mar, en la comarca del Baix Camp (Tarragona). Es uno de los puntos más fríos de Cataluña, con temperaturas bajo cero y nevadas en invierno, mientras que en verano hace calor durante el día y refresca de noche. Se caracteriza por el tono rojizo de la tierra y de las piedras empleadas para la construcción de algunos de sus edificios. Nada más llegar al pueblo te encuentras con el primer monumento al que prestarle atención: la Cruz de Término, que data del siglo XIII; y justo detrás, el Portal de la Plaza, una construcción en forma de arco que pertenecía a la antigua muralla y que es la entrada al casco antiguo.

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Una vez dentro, llega hasta a la Plaza Major, el centro neurálgico de la población, que se caracteriza por sus pórticos y en la que está la Iglesia de Santa María, uno de los edificios más importantes, que data del siglo XII y mezcla estilos arquitectónicos como el gótico, el renacentista y hasta algún detalle románico o barroco. En este mismo enclave está la Font de Prades, de estilo renacentista (siglos XV y XVI). Tiene forma de globo terráqueo y cuenta con cuatro surtidores de bronce, uno por cada punto cardinal.

Otro de los encantos de este pequeño pueblo tarraconense es callejear. Muchos de sus edificios son de piedra y puedes encontrarte con accesos de la antigua muralla, puertas bonitas con flores… Hasta podrás ver las ruinas del antiguo Castillo de Prades, de origen islámico y que ahora se está rehabilitando. Otros sitios de interés en los alrededores del pueblo son la Ermita de l’Albellera (a dos kilómetros), la Roca Foradada y el Tossal de la Baltasana -el pico más alto de las montañas de Prades-; todas ellas son excursiones que puedes realizar con niños. ¡Ah! Y los amantes de la astronomía no pueden perderse el Parque Astronómico Montañas de Prades.

10. Horta de Sant Joan (Tarragona)

Este pueblo de 1.138 habitantes está ubicado dentro del Parque Natural dels Ports, en la comarca de Terra Alta (Tarragona). Su casco viejo fue declarado Conjunto Histórico Artístico en 1997 y es obligatorio visitarlo; lo podrás hacer a pie sin problemas. El pintor Pablo Picasso quedó prendado del municipio por su riqueza renacentista y fue inspiración de cuadros como La balsa de Horta, Casas en la colina, El pantano y La fábrica de Horta de Ebro. Por eso otra de las paradas imprescindibles en esta localidad es el Centro Picasso.

Monasterio templario Sant Salvador, en Horta de Sant Joan, Tarragona. Foto: Flaminia Pelazzi

El convento de San Salvador que inspiró a Picasso. Foto: Flaminia Pelazzi

En el recorrido por Horta de Sant Joan debes visitar la iglesia de San Juan Bautista, de estilo gótico y construida en el siglo XII; el ayuntamiento, un edificio renacentista del siglo XIV, y la casa de la Comanda, un antiguo palacio, también de estilo renacentista, que data del siglo XVI. Cerca de la iglesia está el balcón desde el que se ven los campos de Horta y, al fondo, está el Convento de San Salvador, en la montaña de Santa Bárbara. Desde este mirador, Picasso pintó el cuadro Procesión al Convento. Dicho convento se encuentra a dos kilómetros del pueblo, fue construido en 1543 y durante 400 años fue habitado por monjes franciscanos. ¡No te olvides de ir a ver Lo Parot! Un olivo de ocho metros de altura que tiene más de 2.000 años.

11. Miravet (Tarragona)

A una hora de Tarragona está Miravet, en la comarca de Ribera de Ebro. Muchos dicen que este pueblo de 685 habitantes es el más bonito de la provincia, y hay muchos detalles que podrían confirmar esta afirmación, empezando por su situación, ya que está en un meandro del río Ebro. Si quieres ver el pueblo en todo su esplendor, se puede hacer desde el embarcadero. Hecha esta primera foto, la siguiente parada es el casco antiguo, a unos cinco minutos andando, que se caracteriza por sus calles empedradas, típicas de la época medieval. Algunos de los edificios más destacados son el Molino Viejo, el Palacio del Comendador o el Portal del Motxi.

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La panorámica de Miravet hace enteder que para muchos este sea el pueblo más bonito de la comunidad. Foto: Flaminia Pelazzi

Imprescindible visitar en este recorrido histórico el Castillo de Miravet. Está muy bien conservado, siendo uno de los castillos románicos más importantes de España y un buen ejemplo de la arquitectura de la orden de Los Templarios. Su buen estado permite ver las caballerizas, el granero, la bodega, la cocina y el almacén. Puedes llegar hasta el castillo andando unos 15 minutos o puedes acceder con el coche. Otros lugares de interés son la iglesia Vieja, construida en el siglo XVI, o el Mirador de la Sanaqueta, desde donde hay unas magníficas vistas al río. Y si quieres vivir la experiencia completa en Miravet, no te olvides de cruzar el río con el coche en unas embarcaciones tradicionales llamadas laúdes.

12. Mura (Barcelona)

Si te gusta lo medieval, Mura, un pequeño pueblo de 231 habitantes situado en el Bages (Barcelona), es el lugar ideal para pasear y respirar esa época histórica. Pasear por su casco antiguo es como volver a esos tiempos, con casas antiguas, pequeñas plazas… No debes perderte la Iglesia de Sant Martí, de estilo románico y con tres naves, una de ellas data del siglo XI y otra en el XII. La tercera es posterior, de 1697. Eso hace que convivan varios estilos arquitectónicos. También de estilo románico es la ermita de Sant Antoni, situada a 200 metros del pequeño municipio.

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Muy cerca del centro del pueblo está la Font de l’Era, uno de los lugares más visitados de Mura. Pero no es la única fuente que puedes ver en este pueblecito de la provincia de Barcelona. Si sigues la riera de Nespres, de camino a otro de los sitios imprescindibles, encontramos dos más, la Font del Rector y la Font de l’Escolà. Y ya llegamos a la Garganta del Padre, donde se puede disfrutar de los saltos de agua. Está a poco más de diez minutos andando del pueblo y, si vas con cuidado -las rocas resbalan-, puedes darte un chapuzón, aunque depende de la época del año puede que la encuentres seca.

Esta zona destaca por su riqueza natural, ya que está en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt y el Obac y no solo se puede disfrutar de los saltos de agua, sino que también hay cuevas en las que adentrarse y hacer excursiones. Y si quieres pasar alguna noche en este bonito pueblo catalán, lo puedes hacer en la masía ‘Puig de la Balma’, construida en el siglo XII sobre una roca. Este espacio es ahora un restaurante, dispone de cinco habitaciones dobles para hospedarse y tiene también un pequeño museo en el que se muestran utensilios de trabajo de la masía.

13. Sitges (Barcelona)

Es uno de los pueblos más conocidos de esta lista, ya que acoge cada año el Festival Internacional de Cine Fantástico y destaca por su carnaval. Con casi 30.000 habitantes, este municipio de El Garraf (Barcelona) es un antiguo pueblo de pescadores que cuenta con un casco antiguo en el que destaca, sin duda, la Parroquia de Sant Bartomeu i Santa Tecla, una iglesia de estilo barroco construida en el siglo XVII. Está ubicada en una pequeña colina junto al mar y desde ella se visualiza el Paseo Marítimo. Desde la iglesia también tienes la opción de callejear un poco y pasar por las calles d’en Bosc, de Sant Joan y de la Davallada. En ellas verás restos de la muralla medieval y casas que pertenecían a pescadores.

Sitges disfruta de 20 kilómetros de costa y 26 playas. Foto: Shutterstock.

Este antiguo pueblo pescador se ha convertido en una referencia turística. Foto: Shutterstock

Sitges también se caracteriza por la mezcla de estilos que puedes encontrar en sus edificaciones. Por ejemplo, en la plaza del ayuntamiento, el consistorio es de estilo gótico y el Museo Bacardí -Facundo Bacardí, un indiano que hizo mucho negocio en Cuba nació en Sitges-, que ocupa el edificio del Mercat Vell, es modernista. Otro edificio con toques modernistas es la casa de Bartomeu Carbonell, en el número 2 de la Plaza del Cap de la Vila. Muy cerca está el Patio Azul que inspiró una de las pinturas de Santiago Rusiñol, reconocido artista modernista catalán. Hay calles míticas que debes visitar, como la del Primero de Mayo o calle del Pecado, la calle Barcelona y la de Sant Pere, con la que llegas al Paseo Marítimo, que se extiende a lo largo de dos kilómetros y medio. Si paseas por él, verás fachadas de edificios modernistas y podrás disfrutar de la playa.

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Las coloreadas fachadas dan aún más luz a un lugar de por sí mágico. Foto: Shutterstock

La localidad catalana tiene cuatro kilómetros de playas y, entre las más destacadas están la de Sant Sebastià, la de la Ribera, la de la Barra y la d’Aiguadolç. Una buena opción para aquellos a los que les guste el nudismo es ir a la playa Balmins, compuesta por tres calas. Y si, además, quieres satisfacer tu vena más cultural, no te olvides de pasar por el Museo del Cau Ferrat. Es una muestra biográfica de Rusiñol, en la que encontrarás obras de hierro forjado, cerámica, pintura, vidrio… y hasta hay algunos cuadros de Picasso y El Greco.

14. Rupit i Pruït (Barcelona)

Son dos pueblecitos en un único municipio que se ubican en la comarca de La Garrotxa, en la provincia de Barcelona. Entre los dos suman 296 habitantes. El más grande es Rupit y, para acceder hasta el casco antiguo, uno de los lugares que debes visitar, se tiene que cruzar el puente colgante que atraviesa la riera y hacer caso de las señalizaciones (no más de diez personas a la vez). Una vez lo has pasado, llegas a la zona medieval, con calles y edificios de piedra con grandes portales, escudos, balcones de madera… Muchas de estas casas fueron construidas entre los siglos XVI y XVIII, como se puede ver en las fachadas. Pasearás entre calles, plazas -no te olvides de la Mayor y la de Cavallers-, pero la que más encanto tiene es la calle Fossar, con pendiente y escaleras de piedra. Y un edificio que no puedes dejar de visitar es la iglesia de Sant Miquel de Rupit.

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El otro atractivo de este municipio barcelonés son sus rutas de senderismo. La más conocida es la del Salt de Sallent, que suele estar muy concurrida. Si la sigues, se llega hasta el salto de agua más alto de toda Cataluña, con 100 metros de altura si se suman todos sus tramos. Se tarda unos 45 minutos andando desde Rupit y no tiene mucha dificultad. Otras rutas que puedes hacer -y en las que no encontrarás tanta gente- son a la ermita de Santa Magdalena, en la que hay un mirador con bonitas vistas a Rupit. Una buena opción es también la de la iglesia de Sant Joan de Fàbregues, un edificio románico restaurado en 1978. Y la ruta que va al mirador del Soler, la de las fuentes y la que lleva al Santuario de la Salud.

Pruït es mucho más pequeño, de hecho, ahí solo tienes para visitar una plaza y la Iglesia de Sant Andreu, de estilo románico y construida en el siglo XII. A las afueras del pueblecito, en la carretera que va a Tavertet, está la ermita románica de Sant Llorenç Dosmunts.

15. Aramunt Vell (Lleida)

Aramunt Vell es un pueblo deshabitado situado en la comarca del Pallars Jussà. Su encanto fue, precisamente, lo que acabó por despoblar la villa. Y es que sus calles estrechas, con edificios de piedra en una pequeña montaña, suponían una incomodidad que perjudicaba la entrada de grandes maquinarias y carros. Un hermetismo que no ayudó para nada a los vecinos, que se fueron definitivamente del pueblo en los años 70. Antes de acabar vacío, el municipio contaba con menos de 100 casas, dos tabernas, llegó a tener hasta tres ermitas, un castillo -que estaba rodeado por las casas- y dos molinos: uno de aceite y otro de harina.

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Si se visita actualmente Aramunt Vell, se puede hacer un recorrido por las ruinas de algunas construcciones, en las que aún se aprecian obras de arte del pasado, por ejemplo, Sant Fructuós de Aramunt, la antigua iglesia parroquial románica de la villa de Aramunt, en la que hay restos de este estilo arquitectónico. Además de esta iglesia, también encontramos la románica de Sant Antoni y la de Sant Joan, a la que popularmente se le llama de Sant Joanet. Aunque se ha intentado reconstruir el poblado, por el momento no ha habido éxito.

16. Taüll (Lleida)

Esta pequeña población de 278 habitantes está situada en el Valle de Boí, en la comarca de Alta Ribagorza (Lleida), y destaca por sus casas típicas del Pirineo catalán, con techos inclinados con pizarra y edificios de piedra. Nada más llegar al pueblo, encontramos uno de los dos edificios que son Patrimonio de la Humanidad, la iglesia Sant Climent de Taüll, una de las más bonitas de estilo románico de España, que data del siglo XII y tiene un imponente campanario de cinco plantas en muy buen estado. Es muy conocida también por las pinturas de su interior, sobre todo por el pantocrátor o el Cristo en Majestad, aunque esta obra está actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.

Santa María de Taüll, detrás de Sant Climent. Aunque no entra en la leyenda, su apostura no tiene nada que envidiarles.

El frío tiene una atmósfera pecular en Taüll. Foto: Sofía Moro

La segunda edificación que es considerada Patrimonio de la Humanidad es la iglesia de Santa María de Taüll, también de estilo románico (siglo XII) y muy bien conservada. La torre es aún más alta que la de Sant Climent y está en el centro de la villa. Los edificios románicos son solo uno de los atractivos de este enclave, que está situado en el Parque Nacional de Aigüestortes, por lo que la naturaleza es un factor muy importante y atractivo para sus visitantes. Se puede disfrutar de la montaña, con el esquí en invierno y la escalada en verano; pero también de valles y senderos aptos para excursiones en familia.

La torre de Santa Eulalia. Según la leyenda, la joven Eulalia fue motivo de disputa entre Sant Climent y Sant Joan.

La torre de Santa Eulalia es uno de los grandes ejemplos del románico en la zona. Foto: Sofía Moro

17. Vielha (Lleida)

Vielha es la capital del Valle de Arán (Lleida) y cuenta con 5.674 habitantes. La población se caracteriza por sus casas hechas de piedra, madera y tejados de pizarra. Está dividida por el río Nere, que embellece aún más la localidad. Si paseas por su centro histórico debes visitar la iglesia de Sant Miquèu, una construcción de estilo gótico y que en su interior guarda la talla inacabada del Cristo de Mijarán. Entra también en el Musèu dera Val d'Aran, situado en una casa señorial de estilo gótico. Allí podrás dar un paseo por la historia y conocerás el estilo de vida del valle. Otra visita interesante es la antigua Fábrica de Lana, un ejemplo de las industrias textiles que surgieron en los Pirineos a mitades del siglo XIX.

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Pero, sin duda, los alrededores de Vielha son su máximo atractivo. Destaca la cercanía de esta localidad a una de las pistas de esquí más importantes de España y con más kilómetros esquiables: Baqueira Beret. Si vas en verano, puedes realizar muchas excursiones, actividades y deportes de aventuras. Una de las excursiones más bonitas -y con más vértigo- es a la cascada Saut Deth Pish, a la que se llega tras una estrecha carretera, con curvas y un acentuado precipicio. Otros lugares atractivos y desde los que disfrutarás de unas preciosas vistas de Vielha son sus miradores. Los dos más destacados son los del Lago de Vielha y el de la Roca de Serra, a los que se accede por caminos de piedras en coches adaptados al terreno o andando, pero esta segunda opción te puede llevar unas tres horas aproximadamente. Si no dispones ni de tiempo ni de vehículo apropiado, también puedes acercarte hasta Cassau -a cinco minutos en coche de Vielha- y desde ahí gozarás de las vistas a la capital del Valle de Arán.

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